CIUDAD DE MÉXICO. Un nuevo estudio sobre necrológicas encontró que las personas con afiliaciones religiosas vivieron casi cuatro años más que aquellos sin vínculos con la religión. Ese impulso de cuatro años, que se encuentra en un análisis de más de mil necrológicas de todo Estados Unidos, se calculó después de tener en cuenta el sexo y el estado civil de los fallecidos, dos factores que tienen fuertes efectos en la esperanza de vida, informó Excelsior.
El impulso fue ligeramente mayor (6.48 años) en un estudio más pequeño de obituarios publicados en un periódico de ‘Des Moines’, de Iowa, Estados Unidos.
El impulso fue ligeramente mayor (6.48 años) en un estudio más pequeño de obituarios publicados en un periódico de ‘Des Moines’, de Iowa, Estados Unidos.
«La afiliación religiosa tuvo un efecto casi tan fuerte sobre la longevidad como el género, que es una cuestión de años de vida», afirma la autora principal del estudio, Laura Wallace, estudiante de doctorado en Psicología en la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos
Los investigadores, cuyo trabajo se publica en la edición digital de ‘Social Psychological and Personality Science’, descubrieron que parte de la razón del aumento en la longevidad proviene del hecho de que muchas personas afiliadas religiosamente también se ofrecieron como voluntarias y pertenecieron a organizaciones sociales, lo que la investigación previa ha relacionado con vivir más tiempo.
«El estudio proporciona evidencia persuasiva de que existe una relación entre la participación religiosa y cuánto tiempo vive una persona», afirma el coautor Baldwin Way, profesor asociado de Psicología en el Estado de Ohio. Además, el estudio mostró cómo los efectos de la religión en la longevidad podrían depender en parte de la personalidad y la religiosidad promedio de las ciudades donde vive la gente, apunta Way.
El primer estudio incluyó 505 obituarios publicados en el Registro de Des Moines en enero y febrero de 2012. Además de señalar la edad y la afiliación religiosa de los fallecidos, los científicos también documentaron el sexo, el estado civil y la cantidad de actividades sociales y voluntarias enumeradas. Los resultados mostraron que aquellos cuyos obituarios enumeraban una afiliación religiosa vivían 9,45 años más que aquellos que no la tenían. La brecha se redujo a 6,48 años después de tener en cuenta el sexo y el estado civil.
El segundo estudio incluyó mil 096 obituarios de 42 ciudades principales de Estados Unidos publicados en sitios web de periódicos entre agosto de 2010 y agosto de 2011. En este análisis, las personas cuyos obituarios mencionaron una afiliación religiosa vivieron un promedio de 5.64 años más que aquellos cuyos obituarios no lo contemplaban, una diferencia que se redujo a 3,82 años después de considerar el sexo y el estado civil.
Muchos estudios han demostrado que las personas que son voluntarias y participan en grupos sociales tienden a vivir más que otras. Entonces, los científicos combinaron los datos de ambos estudios para ver si las oportunidades de voluntariado y sociales que ofrecen los grupos religiosos podrían explicar el impulso de la longevidad.
LAS NORMAS RELIGIOSAS RESTRINGEN PRÁCTICAS POCO SALUDABLES
Los resultados mostraron que esto era sólo una parte de la razón por la cual las personas religiosas vivían más tiempo. «Descubrimos que el voluntariado y la participación en organizaciones sociales solo representaban un poco menos de un año del aumento de la longevidad que brindó la afiliación religiosa –detalla Wallace–. Todavía hay mucho del beneficio de la afiliación religiosa que esto no puede explicar».
Entonces, ¿qué más explica cómo la religión ayuda a las personas a vivir más tiempo? Puede estar relacionado con las reglas y normas de muchas religiones que restringen las prácticas poco saludables como el consumo de alcohol y las drogas y tener relaciones sexuales con muchas parejas, plantea Way. Además, «muchas religiones promueven prácticas para reducir el estrés que pueden mejorar la salud, como la gratitud, la oración o la meditación», añade.
El hecho de que los investigadores tuvieran datos de muchas ciudades también les permitió investigar si el nivel de religiosidad en una ciudad y la «personalidad» de una ciudad podían afectar a cómo la afiliación religiosa influía en la longevidad. Los hallazgos mostraron que un elemento clave de la personalidad relacionado con la longevidad en cada ciudad era la importancia que se le daba a la conformidad con los valores y las normas de la comunidad.
En ciudades altamente religiosas donde la conformidad era importante, las personas religiosas tendían a vivir más tiempo que las personas no religiosas; pero en algunas ciudades hay un efecto indirecto.
«Los efectos positivos para la salud de la religión se extienden a los no religiosos en algunas situaciones específicas –apunta Wallace–. El efecto indirecto solo ocurre en ciudades altamente religiosas que no están demasiado preocupadas por que todos se ajusten a las mismas normas. En esas áreas, las personas no religiosas tienden a vivir tanto como las personas religiosas». (EXCELSIOR)
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