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 JOSE PABLO LADRON DE GUEVARA

La NFL se ha convertido en una Liga netamente ofensiva. Anteriormente se decía que las defensivas ganaban campeonatos, pero poco a poco esto se irá convirtiendo más en un mito. Cada vez vemos puntajes más abultados, aun cuando en teoría, juegan buenas defensas. Por ejemplo, el domingo pasado los Cargadores le metieron 38 puntos a domicilio a una defensa muy sólida de los Cafés. Hay varios puntos que han ayudado a esta circunstancia, algunos han sido promovidos por la Liga y otros por la calidad de los jugadores jóvenes. Lo que esto ocasiona es un mayor espectáculo para el fanático.

Uno de los puntos a considerar es que los mariscales novatos llegan más preparados a la NFL, lo que ayuda a que tengan mayor posibilidad de éxito. Hemos visto a Baker Mayfield y Sam Darnold dar grandes actuaciones en escenarios complicados para cualquier novato, como lo son los juegos en horario estelar. Y no se diga de los jugadores de segundo año como Patrick Mahomes y Mitch Trubisky, que le han dado una personalidad mucho más agresiva a las ofensivas que comandan. Esta tendencia hace que equipos sin mucho talento puedan darle la vuelta a su fortuna con la selección de un buen mariscal en el Draft, prueba de ello es que en los últimos 5 Drafts únicamente Paxton Lynch y Johnny Manziel pueden ser catalogados como fracasos entre los mariscales tomados en la primera ronda. También ha sido clave que la gran mayoría de estos jugadores han sido apoyados por un entrenador en jefe con mentalidad ofensiva, que es capaz de llevar de la mano a su mariscal con esquemas ofensivos que ayuden a resaltar sus cualidades y vaya mejorando poco a poco sus deficiencias.

No se pasa por alto la ayuda que la NFL ha dado a la ofensiva, con el cambio de reglas que benefician, en su mayoría, a los mariscales. Este año ha causado mucha controversia el aumento de castigos por rudezas innecesarias en las capturas a quarterbacks. Por el simple hecho que un defensivo deje caer el peso de su cuerpo sobre el mariscal se marca la falta, lo cual va en contra de lo que se había hecho en la historia de este deporte. Lo que esto busca es que no se tengan tantas lesiones en súper estrellas, como pasó con Aaron Rodgers la temporada pasada. La Liga sabe que si unos de sus principales activos pierde muchos juegos por lesión, menos personas estarán interesadas en ver los juegos del equipo y como consecuencia impacta a los bolsillos de los dueños. También, para la temporada 2018 se llegó a un consenso, para que una vez por todas se sepa qué es una recepción y ya no existan dudas sobre jugadas como la de Dez Bryant en los playoffs 2015 contra los Empacadores. Esto también beneficia a las ofensivas, haciendo que menos pases sean catalogados como incompletos por no cumplir con requisitos muy estrictos.

En los últimos años hemos vistos un cambio de mentalidad en los entrenadores ofensivos, que han refrescado sus ideas y se atreven a tomar ideas nuevas, por ejemplo, en jugadas de colegial. Eso empezó desde Chip Kelly, que revolucionó el tempo con el que se jugaba en nivel universitario y luego la NFL lo fue adoptando y fue más común ver equipos en los domingos jugar sin hacer huddle. También entrenadores como Sean McVay ha dicho que estudia diseños de jugadas de otros entrenadores en la Liga y los adopta a las cualidades de sus jugadores. Con el boom de McVay en los Carneros, cada vez más dueños de equipos buscarán a un entrenador en jefe joven con aptitudes ofensivas, que pueda crear un espectáculo que los haga tener horario estelar y, más importante los pueda llevar a un campeonato.

La alta capacidad ofensiva en la NFL es algo que beneficia a la audiencia. Hace que la mayoría de los partidos sean atractivos y se esté constantemente checando el fantasy para ver cómo van sus equipos. También los que más apoyan a este tipo de juego son los dueños, que ven subir el rating e inmediatamente piensan en mayores ingresos televisivos. La defensiva aún es sumamente importante para ganar un campeonato, pero cada vez tiene más complicada su labor al tener a dueños apoyando cada vez más un juego con alta cantidad de puntos.

 

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Hay cinco mariscales que han lanzado para más de 1,900 yardas en seis juegos. De seguir con esa producción llegarían a más de 5,000 yardas en la temporada. La cantidad más alta en una temporada fue en el 2011 con tres mariscales llegando a dicha marca.

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El Heraldo de Saltillo
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