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Las mañaneras

Más de 100 veces han sido las ocasiones en que a partir de las 7 de la mañana, dentro de Palacio Nacional, luego de una reunión con su gabinete de seguridad, el Presidente de la República realiza una conferencia de prensa, mejor conocidas como la mañanera.

Estas han sido un espacio que, al corto o largo tiempo, que pudiese llevar al frente del país, lo ha utilizado para anunciar distintos programas sociales de su gobierno, girar instrucciones a sus colaboradores y a menudo enviar mensajes políticos, siempre acompañado de distintos funcionarios de su gobierno, dependiendo del tema que quiera abordar o para atender alguna problemática en específico.

Dicha práctica, es algo nunca había visto nuestro país, ni alguno del resto del mundo, el nuevo gobierno las justifica como una apertura hacia la ciudadanía, abonando a la transparencia y acceso a la información, siendo también parte de la Cuarta Transformación.

Una medida atrevida, acertada y seria, aunque muchas veces esta última pareciera no ejercerse. La realidad es que las mañaneras, han sido utilizadas para el fin antes explicado, pero también han servido como instrumento para deteriorar la formalidad que antes tenía mensaje del Presidente.

En administraciones anteriores, era de sorprenderse estar frente al televisor, o escuchando la radio, cuando de pronto estos interrumpían su programación para dar paso a un mensaje por parte de la Oficina de la Presidencia. En su mayoría eran mensajes que transmitían una verdadera circunspección por parte del remitente, y contenían un mensaje claro y concreto, ya fuera respecto de ciertas coyunturas, felicitaciones, o un informe de resultados.

En más del centenar mañaneras que hemos escuchado por parte de este nuevo gobierno, hemos presenciado la potencialización de los aspectos ejercidos por anteriores gobiernos, pero también, una serie de claras deficiencias de capacidad por parte del Presidente para hacer frente a la exposición que conlleva la realización de ese tipo de ejercicios, rompiendo con la eficacia que debiera de predominar, con tal de informar a los ciudadanos.

También es un hecho que las conferencias se han vuelto propensas a que durante su transcurso, se conviertan en campo para desenvolver el derecho a la libre expresión por parte no solo de la prensa, sino también del ciudadano, quienes aprovechan el minuto de atención ofrecido por parte del Presidente, para hacerle preguntas de enorme trascendencia, como lo puede llegar a ser el saber a qué equipo le va el Presidente, en relación a un partido de fútbol que está por jugarse, o bien su opinión respecto de la posible reaparición de un cantante que elogiaba al amor eterno, fallecido hace más de dos años.

Importantísimo, señor Presidente.

Haciendo a un lado el sarcasmo – o no -, estas conferencias – que por cierto, cabe señalar que se encuentran disponibles en todas las plataformas digitales – cumplen con el cometido de transparencia, manteniendo informado al ciudadano sobre las decisiones, acciones, y/o informes por parte del Ejecutivo, siendo el vocero directo, el Presidente. Pero, también es cierto que muchas veces pareciera olvidarse que lo que se debe transmitir es ,en sí, el mensaje de todo un gobierno, y no de una sola persona, ya que sucediendo eso, se prestaría a la interpretación de un mero acto narcisista y soberbio, con una extrema fragilidad a que vislumbre la ignorancia en algunas materias; bueno, al menos que los datos del Presidente, sean otros.

Reciban un saludo, muchas gracias.

 

Twitter – @Dan_Fdz

 

Autor

El Heraldo de Saltillo
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