En la compañía petrolera estatal de México, las cinturas pequeñas significan bonificaciones más grandes.
Bajo el nuevo contrato de negociación colectiva de Petróleos Mexicanos con su sindicato, los trabajadores que cumplan con ciertos estándares de peso recibirán un «incentivo para la salud» de 5 mil 545.40 pesos al año. Para calificar, deben tener un índice de masa corporal, o IMC, de no más de 25, o una circunferencia máxima de cintura de 90 centímetros para hombres y 80 centímetros para mujeres. El llamado bono de salud es un aumento de 4.6 por ciento desde el último contrato sindical, publicó en si sitio web El Financiero.
La política va en contra de las recomendaciones de los expertos en salud, quienes advierten que el IMC y otros marcadores biométricos están influenciados por factores genéticos y ambientales y no son fáciles de controlar. «Los empleadores que exigen un tratamiento diferencial de las personas basado en el IMC ayudan a institucionalizar la estigmatización ya generalizada de las personas obesas», según un informe de Obesity Society en Maryland.
Pemex y su sindicato no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.
«Esta es una política desinformada», asegura el Dr. Scott Kahan, director del Centro Nacional para el Peso y el Bienestar en Washington. «Es inconsistente con la ciencia de lo que sabemos acerca de la regulación del peso corporal y hace caso omiso del progreso que se está haciendo en las percepciones sociales sobre la obesidad». Además de todo eso, tenemos datos científicos muy sólidos ahora de que avergonzar por el peso causa más aumento de peso».
Los trabajadores de Pemex que tienen sobrepeso u obesidad y disminuyan su peso en 10 por ciento anual también recibirán la bonificación, según el contrato visto por Bloomberg. También hay métricas para los niveles de glucosa en sangre, presión arterial y colesterol.
Un método más productivo para fomentar el bienestar entre los empleados es incentivar comportamientos saludables, afirma Kahan. Estos pueden incluir reembolsos de seguro a los trabajadores para ir al gimnasio o alentar la participación en conferencias sobre alimentación y vida saludable. Además, las empresas pueden reducir los dulces y proporcionar refrigerios más saludables en la oficina, o dar a los empleados más tiempo durante el almuerzo para comprar alimentos saludables o hacer ejercicio.
«Hay muchas compañías grandes y pequeñas que están avanzando en esto de maneras mucho mejores y mucho más productivas», afirma Kahan. (EL FINANCIERO)
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