Desde 1918 se celebra en México el 15 de mayo el día del maestro, aunque el día internacional es el 5 de octubre, y en Sudamérica es el 11 de septiembre, recordando al educador argentino Domingo Faustino Sarmiento, nuestro país viste sus mejores galas para reconocer el esfuerzo de quienes facilitan el proceso educativo.
La educación exige pasión y también compromiso, lo importante no es el alumno, ni el maestro, por si solos no pueden cumplir lo educativo, se requiere la presencia de todos los actores para generar ese proceso de enseñanza, educar.
Debemos pensar en las decisiones que todos tomamos para nuestros hijos. Tomar una buena decisión es juntar criterio, visión, experiencia y pasión. No podemos dejar nada atrás, no es suficiente lo que vivimos para saber qué debemos hacer, y no es posible dar lo que no tuvimos para dar lo que debemos dar.
Un país elige cuidar a sus niños durante toda su vida, y para ello debe tomar buenas decisiones y educarlos. Aprender hoy, con los elementos del pasado, las competencias que requiere el futuro.
Queremos que nuestros niños sean hombres y mujeres de bien, que aprendan a brillar en un mundo que está oscureciendo, queremos que corran cuando los tiempos así lo piden, pero también que se detengan cuando vean a alguien caer, porque cuando bajan las fuerzas bajan las prisas. Queremos que puedan volar, pero sin perder el piso que a muchos marea. Queremos que hoy no hablen con extraños, para que después puedan conversar y hacer conocido a cualquier extraño. Queremos que coman bien, para que después puedan medirse con la disciplina que los hará triunfar. Que duerman bien para que despierten a los retos, que jueguen para que nunca olviden que la vida sin normas pierde formas Que construyan puentes, para ir, pero también para volver y no muros que nada dejan.
El mundo al que estamos entrenando a nuestros hijos para que lo vivan es extraño, es un mundo con bebidas con saborizante artificial de limón y jabones con auténtico jugo de limón, tomamos en un solo día la decisión de tatuarnos para toda la vida, pero las estadísticas están reflejando como no podemos mantener un matrimonio más allá de los 5 primeros años.
A pesar de las maravillas que hemos construido, hoy podemos visitar los cinco continentes viajando con rapidez en un par de días, comunicarnos inmediatamente a cualquier lugar del mundo, hoy hemos conquistado la luna, marte y el espacio, hemos vaciado los abismos y alcanzado los cielos, pero aun no logramos la paz. Aunque hoy conocemos más el mundo, nos hemos encerrado más. Aunque viajamos con mayor facilidad pareciera más difícil entrar a cualquier país. Pareciera que la voz hoy es más audible pero también más hueca. Hoy más gente nos puede oír, pero menos gente quiere decir algo de valor. Acaparamos más, pero tenemos menos.
Gracias a cada maestro y maestra que tiene claro que sembrar en los pequeños corazones algo más que lo sabe florecerá. Quién decide construir mediante la educación otras vidas, es porque confía en el futuro. Porque tienen la pasión suficiente para enfrentar el arduo proceso de educar, porque el conocimiento es un fuego frio que alumbra, pero no calienta.
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes
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