El Papa Francisco instó este viernes a todos a denunciar las injusticias cometidas contra los migrantes en medio del “silencio cómplice” de muchos y lamentó que hoy se deba llorar a “miles de muertos” por falta de ayuda en el Mar Mediterráneo y otras latitudes.
En su primera entrevista a un diario económico, “Il Sole 24 Ore” de Italia, el Papa habló de finanzas, trabajo, Europa, migraciones y temas de actualidad, señaló Excélsior en su sitio web.
Lamentó que no sean suficientes las respuestas al clamor de los migrantes, denunció la existencia de “demasiados silencios” y urgió ayuda para liberar a los oprimidos del mundo, los últimos, los rechazados, los abandonados y los marginados.
“Es necesario que los migrantes sean respetuosos de la cultura y de las leyes del país que los recibe para poner en práctica, conjuntamente, un recorrido de integración y para superar todos los miedos y las inquietudes”, dijo.
Apeló a la prudencia de los gobiernos, solicitándoles que encuentren modalidades compartidas para dar acogida digna a “tantos hermanos y hermanas que imploran ayuda”.
“Se puede recibir un cierto número de personas, sin descuidar la posibilidad de integrarlas en modo digno. Es necesario tener atención por los tráficos ilícitos, conscientes que la acogida no es fácil”, añadió.
Más adelante criticó que la actividad financiera sea más importante que la economía real porque consideró errado pensar que “el dinero se hace con dinero”.
Según el líder católico, el dinero verdadero se hace con el trabajo, la única actividad capaz de conferir dignidad al ser humano. Al mismo tiempo estableció que una sana economía no está jamás desvinculada del significado de lo que se produce y el actuar económico es siempre un hecho ético.
Constató que la desocupación que afecta a diversos países europeos es la consecuencia de un sistema económico que no es ya capaz de crear trabajo porque puso en el centro a un ídolo que se llama dinero.
Pidió que las empresas distribuyan su riqueza, tengan buena relación con la comunidad, muestren responsabilidad social, sean equitativas en los salarios de hombres y mujeres, ayuden a conjugar trabajo y tiempo de vida y respeten el ambiente.
Todo esto, dijo, porque es necesario comprender que sólo la persecución de las ganancias no garantiza por sí misma la supervivencia de una empresa.
Mientras subrayó la importancia del trabajo, advirtió que los subsidios, cuando no están ligados a un preciso objetivo de dar de nuevo el trabajo y la ocupación, “crean dependencia y quitan la responsabilidad” a las personas.
“En este momento en nuestro sistema económico al centro existe un ídolo, (el dinero) y esto no está bien: luchemos todos juntos para que, al centro, estén las familias y las personas, y se pueda seguir adelante sin perder la esperanza”, ponderó. (EXCÉLSIOR)
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