A Manuel Bartlett lo tocan archivos del CISEN: narco, política y crimen
La decisión del presidente López Obrador se ciñe a liberar archivos del CISEN (1989-2018), pero de muchas maneras esos papeles se engarzan con las tres oficinas dedicadas al espionaje de Estado: la Dirección Federal de Seguridad sobre todo en su fase de poder 1965-1985, la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS) 1967-1985 y la Dirección de Investigación y Seguridad Nacional (DISEN) de Gobernación 1985-1989.
De la etapa con actividad política, el CISEN sólo funcionó en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, sobre todo porque estuvo subordinado a la oficina de la presidencia de Joseph-Marie Córdoba Montoya como la antesala del poder salinista y su temática fue espionaje de alcoba; Zedillo desactivó el CISEN, Fox abrió archivos de la DFS sin causar ningún efecto y en el 2001 hubo una venta de garaje de documentos secretos sustraídos por agentes despedidos.
Los archivos del CISEN sí tienen una relación directa con Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación y jefe de los dos servicios de espionaje 1982-1988: la DFS y la DIPS y luego DISEN. El CISEN capitalizó los archivos secretos-secretos de la DFS-DIPS-DISEN y en el periodo 1982-1988 hubo cuando menos tres temas que vincularon esos servicios de inteligencia con temas negativos que involucraron a Bartlett.
1.- El espionaje político. En el sexenio de De la Madrid hubo una ruptura en el sistema priísta entre políticos y tecnócratas, Bartlett provenía del primero y luego derivó en guardia pretoriano del segundo. De 1985 a 1988 el grupo DFS-DIPS-DISEN espió negativamente a Cárdenas y seguidores, entre ellos López Obrador, para favorecer el asalto al PRI por Salinas y los salinistas, entre ellos Bartlett. Las oficinas de espionaje de Gobernación tuvieron papel clave en la selección de candidatos legislativos en 1985, la elección fraudulenta en Chihuahua en 1986 y en el secuestro de la elección presidencial de 1988. El salinismo-panismo-peñismo-lopezobradorismo no se entiende sin el espionaje de la DFS-DIPS-DISEN.
2.- El narcotráfico como estructura de poder no se entiende hoy sin el papel activo protector de la Federal de Seguridad sobre todo en el periodo 1982-1985, años en que Bartlett fue el jefe real de la DFS y del jefe de esa oficina José Antonio Zorrilla Pérez. Derrotados los disidentes por el manotazo represivo de la Brigada Blanca, las oficinas de inteligencia dieron un salto cualitativo a políticos y ya no policías. Zorrilla fue del equipo de Fernando Gutiérrez Barrios, pero se ajustó al mando de Bartlett.
En ese lapso 1982-1985 la DFS protegió a las primeras organizaciones criminales como la de Rafael Caro Quintero, quien portaba credencial de policía de la DFS que Zorrilla proveyó, pero con el aval del secretario de Gobernación. Las credenciales fueron decomisadas y luego extraviadas. El asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar en febrero de 1985 develó el papel de la DFS en la protección de narcos. Y hay otro dato no explorado: en 1985-1986 ser abrió una ventanilla negra gubernamental para captar narcodólares que estabilizaran balanza de pagos y al peso.
3.- Los servicios de espionaje político también operaron para crímenes políticos, entre ellos el del columnista Manuel Buendía en mayo de 1984 cuando se disponía a publicar en Excelsior nombres de funcionarios detrás de los narcotraficantes. La acusación única de ese crimen fue contra Zorrilla Pérez, pero cono indicios de que él no fue el asesino y sí el enviado del secretario de Gobernación para tapar las investigaciones y desvirarlas. En base a documentos de la DFS, la DISEN y el CISEN, el presidente Salinas de Gortari ordenó el arresto de Zorrilla en junio de 1989 y su encarcelamiento, sólo que sin incriminar a los jefes políticos de Gobernación. Bartlett era en 1989 secretario de Educación Pública del gabinete salinista y luego sería, por una operación político electoral de Córdoba Montoya, gobernador de Puebla. El CISEN le sirvió a Salinas de Gortari para perseguir a funcionarios adversos a sus planes de relevo de clase dirigente.
Por lo tanto, la parte anecdótica de los archivos del CISEN consiste en revisar tarjetas y fichas morbosas, pero no para instrumentar investigaciones sobre muchos de los delitos que se realizaron desde las policías políticas, no sólo en funciones de seguimiento de personas sino en acciones represivas criminales. La DFS-DIPS-DISEN-CISEN fue el ejército privado de los presidentes de la república para acciones ilegales que mantuvieran a los grupos políticos coyunturales en el poder.
Una comisión de la verdad podría elaborar carpetas de investigación contra los funcionarios superiores –presidentes y secretarios de Gobernación– que usaron a la DFS-DIPS-DISEN-CISEN para cometer crímenes contra la democracia. Quedarse sólo en los archivos es crear una maniobra de distracción y divertimento sobre una de las herencias más deleznables del viejo PRI.
Política para dummies: La política se compone de la ética del discurso y el horror de los servicios de inteligencia.
@carlosramirezh
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