A LA BÁSCULA

La última y nos vamos 

Aunque todavía le faltan varias hojas por arrancarle al calendario, esta será la última columna que les compartiré en este año de 2019, que se ha ido como agua entre las manos. Haremos un pequeño paréntesis, y si Dios lo permite, estaremos de regreso en el 2020.

Casi siempre en esta época suelo recordar la frase que algún día me dijo un amigo cuando el cierre de ‘equis’ año le comentaba que había sido un año muy difícil. Su respuesta fue muy sencilla: dime de los últimos, cual ha sido un año fácil. Su razonamiento, me parece, fue muy acertado. Aunque al inicio del siguiente, tratamos siempre de arrancarlo y proyectarlo con optimismo, siempre con la esperanza de que vengan tiempos mejores, en lo personal, en lo familiar, en lo profesional, en lo colectivo en nuestra región, en nuestro estado y –por supuesto- a nivel nacional.

Después de décadas de un dominio hegemónico del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la presidencia de la República, en el año 2000 luego de un hartazgo de la mayoría de los mexicanos, surgió la figura de Vicente Fox Quesada, un extraordinario candidato que logró venderse como la opción de un cambio, que prometía sacar al PRI de ‘Los Pinoles’, y aplastar con sus habituales botas vaqueras a las tepocatas y víboras prietas.

El respetable se ilusionó y le festinó a lo largo de su campaña, cualquier gracejada que se le ocurriera, y le aplaudía hasta sus exabruptos verbales. En Torreón por ejemplo en un evento en el Auditorio Municipal, mostró una gran mano de hule espuma, en la que se mostraba la ‘V’ de la victoria, luego dobló el índice para que quedara firme sólo el dedo medio, mientras decía que eso les iba a tocar a los priistas. El público le aplaudió a rabiar.

Desgraciadamente el ex gobernador guanajuatense se convirtió muy pronto en el gran fiasco, como presidente quiso seguir haciéndose el chistin sin resolver ni enfrentar los problemas torales del país. Perdió además la gran oportunidad histórica de haberse convertido en el primer presidente de Oposición del país, personificando la esperanza de millones de mexicanos, de un auténtico cambio.

Fox jamás se comprometió con México, para evitar confrontarse con nadie, decidió no desmantelar al viejo sistema que tanto daño le causó a nuestro país, prefirió ‘nadar de a perrito’, dejándose llevar por la corriente, por lo que terminó su mandado como un presidente gris y mediocre.

En la siguiente elección otro panista, Felipe Calderón Hinojosa alcanzó nuevamente la presidencia en una de las elecciones más cerradas de la historia de nuestro país, al ganar por apenas medio punto porcentual al entonces perredista Andrés Manuel López Obrador ‘El rayito de esperanza’, como muchos le conocían entonces.

El sexenio calderonista, disparador de la ola de violencia que inició a finales de 2006 y que a la fecha no ha parado, decepcionó tanto a los mexicanos que optaron por el ‘más vale malo por conocido, que bueno por conocer’, y le volvieron a otorgar la confianza y el voto al PRI, encabezado en el 2012 por Enrique Peña Nieto, cuya administración ha sido la máxima expresión de la corrupción y la impunidad en la historia reciente del país.

Los tres sexenios en mención, sirvieron para que en la gente se reavivara la decepción y el hartazgo ahora no solo del PRI, sino también del PAN, y de cara a la elección de 2018, la figura de Andrés Manuel López Obrador encarnó y creció como una opción del tan anhelado cambio verdadero con el que sueñan muchísimos mexicanos desde hace muchos años.

El tabasqueño alcanzó la más alta cifra de votos que haya obtenido candidato alguno a la presidencia de la República, y con niveles de aceptación inéditos.

En este mes de diciembre cumplió ya su primer año de mandato, y aunque sus defensores arguyen que en un año no se puede cambiar una inercia de tantos años, en este primer tramo de la administración lopezobradoristas quedan muchísimos signos de interrogación ya no de que cambie radicalmente el país, porque esto no es un acto de magia ni en las urnas se votó por un mago cuya varita al abrigo de un ‘abracadabra’ va a transformar todo en un instante; pero van quedando en el camino sembradas muchas dudas en temas tan importantes como la seguridad, la economía, el crecimiento económico, la generación de empleos.

Pero, como desde hace un buen número de años cerramos un año e iniciaremos el siguiente en medio de la incertidumbre, pero siempre con la esperanza de que el que está por venir sea un año positivo para todos.

Así que en calidad de mientras, quisiera desearles a lectores y amigos, que tengan una maravillosa navidad, y que 2020 llegue cargado de bienaventuranzas y –también como lo repito cada año-, tengo mi lista de amigos y personas queridas, y si Dios nos permite regresar en enero, no quiero que me falte nadie en mi lista.

Cuídense mucho. Feliz Navidad y un verdaderamente próspero 2020.

 

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

Autor

El Heraldo de Saltillo
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