EL  DEPREDADOR

 VÍCTOR BÓRQUEZ NÚÑEZ 

La mezcla de ciencia ficción terrorífica con humor adolescente no siempre funciona. Al menos en esta nueva película que tiene a este invencible monstruo galáctico hay demasiados baches, mucho material insostenible y se echa de menos la acción verdadera que ha sido sustituida por mucha pirotecnia y gags sin sentido.

Una franquicia como ésta debería cerrarse de manera oportuna y con un punto alto. Hay muchas experiencias en el mundo hollywoodense que ha reventado buenas ideas solo porque los productores decidieron estirar hasta más no poder argumentos que no resistieron más y reventaron.

Así, Hollywood está dedicada a resucitar películas que fueron famosas e importantes en otras épocas, en especial porque existía otro tipo de público y el tema de la tecnología y las redes sociales no existía con el poder de hoy.

Por ejemplo, “Alien, El Octavo Pasajero”, la maravillosa obra maestra de Ridley Scott tuvo una digna secuela en “Alien: Covenant”. Mismo caso sucedió con la recordada “Parque Jurásico” que tuvo su continuación con “Mundo Jurásico 2”. Y esta fiebre continúa nada menos que con la mítica “Halloween”, esa perturbadora pieza clave de terror de John Carpenter que tendrá su continuación en octubre, con la mismísima Jamie Lee Curtis encabezando el proyecto.        .

Por estas razones, el nuevo capítulo de “El Depredador” tuvo, desde el comienzo, muchas expectativas entre los fanáticos del género, sobre todo si se considera que han pasado 31 años desde la película original protagonizada por Arnold Schwarzenegger, “Depredador”.

Pero, he aquí la paradoja: ni la nueva tecnología de efectos visuales, ni la plana actoral, ni el humor escatológico y lleno de referencias sexuales (típico humor adolescente gringo, por lo demás) ni la nostalgia fueron capaces de dinamizar este deslucido capítulo que falla precisamente en un punto crucial: un pésimo guion con soluciones que no convencen a nadie.

Este filme se ubica cronológicamente posterior a “Depredador 2” y antes de “Depredadores” y parte con un pie forzado digno de Ripley: un pequeño con síntomas de Asperger logra, de manera accidental, accionar un aparato que permite el regreso de los depredadores a la Tierra.

Los peligrosos alienígenas regresan en versión mejorada, han evolucionado y se presentan como seres más fuertes, inteligentes y despiadados, porque han mejorado genéticamente gracias al ADN de otras especies.

Por razones que no revelaremos, una profesora de ciencias y un grupo de soldados que sufren severas disfuncionalidades se convertirán en los únicos capaces de dar la cara por la Humanidad y luchar contra estos seres implacables.

El responsable de esta película es el director Shane Black, que antes entregó la mediocre “Iron Man 3” y la muy hilarante “Dos Tipos Peligrosos”.

Pero se evidencia que no logra superar ni por cerca el trabajo que realizara John McTiernan, cuando dirigió la película original de 1987, y cuyo mérito fue el de poner en escena el universo de estos terribles alienígenas de largas melenas.

El mayor problema de la película actual es que no logra armar una historia concreta, pasa de una idea a otra y solo entrega acumulación de secuencias pero no tiene un guion capaz de sostenerse por sí mismo.

Si bien el humor mordaz y la violencia son elementos clave en el cine de Black, acá no logran ningún resultado. Cuando debía existir tensión y agobio aparecen chistes sucios, muy del estilo adolescente gringo y cuando debería sacarse partido a ese humor, se acumulan los dramas apenas esbozados.

Solo en escasos instantes la película saca provecho al humor y a las evidentes obscenidades que abundan, porque en la mayor parte del tiempo se pierde la unidad argumental y este humor sucio y esta violencia resultan gratuitos.

Conviene recordar que el director Shane Black coprotagonizó la película original, pero donde aquélla solo insinuaba la presencia del alienígena, acá se los muestra desde el comienzo y se incluyen incluso un par de pitbulls también depredadores.

Hay recursos grotescos -chistes reiterados sobre el sexo y una violencia para nada disimulada- y soluciones peores como cuando uno de los extraterrestres saca un brazo amputado con el pulgar levantado en señal de aprobación para dejar conforme a un chofer que escucha ruidos en la parte trasera.

Después el guion está salpicado de alusiones a temas demasiado trascendentales como para ser tocados de manera superficial: desde referencias al calentamiento global, a la ingeniería genética, también se refiere a la corrupción de las esferas gubernamentales y a las normas de la comunidad depredadora, hasta incluir a un niño con asperger que parece ser la pieza faltante de una cadena de ADN en constante evolución.

De este modo, la película avanza a tropezones y no logra en ningún instante provocar de tensión dramático y, muy por el contrario, funciona mejor si se la considera como una comedia deslenguada, donde prevalece la estupidez y los chistes coprolálicos.

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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