TERESA GURZA
Difícil encontrar un día que no se conmemore algo.
Mientras atestiguamos pleitos en la 4T por huesos y poder, falta de vacunas contra el sarampión y de medicinas para niños cancerosos, el cinismo de malandrines políticos que buscan agandallarse el registro del Partido Comunista para seguir en el presupuesto, y la amenaza de un diputado petista de «regular» a los medios de comunicación “para evitar que apoyen electoralmente a la derecha”, pasaron los días internacionales del gato y del zurdo.
Esta semana es el de los abuelos y recién me entero, que el primero de agosto se celebró El Día Mundial de la Alegría, instituido en Chile el año 2010 a iniciativa del colombiano Alfonso Becerra y que ya se festeja en muchas partes.
Quienes sufren enfermedades, pobrezas, desempleo, dificultades familiares y guerras, no pueden sentirse felices; pero pueden sentir alegría, porque ambos conceptos no son sinónimos.
Seguramente a usted le han llamado la atención tanto como a mí, fotografías que muestran personas sonrientes en medio de las tragedias; sobre todo niños.
Pero pudieron estar alegres, porque la alegría se define como “como una emoción pasajera que se manifiesta por medio de risas o sonrisas…” en tanto que la felicidad, es algo más permanente.
Dicen los investigadores, que el poder transformador de la alegría ayuda a conservarse más sano, superar mejor las dificultades y contagiar optimismo a otras personas.
Que no a todos nos hacen felices las mismas cosas, pero hay situaciones que provocan alegría a todo el mundo; como las caricias, sonrisas, abrazos, risas de niños, leer, la música, una buena película, comer o beber rico, la satisfacción de ganar retos, hacer lo que nos gusta, jugar y hacer ejercicio y tener contacto con animales y naturaleza.
El tema de la alegría puede ser aparentemente frívolo y me da la impresión de que antes, como que se cultivaba más la tristeza; tal vez porque iba más con el catolicismo, por aquello de que “vivimos en un valle de lágrimas”; pero se ha vuelto asunto tan importante y serio, que cada día se estudia más.
Wikipedia y las redes sociales están llenas de frases al respecto:
Es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro. Benjamín Franklin.
Hazles comprender, que no tienen en el mundo otro deber que la alegría. Paul Claudel.
La alegría es el ingrediente principal de la salud. A. Murphy.
No existe nada tan irresistiblemente contagioso como la risa y el buen humor. Charles Dickens.
Y en uno de los últimos boletines de vinculación con sus egresados, la UNAM da espacio al académico de la Facultad de Psicología Hugo Sánchez, quien indica que la felicidad se relaciona con las expectativas de vida que tenemos y es determinada por la satisfacción de las necesidades primarias y la esperanza en el futuro.
Por lo que es imposible, digo yo, que en medio de tantas carencias el pueblo mexicano sea tan feliz, como pregona López Obrador.
Sánchez agrega que la alegría tiene mucho que ver con la empatía y la conforman pequeños episodios de bienestar, provocados por la activación de sistemas vinculados con el placer y la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que ayudan a las emociones.
Recomienda provocar momentos de esparcimiento, en los que la atención no se centre en los problemas; porque eso ayuda, a que aparezcan “chispazos” alegres, que a largo plazo contribuyen a formar la felicidad.
Y finalmente insiste, en que puede haber momentos de alegría en medio de situaciones no felices; como cuando un familiar en etapa terminal fallece, después de mucho sufrimiento.
Por lo que toca al Día Internacional de la Amistad, que se festejó dos días antes del de la alegría, la UNAM publicó declaraciones del científico Juan Pablo García Acosta, de la FES Iztacala, quien sostiene que la amistad que se forja en redes sociales, no es verdadera.
Explica que las redes banalizan y hacen efímero, el concepto de amistad; que, para serlo, debe pasar por pruebas que la sustenten y pide no confundir amigos, con conocidos de redes.
Precisa que la ONU celebra este día, para recordar que el mundo debe enfrentar crisis de pobreza, violencia y violaciones de los derechos humanos que amenazan la paz, seguridad, desarrollo y armonía social.
Y que solo puede hacerlo, atajando sus causas y fomentando y defendiendo la amistad; “que (en personas y países) se construye a través del tiempo, con amor, lealtad y solidaridad, probadas evento tras evento…”
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