El pequeño Juan de Dios lucha por su vida; sin embargo, el dinero no les alcanza para poder enfrentar esta terrible enfermedad
POR JOSÉ TORRES ANGUIANO
“Su hijo tiene leucemia”, le dijo el doctor luego de revisar una serie de exámenes que le habían practicado al niño. Para Alma Rosa Hernández la noticia cayó como balde de agua fría. Habían huido de la delincuencia en busca de una vida mejor, y los alcanzó otro monstruo aún peor: el cáncer.
Juan de Dios Cruz Hernández, de 8 años, es el segundo de cinco hermanos, quien junto con su madre Alma Rosa, vive en la colonia Parajes de los Pinos, en Ramos Arizpe.
En diciembre de 2014, cuando muchos niños están ansiosos por un regalo de Navidad, a él le dijeron que tenía leucemia linfoblástica aguda de células b.
Pero la historia de Alma, Juan de Dios y sus hermanos empieza mucho antes.
Ellos son originarios de Ciudad Juárez, Chihuahua, lugar del cual la delincuencia los hizo huir para buscar un mejor lugar donde vivir. Dos hermanos de Alma Rosa fueron asesinados por su relación con grupos del crimen organizado en aquella ciudad; dos meses después, falleció su papá por una enfermedad.
En busca de un mejor lugar para sus hijos, Alma huyó hacia Coahuila y llegó a Piedras Negras, pero cargaba consigo la urgencia de pagar una deuda que había contraído en Chihuahua, pues debía los gastos funerarios de sus hermanos y su papá.
En Piedras Negras no encontró trabajo bien pagado, la mejor opción era irse a Eagle Pass como le sugirieron, pero otra opción era Saltillo. Había escuchado que la oferta laboral de la región sureste era mayor, por lo que sin dudarlo se alistó para mudarse.
Le pidió a su mamá que se viniera con ella y sus hijos, pero su madre se negó, y al contrario, se ofreció a apoyarla con el cuidado de sus hijos mientras terminaba de pagar las deudas.
Alma Rosa aceptó el ofrecimiento y se vino a Saltillo, rentó una pequeña casa en donde solamente tenía una colchoneta para dormir. Entró a trabajar a Faurecia, en donde hacía dobles e incluso triples turnos para ganar alrededor de 3 mil 500 pesos semanales, de estos la mayoría los enviaba para pagar la deuda y para sus hijos.
Pero meses después recibió una llamada del DIF de Piedras Negras, le decían que su mamá había caído en el vicio, se ‘juntó’ con otro hombre a los dos meses de fallecido su padre, y golpeaba y descuidaba a sus hijos.
Ninguno se alimentaba bien, pasaban su día consumiendo comida chatarra y refrescos, y además, colgándose en el tren. Otro de sus hermanos también cayó en las redes del narcotráfico y sus hijos ya corrían peligro.
Apoyada por Fermán Vázquez, su pareja sentimental y ahora padre de su quinto hijo, pagó la deuda en la funeraria y se trajo a sus hijos a Saltillo; vivían todos en un pequeño cuarto.
Pero luego de ‘juntarse’ ella y Fermán, empezaron a tener una mejor vida en Saltillo, pues lo que ambos ganaban les daba para tener una vida más cómoda. Compraron muebles y rentaron una casa. Sus hijos entraron a la escuela.
Sin embargo, el destino les tenía otras sorpresas preparadas en su viacrucis. Seis meses después de mudarse a Saltillo, Juan de Dios se enfermó. Fiebre, dificultad para caminar y respirar, dolor de huesos, infección de oído y falta de apetito.
Los analgésicos y antivirales funcionaban muy poco. Fue hasta que al llegar de urgencia a la Clínica 1 del IMSS decidieron enviarlo a Monterrey para un estudio, pues el niño ya había bajado mucho de peso.
En Monterrey, en pleno diciembre, le informaron a Alma la terrible noticia: su hijo Juan de Dios tenía cáncer, por lo que sería sometido a unos estudios para localizar en dónde se encontraba. Tras mes de tratamiento y varios estudios el diagnóstico final fue Leucemia linfoblástica aguda de células b.
Tras analizar todo el historial de Juan de Dios, los médicos le dijeron a Alma que la posible causa fue la mala alimentación a la que fue sometido, la falta de nutrientes hicieron que sus células terminaran dañadas.
Dice Alma que luego de traerse a sus hijos de Piedras Negras estaban deseosos de buena comida, pero también seguían insistentes en consumir dulces, fritos, ‘chetos’ y refrescos. “Tenían lombrices”, dice.
La noticia de la leucemia de Juan de Dios la dejó sin saber qué hacer, el mundo se le venía encima. Había perdido su trabajo a causa del mes que pasó en el tratamiento inicial de su hijo, y también su servicio médico en el IMSS.
Alma tuvo que pagar más de 5 mil pesos para seguir manteniendo la atención médica, incluyendo las quimioterapias.
Fermán, su esposo, y Alma comenzaron vendiendo todo lo que tenían, pero también endeudándose. La persona que les rentaba les pidió la casa. Luego decidieron sacar una por medio del Infonavit en Parajes de los Pinos, en Ramos Arizpe.
Sólo él trabaja formalmente. Alma de vez en cuando es contratada por una persona que le paga 600 pesos a la semana por apoyarla en algunas actividades del hogar.
De diciembre de 2014 a febrero de 2016, Juan de Dios acudió a sus terapias a Monterrey puntualmente, tomó sus medicamentos y la leucemia parecía haber cedido. El niño se encontraba en buen estado –según percibía su mamá- y los gastos ya comenzaban a ahogar a la familia, por lo que decidieron abandonar el tratamiento.
Pero unos meses después Juan recayó, la leucemia había regresado y esta vez con mayor agresividad, ahora necesita el doble de medicamentos que recibía al principio.
De septiembre de 2016 a la fecha lleva poco más de un año en tratamiento en la Clínica 25 del IMSS en Monterrey, aún le restan dos años más con quimioterapias.
Alma Rosa buscó al papá biológico de Juan de Dios, un hombre de Nava, Coahuila, para que le hicieran estudios y determinaran si podía donarle médula ósea a su hijo. Pero él y su familia se negaron.
Los hermanos de Juan no estudian, están en su casa todo el día, porque no pudieron ser acomodados en la escuela de la colonia, y les asignaron una en otro lugar de Ramos Arizpe, pero asistir significa un gasto de transporte, y ahora todo está destinado al tratamiento de Juanito.
Pese a que tiene el servicio médico en el IMSS, los gastos son muchos, pues en algunas ocasiones la institución no cuenta con los medicamentos, y tarda hasta dos meses en surtirlos, por lo que Alma y su esposo deben comprarlos en farmacias particulares, y los costos van de los mil 600 hasta los 3 mil 200 pesos.
Le han recetado además unas cremas llamadas ‘emla’, para realizarle exámenes intratecales, cuyo precio asciende a los 400 pesos y es para una sola aplicación.
Otro gasto es en transporte, pues algunas veces el IMSS no otorga los boletos de autobús por cuestiones burocráticas, y tienen que pagarlos, gastando hasta 500 pesos por viaje a Monterrey, y en ocasiones son dos o tres traslados a la semana.
Se han acercado al DIF de Ramos Arizpe, y la institución les ha brindado apoyo con la compra de medicamento y transporte en algunas ocasiones que lo han necesitado, además con programas de despensas y pañales (para el hermano menor de Juan de Dios).
Pero no ha sido suficiente. Lo que cobran por semana se va el mismo día que llega por las deudas. Además le han recetado a Juan tomar suplementos alimenticios ‘pediasure’ y su alimentación debe ser rigurosa.
Alma calcula que los gastos de su hijo ascienden a 3 mil pesos mensuales, siempre y cuando el IMSS les entregue el medicamento necesario, de lo contrario pueden ir de 5 mil a 6 mil 500.
“Es muy triste que por dinero vaya a fallecer mi niño, o porque no pude comprarle el medicamento”, señala Alma.
Pero en esta ocasión ellos no piensan detenerse, Juan de Dios, con timidez, dice que aunque es cansado ir seguido a Monterrey, quiere curarse, por lo que seguirá con su tratamiento. (JOSÉ TORRES)
¿CÓMO AYUDAR?
Hay varias formas de apoyar a Juan de Dios:
- Con depósitos bancarios al número de tarjeta 5256 7823 2585 1296 de Banamex, a nombre de Fermán Vázquez.
- Con donaciones de pediasure, alimentos y/o ropa, en su domicilio en Pino Flexilis #866, colonia Parajes de los Pinos en Ramos Arizpe, o en las oficinas de El Heraldo de Saltillo, en Abasolo Norte #228, entre Castelar y Humbolt, Zona Centro, en Saltillo, o Acontecer de Ramos Arizpe, Morelos 1330, colonia Alo de Jua´rez, en Ramos Arizpe.
- Para más información se puede contactar a la señora Alma Rosa Hernández al celular 812 174 1437.
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