Cuidado con aprender en casa
La educación siempre será un tema a cuestionar al periodo de cualquier gobierno, en especial la educación pública gratuita, puesto que es la manera de dotar a los jóvenes de herramientas para trascender y trabajar en la mejora de las habilidades básicas que utilizarán durante toda su vida.
Es una realidad que, si la implementación de este servicio se lleva a cabo de manera correcta, la evolución de la sociedad se daría en torno a la generación de un criterio personalísimo en cada persona, desembocando en una diversidad que beneficiaría a todos los factores para elevar el desarrollo de un país.
Ante esto, existe un opuesto radical cuya práctica es comúnmente utilizada por sistemas que tratan de establecer regímenes dictatoriales donde lo que se pretende es que, a través de medios formales se transmitan, y por ende, se eduque a los ciudadanos con base en las ideologías del líder; y con ello generar creencias y pensamientos que se reflejen en acciones de concordar y obedecer a la doctrina impuesta.
A dicha práctica se le conoce como adoctrinamiento.
A lo largo de los años, la historia ha atestiguado como el adoctrinamiento fue utilizado por los mayores exponentes del régimen de la dictadura totalitaria; el caso de Hitler con la creación de las Juventudes Hitlerianas; o la Organización de Pioneros de Lenin.
Rusia, China y Corea del Norte, son algunos que, a la fecha, siguen llevando a cabo esta práctica, y los ha llevado a ser considerados los ejemplos más feroces de que la transmisión de conocimiento sea acorde a quien manda y no a quien la recibirá.
En nuestro país, debido a la actual pandemia del COVID-19, la Secretaría de Educación Pública, ha optado por implementar un sistema de educación en línea de tal manera que las y los alumnos de primaria y secundaria no interrumpan su aprendizaje; incluso, para tener mayor alcance, las clases son emitidas a través de internet, radio y televisión.
Sin embargo, existe algo que relaciona todo lo que le comento y se dió específicamente el pasado 28 de abril, cuando el contenido del plan de aprendizaje para ese día en la materia de Historia para quienes cursan el tercer año de secundaria, se desarrolló sobre el modelo económico neoliberal.
En política nacional, se conoce como chivo expiatorio al concepto de culpar a grupos específicos de personas por los problemas que enfrenta un país. Un claro ejemplo de ellos es que desde épocas de campaña el actual presidente Andres Manuel Lopez Obrador ha expresado con firmeza, redirigiendo el descontento popular en contra de dicho modelo económico.
Como cultura general, si es importante aprender – sobre todo entender – respecto del neoliberalismo, bajo la óptica del contexto global que se vivía cuando se optó por su implementación; así como los datos reales de las ventajas y desventajas que este generó.
Lo que es verdaderamente escalofriante es que la manera en que se esté llevando a cabo este aprendizaje, sea con base en lo que parece ser el ideal de una persona. Y es que, la manera en la que se plantea en las herramientas de aprendizaje es bajo la descripción de una de las causas de la problemática económica actual de México.
Así, sin objetividad y coincidentemente parcial a lo que piensa el Presidente, exponen de manera radical las consecuencias negativas que ha visto nuestro país, incluso aquellos que se dieron por factores ajenos al modelo económico, pero en la enseñanza se señala como único culpable al neoliberalismo.
Lo que a mi entender se vislumbra de todo esto, es que lo que se pretende hacer es que aquello que separa a la educación pública, de un adoctrinamiento, sea una línea sumamente delgada, cuando en realidad no debe de ser, mucho menos en un régimen democrático como el mexicano, donde la diferencia es enorme y las consecuencias pudieran ser fatales.
Como se dijo al inicio, la educación siempre será un tema a cuestionar durante el periodo de cualquier gobierno, pero cuando esta se implementa con tintes de tiranía, encaminados a una sola forma de pensar, ya no es materia de cuestión, sino de preocupación; y no es que lo diga yo, la historia es la que habla y por más que se justifique en aras de conseguir una transformación, lo único que se logrará es la repetición de escenarios calamitosos donde lo que se pondría en juego sería la voluntad del pueblo.
Reciban un saludo, muchas gracias.
Nos leemos la siguiente semana.
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