Moscú.- Más de dieciocho años en el poder no han desgastado mucho a Vladimir Putin, que ha tomado este lunes posesión de su cuarto y seguramente último mandato al frente de Rusia. El reto es sacar al país de sus problemas económicos sin renunciar a su asertiva política exterior. El Gobierno ruso presentará su dimisión una vez que el presidente Putin sea investido para un nuevo mandato, abriendo un nuevo ciclo político en el que todas las miradas están puestas en la futura sucesión del líder ruso. El sitio de internet de El Mundo publicó que el primer ministro Dimitri Medvedev volverá a ser primer ministro y su candidatura será remitida a la Duma.
«El objetivo de mi vida será servir a nuestro país», ha dicho el presidente Putin. «Al asumir el cargo de presidente de Rusia soy consciente de mi enorme responsabilidad ante el pueblo ruso», ha añadido Putin, que ha agradecido al pueblo ruso por el apoyo sincero y la confianza que depositó en él con ocasión de las elecciones presidenciales. «Considero que es mi deber hacer todo lo necesario para el futuro pacífico y próspero de Rusia», ha señalado el líder ruso.
Alrededor de 5.000 personas, entre ellas miembros del actual gabinete, las dos cámaras del Parlamento ruso, la Administración del presidente y el Tribunal Constitucional de Rusia, estaban invitadas a la ceremonia de investidura. Entre los invitados extranjeros figuraban personajes tan dispares como el actor de películas de acción Steven Seagal, amigo del presidente; y el ex canciller alemán Gerhard Schröder, que desde hace años está vinculado al negocio del gas ruso.
La ceremonia es más austera que otras veces. Para su toma de posesión, el presidente permanecerá dentro del recinto del Kremlin. Esta vez no se repetirá la gran caravana presidencial a través de Moscú. Las imágenes de la fila de coches y motos surcando unas calles previamente vaciadas de gente para evitar manifestaciones en 2012 generaron comparaciones incómodas con otras inauguraciones presidenciales multitudinarias en Francia o EEUU.
Elevar la edad de jubilación, aumentar la carga fiscal a empresas y a particulares y dar más libertad y garantías a la iniciativa privada son las reformas pendientes. Mitigadas las protestas del fin de semana, que se saldaron con 1.600 detenidos, Dimitri Medvedev, de nuevo primer ministro, deberá compartir el poder con sectores más contrarios a la apertura. Pero también con algunos liberales con los que tiene mala sintonía, como el ex ministro de Finanzas, Alexei Kudrin.
La ceremonia ha tenido lugar en el salón de San Andrés del Gran Palacio del Kremlin. Según la Constitución de Rusia, el presidente ha prestado juramento ante los representantes del Consejo de la Federación (Senado), la Duma de Estado (cámara baja) y el Tribunal Constitucional ruso.
Tras concluir la ceremonia de investidura comenzará otra operación, buscar un relevo o una nueva jugada maestra que le permita seguir al frente tras el año 2024. Putin, de 65 años, lleva en el poder (ya sea como presidente o primer ministro) desde 2000. Con una aprobación de alrededor del 80%, ha restaurado el orgullo nacional y la influencia global de Rusia en el mundo. En las elecciones del 18 de marzo de 2018 se aseguró su cuarto mandato presidencial al lograr un histórico 76,69% de los sufragios, con 56.430.712 votos a su favor. (EL MUNDO)
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