Actualmente el tema alimentario es una prioridad a nivel mundial, mil 300 millones de toneladas de alimentos se pierden a nivel internacional y en América Latina se desperdician hasta 127 millones de toneladas de alimentos anualmente, según un informe de 2016 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
The Hunger Project México señala que en el país 46.2 por ciento de la población (55.3 millones de personas) vive en condiciones de pobreza, de las cuales 9.5 por ciento(11.4 millones) se encuentra en pobreza extrema. El 23.3 por ciento (27 millones) de la población vive en pobreza alimentaria y 12.5 por ciento sufre desnutrición crónica.
Ante este panorama, investigadores del Departamento de Economía Agrícola de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), convencidos del potencial e importancia de la agricultura familiar (agricultura a pequeña escala), estudian las circunstancias de la producción alimentaria y autoconsumo de los pequeños agricultores del sureste de Coahuila y el uso de semillas nativas de la región, particularmente el maíz.
Este primer acercamiento permitirá iniciar una caracterización para conocer a mayor profundidad la realidad del campo del sureste del estado en cuestión alimentaria, a través de aspectos como la producción agrícola, el aprovechamiento de las semillas de la región, el autoconsumo y las necesidades alimentarias de la población en zonas rurales, entre otros. A partir de esto, podrá definirse el verdadero potencial de los pequeños productores como alternativa alimentaria en Coahuila y México.
Producción de alimentos y autoconsumo
Uno de los principales objetivos y ejes de la investigación es determinar las condiciones actuales de producción y autoconsumo de alimentos por parte de los agricultores en el sureste de Coahuila.
“El proyecto trata de destacar la importancia de que las comunidades rurales, los campesinos, revaloricen su papel como productores de alimentos. Creemos que en el entorno económico en que estamos, toda la tendencia indica que hay que comprar todos los alimentos que consumimos. De tal manera que, con nuestro contacto con las comunidades rurales de la periferia de la ciudad de Saltillo, estamos acercándonos a conocer cuáles son las condiciones en las que los campesinos producen, por un lado, algunos alimentos, o de dónde se surten para alimentarse, qué productos consiguen, etcétera”, explicó el doctor Luis Aguirre Villaseñor, profesor investigador del Departamento de Economía Agrícola de la UAAAN.
Para los especialistas, este estudio representa una primera aproximación a la situación alimentaria pero, sobre todo, a la producción local de los alimentos en las pequeñas propiedades de los agricultores también conocidos como minifundios.
La investigación surgió como parte de trabajos previos de los especialistas sobre agricultura familiar (es decir, la agricultura en pequeño) y la iniciativa de los estudiantes de la universidad.
“El proyecto nace con las ideas en el salón de clases, y ahí se va fortaleciendo, nos vamos creando las preguntas, hicimos el cuestionario y fuimos a desarrollar la investigación”, señaló el ingeniero René Mendoza Alfaro, colaborador del Departamento de Economía Agrícola de la UAAAN.
La investigación tuvo varias etapas, inició con una revisión bibliográfica del tema de forma internacional, donde destacaron aspectos como las políticas públicas en torno a la agricultura familiar y el pequeño productor en México, y los movimientos campesinos contemporáneos en defensa del pequeño productor en países como Indonesia, Bolivia y México.
Posteriormente se realizó una investigación de campo con los agricultores para conocer las circunstancias de su producción y el uso de semillas nativas. Finalizó esta primera etapa del proyecto con la publicación de resultados preliminares.
“Buscamos conocer preguntas como ¿produces lo que comes?, y si no, ¿de dónde te abasteces?, ¿cuál es tu nivel de autosuficiencia y qué haces con lo que te queda de patrimonio como las semillas?”, indicó Aguirre Villaseñor.
Con este trabajo, los investigadores integraron las principales funciones universitarias: docencia, investigación y servicio social/desarrollo, a través de prácticas de campo vinculadas, donde fueron invitados estudiantes para apoyar en actividades de levantamiento de información en campo.
“Es importante realizar este tipo de estudios para no dejar de producir alimentos en el campo, que los mismos campesinos se abastezcan de sus propios alimentos y, sobre todo, de calidad y saludables, ya que otros alimentos que nos encontramos en la ciudad son de baja calidad”, añadió Mendoza Alfaro.
Para obtener datos para este estudio, fueron empleados tres instrumentos: conferencia de investigación o reunión de investigación; Delfos, técnica aplicada a especialistas en alguna rama de la actividad, y transectos o caminatas de reconocimiento.
“Estos tres instrumentos los aplican los estudiantes en economía agrícola vinculados con el contenido de los programas analíticos. Tratan de recabar de la manera más confiable la información que estamos documentando”, explicó Aguirre Villaseñor.
Semillas nativas en el sureste de Coahuila
Las semillas nativas surgen después de varias décadas o incluso cientos de años de existencia de un cultivo, bajo condiciones específicas de una zona geográfica y la selección empírica de los agricultores. Particularmente, en el caso del maíz, existen muchas variedades productivas en áreas pequeñas donde se cultivan, adaptados de forma casi exclusiva a las condiciones climáticas de esa área.
“Nos preocupa también que, lo que son las semillas nativas, en especial el caso del maíz criollo, que es el maíz nativo que existe en muchas localidades del sureste de Coahuila, pueda desaparecer también ante tendencias de difusión muy fuerte de semillas diferentes”, comentó Aguirre Villaseñor.
Los especialistas resaltaron que el tema de las semillas nativas tiene importancia para las comunidades, ya que estas semillas tienen características que les han permitido persistir, a pesar de la tendencia de que desaparezca este tipo de recursos.
“Estas semillas tienen características y condiciones, agronómicamente hablando, muy importantes, que les ha permitido a estas semillas continuar, que sigan presentes todavía, no obstante, toda la tendencia para que estos recursos de biodiversidad desaparezcan. Estamos preocupados por hacer visibles estos dos problemas”, agregó Aguirre Villaseñor.
Los investigadores aclararon que este proyecto no refleja resultados representativos del campo del sur de Coahuila; sin embargo, permite detectar problemáticas del sector de manera inicial.
En términos generales, encontraron que la producción local de alimentos es relativamente mínima y se reduce a la producción de maíz como grano y forraje para alimento de animales. Por otro lado, el resto de los alimentos que consumen las familias son proporcionados por el mercado local o personas que llegan a la comunidad a ofrecer distintos artículos, sobre todo frutas y verduras.
“Mayoritariamente la gente se abastece por estas vías, algunos acuden a la ciudad, supermercados, etcétera. Ese es un primer hallazgo en términos de cómo se compone la canasta básica de una familia campesina. Algunos, en su mayoría, producen maíz, otros frijol y se apoyan también en la producción de traspatio, como son aves, especies menores como borregos, cabras, vacas, entre otros”, puntualizó Aguirre Villaseñor.
El ingeniero Mendoza Alfaro añadió que han encontrado que la mayoría de los campesinos compra sus alimentos y también que algunas dependencias públicas les llevan despensas, esto provoca una tendencia para dejar de producir alimentos esperando recibirlos como apoyo. Además que en la región prácticamente se dejó de producir trigo.
“Nos enfocamos en la preocupación de que un día se pudieran dejar de producir alimentos. Cuando nos mencionaban los productores en el campo, al cuestionarles sobre los productos que se han dejado de sembrar en la región, una de las respuestas era el trigo”, mencionó el colaborador.
Respecto al tema de las semillas nativas, los investigadores de la UAAAN explicaron que primero buscaron y detectaron campesinos que aún siembran maíz criollo para aplicarles la técnica Delfos, con diversas preguntas desarrolladas por especialistas de la institución. Los resultados arrojaron que la superficie de maíz criollo nativo sembrado disminuyó, pero tiende a permanecer este cultivo debido a su calidad y bajo costo.
“Tenemos un padrón que cada día crece más, de campesinos que siembran maíz nativo, y a ellos les aplicamos esta técnica Delfos para indagar cosas importantes como: qué variedades siembran, de dónde proceden las variedades que utilizan, a qué son susceptibles estas variedades, qué fortalezas o ventajas agronómicas tienen, cómo ven el futuro de la siembra de maíz nativo”, puntualizó Aguirre Villaseñor.
Respecto al futuro del proyecto, los especialistas indicaron que terminará este año. Sin embargo, continuarán su labor de concientización a los pequeños productores.
“Llegamos y les sugerimos que no dejen estas actividades, que estas actividades van a seguir siendo muy importantes, que no dejen de producir sus propios alimentos”, enfatizó Mendoza Alfaro.
Aguirre Villaseñor agregó que continuarán con el desarrollo del proyecto el próximo año, solicitarán nuevamente apoyo de la UAAAN para pasar al servicio o desarrollo, y esperan tener un mayor alcance en esta nueva etapa. (CONACYT)
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