JULIÁN PARRA IBARRA
Elección coprócrata
Para tratar de entender qué es lo que está pasando en las campañas presidenciales –aunque según la terminología política, estamos en el periodo de precampañas-, quizá sea buena la idea del ex priista, ex perredista, ex petista y hoy morenista, Ricardo Monreal externada esta semana en su columna en Milenio, de crear un diccionario de frases, términos y siglas electorales 2018.
Monreal acuña varios términos, de los que vale la pena subrayar algunos. Coprocracia: gobierno de excremento. Fase superior a la cleptocracia. Elección coprócrata: cuando el excremento sustituye a las ideas, los programas, las propuestas y los debates de una campaña. Ropa sucia: arma fundamental de la guerra sucia. No se lava en casa. Se blanquea a la luz del día y se tiende en la calle. Voto del odio: elector que busca no quien se la hizo, sino quien se la pague. Inseguridad, desempleo, corrupción, bajos sueldos son los resortes del voto de odio. Hasta ahora el destinatario mayor de esta modalidad de voto de castigo es el PRI.
Una inmensa mayoría de mexicanos no entendemos por qué, pero el periodo electoral se divide en tres fases: las precampañas, la intercampañas y las campañas electorales. En la primera, se supone, es para que cuando en algún partido, coalición o alianza haya más de un aspirante, estos realicen campañas al interior, para que se defina a un candidato.
En el caso de los tres candidatos de partido por la presidencia de la República no encajaban en este supuesto porque no había más de un aspirante, pero éstos se dieron vuelo aprovechando los tiempos y recursos públicos, gracias a los vacíos legales, los recovecos y las coyunturas construidas exprofeso en la ley electoral, de forma tal que, aunque legalmente sea conocido como el periodo de precampañas, los aspirantes iniciaron sus campañas en toda forma.
Aunque claro, en los spots de radio y televisión al final había que incluir la frase: ‘Mensaje dirigido a la militancia del partido (…)’, o ‘Mensaje dirigido a los integrantes del Consejo Político del (…)’. Con eso y listo, a darle con todo, ya le dieron la vuelta a la ley.
En el intercampañas, se supone llegaba la época de silencio, que los candidatos se deberían de guardar, pero ha resultado todo lo inverso, es cuando más aparecen en los medios y cuando más ha arreciado la ‘elección coprócrata’ a la que se refiere Monreal. Hoy la guerra sucia ha alcanzado el mayor grado de decibeles de lo que hemos vivido hasta el momento, pero no es lo peor que vamos a tener que soportar los ciudadanos.
En el estercolero en el que partidos y candidatos han convertido la arena electoral de este país, ya tenemos a un candidato de partido (Ricardo Anaya) acusado de lavado de dinero, y su partido acusando al Gobierno de Enrique Peña Nieto de utilizar como brazo ejecutor a la Procuraduría General de la República, caso en el que cuya estridencia ha sido tal que ya hasta se habla de que va a haber un cambio de jinete a mitad del río, y que habida cuenta que Miguel Mancera ya es inelegible en estos momentos para entrar al relevo, se recurriría a la figura de Santiago Creel Miranda.
Enfrente, ya no hallan a quien sumarle al equipo de campaña para que su candidato (José Antonio Meade), logre repuntar un poco durante las campañas, en medio de acusaciones por desvíos de fondos cuando fue secretario de Desarrollo Social. Y el tercer candidato de partido (Andrés Manuel López Obrador), ha venido siendo señalado insistentemente por sus posiciones y por la lista de ‘amigos’ que quiere que le acompañen en su gobierno si es que llega a la Presidencia. El desgaste ha sido intenso.
Pero ¿por qué los mexicanos nos tenemos que tragar todo lo que nos están enviando partidos y candidatos?
El ex consejero del Instituto Electoral de Coahuila, Carlos Arredondo Sibaja, nos recuerda quiénes son los que diseñan y redactan las reglas de este juego coprócrata en su columna de la semana pasada en La Otra Plana: Ellos (los partidos y legisladores que obedecen la ‘línea’ de sus partidos) diseñan las reglas, ellos fijan los límites, ellos colocan las ambigüedades en la norma, ellos provocan, en forma deliberada, los vacíos necesarios para escapar por ahí cuando haga falta. Ellos confeccionan la trampa gracias a la cual luego pueden colocarse a sí mismos en el papel de víctimas.
Así de sencillo. Así de fácil. Así de claro.
@JulianParraIba
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