Un estudio realizado en la Universidad de Stanford identificó que el estrés en la primera infancia, es un factor de riesgo significativo para presentar depresión y comportamientos suicidas a futuro, publicó Excélsior en su sitio web.
El profesor de psicología, Ian H. Gotlib, examinó cómo el estrés de la vida temprana afecta el desarrollo del cerebro, así como los tratamientos de la depresión y cómo reducir el riesgo de desarrollar este padecimiento en los menores de edad.
El especialista sostuvo que, por décadas de investigación, se sabe que los menores de edad dependen y necesitan a sus padres para su bienestar emocional.
Al proporcionar una relación solidaria y de apoyo, los padres desempeñan un papel fundamental en la promoción del desarrollo saludable de sus hijos; además de que los protegen de consecuencias psicológicas de un estrés y los ayudan a regular sus emociones, afirmó.
En la investigación, el equipo científico documentó que las experiencias adversas tempranas tienen consecuencias conductuales y biológicas perjudiciales para los niños y adolescentes años más tarde.
Gotlib indicó que el estrés en los primeros años de vida se asocia constantemente con problemas de conducta en los niños, con síntomas de psicopatología y trastornos psicológicos y físicos.
Está claro que el estrés en la primera infancia puede tener consecuencias inmediatas y duraderas, especialmente cuando es severo y acumulativo, agregó.
El psicólogo comentó que, en respuesta a los traumas y las experiencias adversas similares a la separación de los padres, los niños secretan altos niveles de la hormona del estrés cortisol.
Describió que el cortisol elevado tiene efectos negativos sobre la estructura y la conectividad del cerebro, ralentiza el crecimiento neuronal, reduce los volúmenes de estructuras cerebrales críticas como el hipocampo y afecta las regiones cerebrales implicadas en la regulación efectiva de las emociones.
El especialista precisó que el estudio demostró que los efectos adversos del trauma temprano en el funcionamiento psicológico de los niños, incluyen mayores índices de depresión, ansiedad y comportamientos de «externalización» o acting-out.
Por ello, resaltó que es importante que los pequeños permanezcan en su entorno familiar y así evitar los diversos efectos del estrés. (EXCÉLSIOR)
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