Riesgos de la economía de Coahuila en 2020
Los datos de empleo no son alentadores. El Instituto Mexicano del Seguro Social anuncia que Coahuila perdió más de 3 mil empleos durante 2019, un año bastante raquítico para la economía mexicana, principalmente en lo que respecta al crecimiento y la generación de nuevas plazas de trabajo. Lamentablemente, a diferencia de otros años en los que Coahuila se destacó como un inagotable yacimiento de empleo, en esta ocasión la entidad ocupó el primer lugar nacional en sentido negativo, ya que la pérdida de ocupaciones formales fue la más alta de todo el país.
Se corta así una racha favorable de crecimiento en el empleo de los últimos años y, al mismo tiempo, se confirma la desaceleración de la economía de Coahuila iniciada en 2018 en donde cayó la tasa de crecimiento y aumentó la desocupación.
Lo anterior no quiere decir que Coahuila haya ingresado al cuadrante de una crisis: en la entidad que registra el porcentaje de empleo formal más alto del país con más de 780 mil trabajadores asegurados en el IMSS, una caída de 3 mil ocupaciones es marginal, apenas un recordatorio del camino por recorrer que tiene el gobernador Miguel Riquelme para retornar a la senda del crecimiento y volver a ocupar los primeros lugares en generación de empleo.
Lo positivo es que los datos de crecimiento económico indican que la economía de Coahuila comienza a recuperarse, ya que, a pesar del desplome del PIB a nivel nacional, en los primeros trimestres de 2019 la entidad creció en 0.7% y 0.4%, respectivamente, rompiendo con ello la tendencia a la baja de los cuatro trimestres de 2018, incluyendo un crecimiento negativo del -0.3% en el último trimestre.
En este contexto, el Gobierno de Coahuila deberá proponerse como prioridades para 2020 la reactivación de la economía y detener la caída de los empleos. Para ello, convendrá tener en cuenta tres anomalías contextuales que no existían o no eran relevantes a principios de 2019: problemas en la economía nacional, conatos de inseguridad focalizada en el norte del estado y elecciones locales en puerta. Veamos.
Como tuve la oportunidad de señalar en otra colaboración, en la presentación del Segundo Informe, el gobernador Miguel Riquelme externó su preocupación respecto al contexto internacional adverso, para lo cual trazó algunas acciones dirigidas a “blindar la economía”, sin embargo, conforme fue avanzando la negociación del T-MEC y se aclaró la relación comercial de los Estados Unidos con China, en tanto que en México durante los primeros trimestres de 2019 se presentaban cifras negativas en el crecimiento, las riesgos se trasladaron del mercado externo para estacionarse en el país, dejaron de identificarse como amenazas para convertirse en debilidades de la economía mexicana.
La economía de México ingresó de lleno al cuadrante de la desaceleración, de continuar en el mismo rumbo, los principios de una crisis nos esperan, y aunque la economía de Coahuila, principalmente la industria automotriz, tiene fuertes vínculos con los Estados Unidos y se reactivará con la inminente aprobación del T-MEC , lo cierto es que otras industrias, como la alimentaria, acerera, minera y el turismo, dependen en gran medida del crecimiento del PIB nacional, por lo que la política económica del estado deberá tener en cuenta la posibilidad de una mayor contracción del mercado interno, y eventualmente una merma adicional en el empleo local.
Por otro lado, el mandatario estatal, al advertir la desaceleración de la economía nacional e internacional, habló de fortalecer la estrategia de promoción de Coahuila para la atracción de mayores inversiones e incrementar el turismo. Sin embargo, la inseguridad y sobre todo los hechos violentos, incluyendo las balaceras, masacres, levantones, robos y secuestros, no hacen otra cosa más que ahuyentar a los inversionistas y alejar a los turistas. Ambos, paseantes y empresarios, podrían cambian sus decisiones de descanso y de negocios por el simple hecho de leer la nota de lo sucedido recientemente en Villa Unión y en otras partes del norte del estado. Además del blindaje económico, el gobernador Miguel Riquelme tendrá que pensar seriamente en cómo restaurar la malla de seguridad que protegió a Coahuila en los últimos años.
Por último, la estrategia económica local podría verse perturbada por las próximas elecciones para renovar el Congreso del Estado. Porque, en efecto, la política es, sin duda, la peor consejera en temas de economía. No hace falta que recordemos las dimensiones de los problemas económicos y financieros que han traído las malas decisiones tomadas al calor de los procesos electorales. De ahí que el gobernador Miguel Riquelme deberá resistir la tentación de desequilibrar las finanzas o emprender obras vistosas, pero no estratégicas para el desarrollo, y un largo etcétera de decisiones políticas que invariablemente meten ruido a la economía.
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