A LA BÁSCULA

 Algo no está bien 

En México durante muchos años, el gobierno federal operaba –de manera muy deficiente, por cierto-, un puñado de empresas que más que resultar entes productivos, eran lastres que se tenían que venir arrastrando administración tras administración.

Así, como empresas del Estado Mexicano, funcionaban Ferrocarriles Nacionales de México, Teléfonos de México, la industria siderúrgica -lo que hoy conocemos como Altos Hornos de México, y la planta de Las Truchas en Michoacán-, plantas de Fertilizantes, Pipsa la empresa que manejaba el monopolio del papel periódico en México y que servía para mantener el control sobre los medios impresos.

Vamos hasta la empresa de cines y distribuidora de películas llamada Compañía Operadora de Teatros (Cotsa); tenía periódicos y sus canales de televisión que operaba bajo el sello del Instituto Mexicano de la Radio y la Televisión (Imevisión), y en determinados periodos hasta propietario era de los bancos cuando los gobiernos en turno decidieron nacionalizar la banca. Tenían, dirían en mi pueblo, de todo, de dulce, de chile y de manteca.

Operados por supuesto desde la burocracia gubernamental, nada bueno se podía esperar de sus resultados. Todas las empresas del estado eran deficitarias, operaban con números rojos no porque no fueran productivas, sino porque eran tomadas como botín por quienes las dirigía, y durante muchos años fueron saqueadas, hasta que sus números rojos las hicieron definitivamente insostenibles.

Vino entonces la oleada de privatizaciones y venta de esas empresas –bueno, es un decir, porque la mayoría de ellas fueron malbaratadas, como una forma de apoyar a los socios y amigos de los gobernantes en turno-. Así, Carlos Slim se hizo de Telmex, la familia Salinas –de aquellas famosas tiendas Salinas y Rocha-, se hicieron de los edificios ya casi todos en el abandono de los cine-teatros que operaba Cotsa, la mayoría de los cuales fueron transformados en tiendas Elektra. Y, Ricardo Salinas Pliego se quedó con Imevisión y lo transformó en TV Azteca. AHMSA pasó a manos de Alonso Ancira. Ferromex se quedó con Ferrocarriles Nacionales y toda su infraestructura. Los bancos volvieron a manos de particulares, y así sucesivamente.

La época en la que el gobierno mal operaba empresas, se supone que ya había quedado atrás.

Y de pronto parece que podemos caer en un ‘saltapatras’ o pareciera que entramos en un Déjà vu, porque ahora resulta que el estado, a través de secretarías y dependencias, igual va a construir aeropuertos, que refinerías, que el tren maya, que se encargará del combate al sargazo en el caribe mexicano, e incluso en un momento dado el Presidente lanzó la advertencia que si los gasolineros no respetaban el precio del combustible, el gobierno establecería una cadena de estaciones de servicio para expender a los automovilistas, las gasolinas y el diésel.

El Ejército, tan defenestrado por el actual Presidente, hoy no solamente realiza labores policiacas en el combate al narco y al huachicoleo, sino que ahora va a construir aeropuertos y los va a administrar; Pemex, la empresa más endeudada del mundo y en la que pareciera que tienen depositada toda la apuesta de esta administración, y el Instituto Mexicano del Petróleo, ‘tienen experiencia’ para construir en un corto periodo y a muy bajos precios, refinerías; y la Marina ahora es experta en el combate al sargazo.

Y aún si eso fuera factible tal cual se plantea, sigue quedando sobre la mesa una duda que ya antes expuse en este mismo espacio ¿y los empresarios mexicanos, los inversionistas nacionales? ¿No son ni han sido tomados en cuenta para ninguna de las grandes obras que se han anunciado?

Otra vez vuelvo a preguntar ¿cómo se piensa o espera reactivar el mercado nacional si no hay inversión pública y como consecuencia de ello tampoco privada? ¿Cómo es que se piensa generar más empleos y mejor pagados si no hay una derrama económica? ¿Cómo si no se les da participación a los empresarios nacionales es que se piensa que se va a generar circulante que genere mejores condiciones de vida para los mexicanos?

Y, en los recortes de personal y presupuestales que se han realizado, hoy cuando literalmente la mitad del país se está incendiando, nos damos cuenta que a la Conafor le redujeron en cerca de mil 200 millones de pesos el presupuesto para este año; y, el personal con mayor experiencia que trabajaba en Pemex y fue despedido, ahora lo están teniendo que volver a recontratar porque los que se quedaron desconocen la operatividad y las entrañas de la empresa.

No sé, puede que sea demasiado mal pensado, pero no logro encontrarle la cuadratura al círculo. Tengo la percepción de que algo no está bien.

 

laotraplana@gmail.com

@JulianParraIba

Autor

El Heraldo de Saltillo
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