Una gran cantidad de empresas rota turnos laborales por períodos que son definidos por cada una de acuerdo a sus necesidades, sin embargo, esta dinámica de trabajo, aunque tiene como fin aminorar los efectos adversos en la salud de los trabajadores, no lo logra, al establecer un ritmo de trabajo antinatural.
Y es que el proceso de producción continuo por 24 horas de la industria, puede difícilmente paliarse con descansos prolongados, ya que el cuerpo humano responde a un ciclo circadiano.
Edgar Macías Escobedo, neuropsicólogo clínico, explicó que al momento de cambiar de turno laboral se exige al organismo que omita sus tiempos de vigilia y sueño con los efectos fisiológicos que esto implica.
«Se mueven aspectos fisiológicos los músculos los llevamos a perder su tono completamente, la motilidad intestinal cambia, los jugos gástricos secretan en modo diferente, la saturación de oxígeno también va en un flujo diferente, un flujo un poco más bajo y eso hace que el cerebro haga sus procesos, al final, durante el sueño el cerebro sigue haciendo procesos, no es que se duerma, no es que deje de funcionar, es que se mete a procesos diferentes en las llamadas fases del sueño».
Aunado a esto, quienes cubren un horario de trabajo nocturno al intentar descansar durante el día los procesos biológicos que el cuerpo experimenta de noche no se compensan durante el día debido a las condiciones de luz y sonido ambiental.
Pero a esto se suma que la rotación de turnos es constante, es decir, cada cierto período de tiempo el cuerpo experimenta modificaciones una y otra vez a las que no se logra adaptar el trabajador.
Esto provoca una menor calidad de vida, baja productividad, la edad productiva disminuye, es decir, quienes trabajan bajo este esquema «tienden a retirarse antes porque por mucho tiempo se forzó al organismo a cosas que era contra la naturaleza, como especie estamos puestos para tener actividad durante el día y una vez que termina la luz solar bajar el nivel de actividad», comentó el especialista.
A pesar de ello, este esquema de trabajo se mantiene como necesario en la industria, debido a los procesos intensivos de producción que poseen y por las implicaciones que el no tenerlo tendría en términos económicos. (RAQUEL PEÑA | INFONOR)
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