Durante una sesión del Congreso la Diputada Carmen Medel recibió la trágica noticia que su joven hija había sido asesinada, rompió en llanto, la sociedad se indignó por las fotografías tomadas durante la crisis que apresaba a la funcionaria, si bien esto demuestra una fría insensibilidad, también demuestra que hemos perdido el aborrecimiento a la causa, el propio asesinato.
Lamentablemente este episodio no es único y se ha vuelto constante, perder de vista al otro nos hace menos humanos, porque niega la vocación gregaria. Nos gusta entender que somos grupales, pero entre los que nos consideramos iguales, no entre quienes son iguales. Enseñemos lo valioso, que siempre es lo suficiente, enseñemos de la vida.
Hemos perdido la capacidad de asombro y más aún, la capacidad de dolernos ante el sufrimiento. Siempre al ser humano le ha atraído lo prohibido y los temas “tabúes” como la muerte nos atraen, siempre que la vemos desde la palestra, pero la insensibilidad no nos aleja del sufrimiento, al contrario, nos mantiene. La exhibición de como miles de ojos veían el sufrimiento crítico de la diputada Medel ante la tragedia no debe alejarnos del dolor que como país y como sociedad debemos sentir ante cada asesinato.
Enseñemos a otros a mantenernos críticos y adoloridos ante estas tragedias.
Censuramos la pornografía, pero exhibimos con total frialdad la masacre, las imágenes amarillistas se presentan a los ojos de cualquier persona. Y más allá, nuestros comentarios parecen dirigirse a destruir antes que a construir. Los grandes pueblos son aquellos que han sabido dolerse ante el fracaso y se han levantado. Estoy seguro en la máxima griega que afirmaba; “nos convence lo que nos conviene” y nos conviene darnos cuenta que perdemos ese dolor y eso no es bueno.
Seamos sensibles ante el dolor solo así podremos, al ver el problema, realizar acciones claras que nos permitan corregir el rumbo.
¿Cómo se sana una herida?, ante el sufrimiento el alma puede herirse o contristarse, cuando se contrista se entrega, cuando se hiere se infecta, un corazón contristado está listo para rehacer el camino, aunque el dolor nunca mine, se tiene brújula. Un corazón herido se infecta y radica en odio las acciones, aparece una sed de venganza que nunca se apaga, nunca es suficiente, porque los vacíos se llenan en positivo nunca con el negativo. Ocurre lo mismo con los pueblos por ello debemos sanar las heridas. En redes sociales se volcaron comentarios de rechazo ante el lucro del sufrimiento, pero también se levantaron comentarios que atacaban y parecían entender solo con ojos de venganza el dolor de los otros. Debemos sanar las heridas.
Construir una sociedad exitosa, implica una sociedad inteligente pero también saludable, en la inteligencia encontramos la disciplina para alcanzar mediante procesos el éxito, pero en la salud está el acceso a la prosperidad y a la satisfacción de nuestras expectativas. México merece una sociedad inteligente, como sin duda la es, pero también una sociedad saludable, como quizá, solo quizá, alguna vez lo fuimos…
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes
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