CARLOS RAMÍREZ
Todas las encuestas dicen mentiras; sondeos son reflejo, no resultado
En todas sus encuestas electorales la empresa Consulta Mitofsky incluye una frase que deberían tener casi tatuada los candidatos: “por favor nadie vea esto como un pronóstico, porque seguramente se equivocará”.
El problema no radica en la técnica de las encuestas, sino en el encuestado: el votante mexicano todavía no tiene clara la utilidad de las encuestas. Por ejemplo, en la última de Consulta que publicó el miércoles El Economista, el primer lugar en la tendencia de votos lo tiene la coalición de López Obrador con el 23.0%-23.6%. Pero en la pregunta de quién cree usted que ganará las elecciones, el encuestado dice: 25.6% la coalición de PAN-PRD-MC de Ricardo Anaya,
¿Cómo explicar que la tendencia beneficie a López Obrador, pero el mismo encuestado considere que ganará el PAN? ¿Cuál es el mayor valor de la encuesta: la definición del voto o la percepción del triunfo?
Hay otro error muy común en las encuestas: el voto consolidado. Ante un promedio en todas las encuestas de un 30% de votantes indecisos, muchas casas encuestadoras distribuyen ese voto de indecisos entre los demás candidatos en la misma proporción de sus tendencias de voto. Ahí es donde las cifras llegan a 30% o más. Pero es imposible prever si el votante mostrará esa redistribución matemática.
Y existe otro dato que distorsiona las encuestas. Aunque algunas incluyen la pregunta sobre la seguridad de su voto emitido en el sondeo, alrededor de 40% de los votantes decide su voto a boca de urna, no antes. Ante la falta de educación cívico-política y los temores de que las encuestas sean mecanismos de espionaje político del gobierno, los encuestados sueltan el sentido de su voto sin tener la seguridad de que así será o falseando su verdadero voto. Por eso es que muchas de las encuestas fallan en sus cálculos.
Las encuestas de principios del año pasado hasta el 29 de marzo carecerán de rigor científico no acreditable a las empresas encuestadoras sino al hecho de que primero fueron por partidos, luego por varios precandidatos de un mismo partido y ahora por precandidatos únicos por cada alianza; es decir, oficialmente no hay candidatos ni programas de gobierno aprobados por el INE; por tanto, las tendencias del voto son sentimentales.
Las campañas electorales comenzarán el 30 de marzo –candidatos y programas registrados–. Ahí comenzarán las verdaderas encuestas. En el 2006 López Obrador arrancó el año con 20 puntos de ventaja y perdió por medio punto. En el 2012 Peña Nieto comenzó el año con 50% de tendencia de votos contra 25% de López Obrador y la elección real solo dejó una diferencia de 6.7 puntos porcentuales.
A esta variación del voto se refiere Roy Campos en sus encuestas de Consulta: se equivoca quien crea que las encuestas son un pronóstico.
De los precandidatos, el más dominado por las encuestas es López Obrador porque cree que sus cifras son el resultado oficial y quiere las llaves de Palacio Nacional por adelantado. Anaya todavía no entiende el valor de las encuestas. Y el PRI –que fue el primer partido político en usar las encuestas como sondeos de simpatías durante la presidencia partidista de Luis Donaldo Colosio– ha asumido las encuestas como el adversario a vencer.
Es posible que algunas encuestas coincidan con el resultado final, pero ninguna encuesta ayudará al ganador.
Política para dummies: La política es la sensibilidad para no creerse sus propias mentiras.
Sólo para sus ojos:
Circula ya la revista La Crisis de enero de este año con el análisis de los tres grandes problemas que encara la elección presidencial del 2018: grandes crisis acumuladas, nuevo mapa de poder y desafíos de un país en ruinas.
Otro globo desinflado. Fue tanta la presión sobre la salud mental de Donald Trump que la Casa Blanca llamó a un médico especialista de la marina para hacerle un estudio. En la presentación de los resultados en conferencia de prensa, el doctor Ronny Jackson recibió 80 preguntas de los periodistas y respondió a todas. Para los curiosos, las 80 preguntas se pueden consultar en el sitio www.seguridadydefensa.mx, tomadas de Breitbart News.
Versiones en los pasillos del poder en el sentido de que el gobierno de Peña Nieto está buscando la forma de extraditar a César Duarte sin que parezca una victoria para el gobernador chihuahuense Javier Corral y sin que pueda tener demasiados costos electorales para el PRI. Asimismo, estudian la manera de apropiarse de la bandera de la corrupción con un par de golpes espectaculares. Con estas maniobras, Meade podría rebasar a Anaya por la derecha.
@carlosramirezh
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