ATILA
La hora de la verdad
El reciente incidente de un integrante del grupo de reacción GATEM que en su día franco, se vio involucrado en una riña nocturna en un antro de Piedras Negras, y en el que por cierto, amenazó con arma de fuego a los clientes, hace evidente que desde hace tiempo, los policías de elite pasaron de ser defensores de la seguridad para convertirse en enemigos públicos.
Los cuerpos policiacos de alto nivel, nacieron como una necesidad urgente de combatir la aplastante concurrencia en la entidad de bandas del crimen organizado, a inicios del anterior sexenio.
Con su actuación, la de la Marina Armada de México, y el Ejército Nacional, la seguridad regresó a la entidad, pero los GATES y otros grupos de reacción se quedaron, y ya sin delincuentes que perseguir, se apoderaron de las plazas.
Después de todo, dicen que los espacios vacíos se llenan.
Hace unos días, el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, manifestó que Coahuila no es rehén de la inseguridad, ní está secuestrada por el crimen y tiene razón.
Como también la tienen los alcaldes de distintos municipios que ya no aguantan la costosa presencia de los GATEM, que desde tiempos del ex gobernador Rubén Moreira Valdez, reciben goloso sueldo municipal, pero solo atienden ordenes de los mandos estatales.
¿Sabe usted que un GATEM gana cuatro veces más que un policía local?
Tal vez por esta razón, el alcalde de Monclova, Alfredo Paredes ordenó al inicio del presente año, la separación de la policía municipal del grupo de elite, y que los primeros dejaran de patrullar con los GATE.
La razón oficial es que los municipales son preventivos y los policías estatales participan en otro tipo de actividades, incompatibles con los ordenamientos locales.
En el fondo, los alcaldes ya están hartos de pagar por una policía que ni los ve, ni los oye, y mucho menos los apoya en labores de prevención del delito.
Tal vez sea hora de analizar su desaparición.
Coahuila se encuentra ahora mismo en paz. ¿Qué no?
OTRA MANCHA…
Dejar de cobrar las foto multas, tiene una grave responsabilidad administrativa para el ex alcalde de Saltillo, Isidro López Villarreal, pues le generó al ayuntamiento pérdidas financieras.
Cuestión de que el auditor estatal Armando Plata se ponga las pilas, ahora que entró al 2018 con tanta enjundia.
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