En tiempos de Cárdenas, el General, en plena expropiación petrolera el país se encontraba en crisis. No había los suficientes recursos, no sé si económicos solamente. Las compañías petroleras habían abandonado el país y en su enojo y ante la mirada atónita de quien ejerce la autoridad, pero no el poder, porque a veces el poder es una situación de fuerza y no de resultados, se llevaron todos los procesos, procedimientos y compuestos necesarios. Exigían sus indemnizaciones y el gasto era superior a cualquier erario.
El país optó por lo más barato, el dinero. Porque las ideas, las negociaciones y las acciones no son nada cuando lo que se puede hacer es comprar y pagar. Lejos de pensar en nuestra propia tecnología debíamos adquirir alguna otra. Como algunas consecuencias son riqueza, pensamos que si hay riqueza habrá todas las consecuencias y necesitábamos para solucionar ese problema, más dinero, como en todos nuestros problemas. Pareciera que el águila mexicana solo vuela entre las monedas. El Presidente Cárdenas causó un episodio fiscal interesantísimo, hubo contribuciones en el país. Ya no eran impuestos ni derechos, era el espíritu de contribuir con recursos propios y en la medida voluntaria al engrandecimiento de México. Al final de cuentas la expropiación petrolera era una de las pocas victorias evidentes a naciones extranjeras, aunque en realidad solo fue un ejercicio de la ley, bajo el cumplimiento del derecho.
Se requería mucho dinero para hacer frente a las “indemnizaciones”, tanto que, aunque empezamos en el 38 concluimos hasta el 62, para hacer lo que ya se hacía y recomprar el pasado y construir el futuro, sin que en el proceso se “fregara” el presente. Las imágenes son patrióticas, gente en fila llevando sus anillos, monedas, chivitas, gallinas y cualquier forma de riqueza que sirviera al General Cárdenas en sus decisiones, o más bien en las consecuencias de sus decisiones. Porque la decisión ya había estado tomada, en el ungimiento del poder Cárdenas recibió algo más que un nombramiento, recibió una investidura, con un óleo su naturaleza fue cubierta, entonces sus decisiones deben ser diferentes a las del resto.
En la fila, cientos de mexicanos alcanzaban a platicar y con orgullo mostraban su contribución para defender lo propio, no entendían mucho, pero el patriotismo no se entiende, si entendieran no se expondrían a recibir balas ni se mantuvieran de pie ante los batallones. El general, disciplinado y valiente debía saberlo y saberlo bien. Ultimadamente el propio general no solo había construido el ejido, que aún existe, sino permitido la unificación sindical, que aún existe y logrado la salida de las petroleras por el movimiento laboral que desde su interior se causa, que también aún existe.
81 años después, el General Lázaro Cárdenas del Río, observa desde una imagen oficial, junto a otros investidos, junto a Madero y con Juárez levantando una bandera, también en esa imagen está Morelos y don Miguel Hidalgo, pero ninguno ve cual es la bandera que ondea Juárez, eso no importa tanto como ver adelante. Desde esa imagen, que se ha llamado logo del gobierno, el General Cárdenas observa la presentación del boleto de la rifa de un avión presidencial para contribuir a la compra y pago de medicinas y hospitales.
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes.
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