Nos referimos la semana anterior a la tensión en el Congreso del Estado y cuestionamos quién le estaba cuidando su informe al gobernador.
El lunes con un pragmatismo que aunque le caracteriza sorprendió, Miguel Ángel Riquelme declaró esperar que existieran en el Congreso las condiciones para entregar su informe, cumpliendo con la obligación constitucional.
No era para menos, horas antes había acudido José María Fraustro a entregar al Legislativo el documento del informe y a la ceremonia no acudió nadie de la oposición.
El martes vino la respuesta del coordinador de los panistas, Marcelo Torres Cofiño, confirmando que no había tales condiciones, pero sí la disposición de su bancada al diálogo y construcción de acuerdos.
Acuerdos que finalmente se alcanzaron la tarde del miércoles, por lo que ya hay al menos el compromiso de que el viernes acuda Riquelme al Congreso, dirija un mensaje desde la tribuna, y que más tarde los diputados de todos los partidos acudan al evento en que se dará cuenta de lo hecho en el primer año de gobierno, que está previsto en Ciudad Universitaria de Arteaga, a donde se ha convocado a representantes de todos los sectores.
Hay que reconocerle a Torres Cofiño haber dado el primer paso para romper esa dinámica de callejón en que había caído el Congreso y retornar a los terrenos del parlamentarismo, la política, los consensos y el respeto a los disensos.
Ya hacía falta que alguien le pusiera altura.
PAN y PRI no estaban haciendo una correcta lectura del momento y la circunstancia. En efecto es de trascendencia cómo se conforma la legislatura local y cómo se equilibran las fuerzas políticas, pero tensaron demasiado la cuerda por la renuncia de Edgar Sánchez a UDC, quien al final votará y se aliará con el que le convenga en cada caso, y perdieron de vista lo que se está viviendo a nivel nacional.
Si bien la sociedad ha manifestado su hartazgo con partidos y políticos, también está urgida de liderazgos con visión, que trasmitan certidumbre y procuren estabilidad. Es necesario que los actores políticos relevantes salgan de la inmediatez y piensen en la construcción de una nueva realidad.
Son precisamente actitudes como las disputas enconadas por espacios de poder las que abonan al disgusto social, tendrían entonces los legisladores que aspirar a ocupar esos espacios de liderazgo que hoy están vacíos y proponerse ser un contrapeso efectivo, maduro, inteligente para la avalancha poderosa y disparatada de López Obrador y MORENA.
Veremos si realmente se avanza en la construcción de otra dinámica en el Congreso local.
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¿Y a qué vino realmente Claudia Ruiz Massieu a Saltillo el viernes anterior?.
La versión oficial fue que a poner en marcha desde Coahuila la campaña nacional de reafiliación al PRI. Llama la atención que lo haga en una entidad que no representa un porcentaje importante del padrón de electores. Pero si así fue, cada quién sus prioridades.
Una campaña de reafiliación… pero en el evento o no estuvieron o al menos no se hizo notar la presencia de los dirigentes de sectores, Tereso Medina, de la CTM; Ramón Verduzco González, de la CNC; Marco Cantú Vega, de la CNOP, o Mario Enrique Morales de la CROC.
Otra vez al modelo que olvida las formas, descuida liderazgos formales y activos políticos, y privilegia a la estructura, que puede ser muy útil y eficiente en las elecciones, pero siempre y cuando haya dinero, y que el contrincante no tenga más recursos para comprar más caro el voto.
Lo que más se destacó de esa visita fueron las declaraciones de Ruiz Massieu afirmando que su partido irá hasta la Corte para invalidar las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, donde entre otras cosas se crea la figura de los «superdelegados» que llegarán a las entidades a construir la estructura continuista de MORENA, emulando aquél esquema que ideó con el entonces Programa Nacional de Solidaridad el tío de la señora Claudia, Carlos Salinas De Gortari. Una causa a la que sin embargo no se unirá Coahuila, pues ya lo dijo el Secretario de Gobierno Fraustro Siller, aquí se le apuesta a lo que ha funcionado, la colaboración y el diálogo.
Pero lo que menos se difundió, e incluso trató de ocultarse, puede ser el motivo real de la imprevista visita de Ruiz Massieu a Saltillo, la entrega de reconocimientos a quienes operaron la estructura de la elección de julio y lograron en sus seccionales el «4 de 4», es decir el triunfo en las elecciones de Presidente, Senador, Diputado Federal y alcalde.
El caso es que esos reconocimientos ya los habían entregado desde finales de octubre y durante todo noviembre Alvaro Moreira y Abraham Tobías.
¿Por qué volverlos a entregar?, pues parece que necesitan motivar y comprometer a algunos operadores que le serían útiles a Rubén Moreira en Monterrey.
En el PRI hubo una negativa expresa a informar los nombres de quienes recibieron esos reconocimientos, queda pues la pregunta abierta ¿cuántos de ellos están en la nómina oficial?, y se repite lo cuestionado la semana anterior ¿ya le pidieron permiso al gobernador?
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Falleció este jueves Don Salomón José Rodríguez, un hombre al que se recordará en Saltillo por su visión y dedicación en el comercio, pero también por el prestigio personal que construyó con discreción y seriedad, además del trato caballeroso que le distinguió, y desde luego como padre de familia, que deja una nueva generación que destaca también en el sector empresarial, y en la vida comunitaria por la participación en organismos del sector privado y la sociedad civil. Para su esposa, hijos y nietos, nuestras condolencias.
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