Es clientelismo político
La actual administración federal está aplicando una doble pinza política sobre el país. Por una parte está debilitando al Estado mexicano, y por otra está construyendo una estructura clientelar a nivel nacional. Es una historia que ya hemos vivido, cuyo desenlace ya conocemos y que el actual gobierno de la Republica se empeña en reavivar.
En nuestra entrega pasada (“La inanición del Estado mexicano”, 23/04/19) hablamos sobre el problema que representa para el país el tener un Estado muy delgado, observable en una baja recaudación fiscal, bajo gasto público y un déficit de servidores públicos. Asimismo, comentamos sobre el error que está cometiendo la actual administración al adelgazarlo aún más, advertido en el despido de servidores públicos que resultan esenciales para el manejo del país. Sin embargo, el debilitamiento del Estado representa la mitad de la película del desacierto gubernamental, ya que la otra mitad consiste en la implementación de una política social que resulta altamente clientelar y bajo la cual se justifica precisamente el adelgazamiento estatal.
El clientelismo político es una forma de corrupción consistente en la “práctica política de obtención y mantenimiento del poder asegurándose fidelidades a cambio de favores y servicios” (Real Academia Española). Este fenómeno nace básicamente de la combinación de tres factores: falta de Estado, democracia y pobreza. Falta de Estado porque no existen políticas públicas llevadas a cabo por burócratas profesionales, democracia porque existe una gran masa de ciudadanos que tienen el poder de elegir a sus representantes a través del voto, pobreza porque la clase política buscan ganarse ese voto a través del repartimiento de dádivas. Y tanto el Estado, como la democracia y la pobreza caen víctimas de ese clientelismo político.
El problema de la falta de Estado que comentamos se agrava aún más con el desdén que existe respecto del Servicio Profesional de Carrera (SPC) y la utilización de la estructura electoral partidista de MORENA -y no la estructura del Estado- para llevar a cabo los censos que servirán de base para repartir los apoyos sociales. Vale la pena insistir: se están utilizando a militantes de un partido político, y no a servidores públicos, para decidir qué mexicanos recibirán recursos públicos del Estado.
La democracia mexicana se habrá de vulnerar porque mucho indica que el ejecutivo federal tiene como fin la construcción de clientelas electorales para ganar elecciones a través del reparto directo de recursos públicos. En este afán se explica en mayor grado la eliminación de diversos programas sociales para ser sustituidos por la entrega directa de dinero (el Programa de Estancias Infantiles, por ejemplo), la creación de súper-delegados que manejarán los programas sociales y que de paso los ayudará a posicionarse como candidatos a gobernador (Jaime Bonilla Valdez en Baja California, por ejemplo), y la conducción principal de éstos por parte de Gabriel García Hernández, exsecretario de organización de MORENA y ahora Coordinador General de Programas Integrales de Desarrollo, dependiente de la Presidencia.
La pobreza no será eficientemente combatida porque existe una enorme opacidad y falta de estudios técnicos. Los números hablan por sí mismos: de los 20 nuevos programas presupuestarios, 19 no tendrán reglas de operación; y mientras que en 2018 el gasto en subsidios fue de 554 mil millones de pesos, de los cuales 48% no tuvo reglas de operación, en 2019 el gasto será de 630 mil millones de pesos, de los cuales 58% no los tendrá (Jaime, 2019).
El PRI fallo en el S. XX en gran medida por no haber construido Estado, la democracia siempre es endeble en un mar de pobreza, y la pobreza no se puede combatir a través de programas clientelares. Lo anterior ayudará a ganar elecciones, pero no a fortalecer al país.
www.plaza-civica.com @FernandoNGE
Bibliografía: Jaime, Edna. “365,000 millones, sin reglas de operación.” Mexico Evalua. Marzo 01, 2019. https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/edna-jaime/365-000-millones-sin-reglas-de-operacion (acceso Abril 28, 2019).
Autor
- Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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