Xalapa, Veracruz.- Hacer con recurrencia periodismo de paz y realizar una praxis pedagógica concreta son herramientas que pueden contribuir para salir del estado de naturalización de la violencia en el que actualmente se encuentra la población, afirman investigadores del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIHS) de la Universidad Veracruzana (UV).
Los cambios sociales que han permitido la naturalización de la violencia en los últimos años resaltan en el análisis de los especialistas del IIHS, sobre todo al hablar de temas relacionados con políticas públicas actuales en la materia y el proceso histórico que ha devenido en tales circunstancias, así como el papel que la educación y el periodismo de investigación tienen ante este fenómeno.
De acuerdo con el documento Incidencia Delictiva del Fuero Común 2017, del Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hasta el 31 de diciembre del año pasado se registraron 41 mil 218 homicidios, de los cuales 25 mil 339 fueron dolosos y 15 mil 879 culposos.
En el caso concreto de Veracruz, esta información publicada el pasado 20 de febrero indica que el número de homicidios registrados data de dos mil 385. Desde la misma lógica, mil 641 son de carácter doloso y el restante, 744, culposos.
Veracruz ocupa el cuarto lugar en el registro de homicidios a nivel nacional, solo después de Guanajuato (tres mil 378), Guerrero (dos mil 876) y Baja California (dos mil 438); en el último lugar de esta lista se encuentra Yucatán con 90.
Periodismo de paz: construcción de nuevas narrativas
El periodismo de paz (peace journalism) surgió como alternativa de comunicación ante los modelos tradicionales en los cuales se resalta, sobre todo, a los agredidos y a los agresores. Es decir, que para los formatos clásicos el evento noticioso es la violencia y no la paz.
En esta reciente iniciativa, que parte de las ideas de Johan Galtung, lo importante es mostrar la noticia desde el punto de vista de la solución de problemas y no incentivarlos con el discurso: generar propuestas, por ejemplo, en los conflictos armados o el deterioro del tejido social.
La periodista y académica Cristina Ávila Zesatti ha impulsado este tipo de modelo de comunicación dentro de la agenda mediática a nivel nacional e internacional durante un poco más de nueve años. Para ella, el periodismo de paz es tener la iniciativa de contar las historias desde la idea de proponer soluciones pacíficas. “Es un cambio de mirada, un cambio ético que tiene como finalidad construir, más que destruir”.
La propuesta de Ávila Zesatti consiste en la construcción de nuevas narrativas, lo que denomina «el giro epistemológico» dentro del periodismo en general: transformar las coberturas y las redacciones de noticias para una contribución social. Su propuesta se centra en enfatizar la importancia de esta clase de periodismo ante los contextos de violencia.
A su consideración, las razones por las que apremia un periodismo de paz en los medios de comunicación tienen que ver con la tesis según la cual leer violencia puede contribuir a la construcción de sujetos beligerantes, y eso solo fomenta el estado de naturalización de la misma. Este tipo de modelos de comunicación puede ayudar a crear desde sus preceptos metodológicos un mundo diferente con el uso de narrativas.
“Se pueden construir mundos desde una narrativa diferente, pero el periodismo de paz necesita más tiempo y más espacio para hacerse. Hay que hacer mucho trabajo de contextualización para entender qué es lo que ocurre con un conflicto armado o no. Hay que tratar de entender cuáles son las raíces, cuál es la situación presente y hacia dónde podría ir ese conflicto, por eso se habla de contexto y perspectiva como herramientas”.
Educación para normalizar la paz
En el ámbito educativo y sus propuestas de solución a la violencia, Zulma Amador Rodríguez, del Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes, propone crear iniciativas de praxis pedagógica para fomentar la desnaturalización de la violencia en el estado de Veracruz y en México en general. Asimismo, sostiene que con pequeñas acciones se puede aportar a la cultura de paz en los diferentes estados: “Ante la naturalización de la violencia es necesario comenzar con pequeñas aportaciones a naturalizar la paz”.
Rosío Córdova Plaza, investigadora del IIHS y especialista en el tema de la violencia, ha realizado análisis históricos del concepto y ha llegado a afirmar que esta constituye a los sujetos de la población afectada. A su vez, defiende que si se atienden los acontecimientos sociales en la materia, se puede inferir que el término en cuestión cambia de acuerdo con las etapas que ha tenido la historia de la humanidad.
Para ella, si bien es cierto que durante este cambio de significado de formas de ver y asimilar lo violento, no puede ser verdad que el hombre sea violento por naturaleza, como afirmaron algunos filósofos en la Modernidad, sobre todo en la etapa de la Ilustración francesa.
Estas reflexiones se abordaron en la mesa de discusión La naturalización de la violencia cotidiana, violencia estructuralrealizada en el IIHS, donde participaron Francisco Jiménez (Universidad de Granada), Lucía Díaz (Colectivo Solecito), Cristina Ávila (Corresponsal de Paz), Rosío Córdova (IIHS), Zulma Amador (Centro de EcoAlfabetización y Diálogo de Saberes) y Mayra Ledezma (Facultad de Sociología).
El cuerpo académico organizador, Estudios Socioculturales, perteneciente al IIHS, dejó como propuesta el intercambio de análisis e investigaciones en torno a la violencia, su diagnóstico, las propuestas de solución y el papel de la academia y la ciencia en este tema, desde el diálogo y la conversación multidisciplinaria. (CONACYT)
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