LA NOCHE DEL DEMONIO: LA ÚLTIMA LLAVE

VÍCTOR BÓRQUEZ NÚÑEZ 

Con menos eficacia que en la primera entrega, aparece este cuarto capítulo de la saga de terror iniciada por James Wan en 2010 que, en estricto rigor, es una precuela que entrega los elementos esenciales para conocer cómo y por qué la protagonista llegó a ser la parapsicóloga capaz de entrar y conectarse con el mundo de los espíritus del más allá. Una constatación del poder de los productores para estirar la cuerda de una buena idea que se va desdibujando.

Producto de la inevitable tendencia a realizar secuelas, alguna de las cuales son absolutamente innecesarias, aparece en la cartelera esta película que retoma los constantes enfrentamientos de la especialista en espíritus y almas perdidas, Elise Reinier y que hizo de la primera parte un interesante ejercicio de estilo de un género siempre vigente, el terror.

Esta nueva entrega es, en estricto rigor, una precuela (una película que aporta datos anteriores a las primeras entregas) y, si bien mantiene el estilo habitual para tratar de generar sobresaltos, se trata de un filme que no alcanza la cuota de interés que tuvo la original ‘La noche del demonio’ (2010), sobre todo por su cuidadosa estética de tipo surrealista que mostraba los mundos paralelos que visitaban los personajes, porque ahora en cambio solamente se reproducen de manera monótona los típicos efectismos para provocar escalofríos en los espectadores.

“La noche del demonio: la última llave” constituye la cuarta entrega de esta saga, en la que se da a conocer el origen de Elise, de cómo adquiere el don de ver y entrar en mundos donde predominan los espectros y se presentarán los distintos miembros de la familia de esta especialista en demonios.

La película se inicia de manera interesante, aunque pronto ese clima de violencia y de tensión se pierde, centrándose en una llamada que recibe la protagonista, en la cual le solicitan ayuda urgente, lo que motivará su viaje a una casa que resulta ser la misma en la cual ella habitaba con sus familiares en su infancia y donde partió su especial habilidad como psíquica.

Así, en esta película Elise y sus dos ayudantes habituales, se enfrentarán a una serie de siniestros eventos, oportunidad que el director utiliza para introducir pequeñas dosis de humor, especialmente de este grupo que recuerda a los inolvidables cazafantasmas de la década de los ochenta.

El principal problema es que el filme no alcanza en ningún instante una atmósfera terrorífica digna de la primera entrega ni menos una estética que permita transmitir inquietud o claustrofobia. Y esto es una lástima, si se considera que la película que inició la saga, dirigida por James Wan, fue una inteligente apuesta para reverdecer el siempre atractivo mundo de los demonios y almas en pena gracias a un hábil guion de Leigh Whannell,

A medida que la película va avanzando en su metraje, se va diluyendo el encanto inicial y se convierte en un producto habitual donde se logra entretención, pero donde no existe ni inspiración ni un aporte concreto al siempre vigente género de terror que permanece incólume a pesar de los cambios que experimentan los gustos de los espectadores.

Este filme cuenta el origen, la forma en que Elise descubre y comienza a emplear sus poderes especiales, secuencia inicial que dura veinte minutos y ocurren en 1954, que es la mejor parte de esta película, para después centrarse en el tiempo previo al comienzo de la primera entrega ‘La noche del demonio'», situación curiosa porque si se ordena de manera cronológica, este filme es en realidad la primera parte de la saga, seguida del «Capítulo 3», «La noche del demonio» y el «Capítulo 2».

Este inicio permite a los espectadores conocer cómo la parapsicóloga Elise Rainier, cuando era niña, descubrió que tenía dones sobrenaturales, sufriendo el abuso y la  crueldad a manos de su padre y descubrió el entorno de la maldad pura conocido como ‘el más allá’.

Sumando y restando, este filme puede resultar entretenido para quienes gustan solo de efectismos y una historia que se desliza aprovechándose de las altas expectativas generadas por la original. Para los exigentes o los fanáticos de la serie, es probable que no logre seducirlos porque no existe mayor aporte en el lenguaje cinematográfico y solo se repiten esquemas vistos en cientos de películas que hacen del terror su material esencial. Regular.

Autor

El Heraldo de Saltillo
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