EDUARDO J. DE LA PEÑA
El primero de enero se mostraron dos estilos diferentes de hacer política, marcados significativamente por la personalidad de los actores que tuvieron el rol protagónico en la Sesión de Cabildo celebrada en el Teatro Fernando Soler.
Por un lado Miguel Riquelme, cuidadoso de los detalles, tendiendo la mano a personajes con los que incluso antes hubo rivalidad, como Esther Quintana, del PAN, y Rodolfo Garza, de MORENA, que se incorporan como regidores tras haber ido a la contienda como aspirantes a la alcaldía. Igual lo hizo con los diferentes liderazgos de grupos afines a su partido, mostrando una sensibilidad política que en mucho le ayudará a construir la reconciliación a la que ha estado convocando.
Por su parte, Manolo Jiménez Salinas derrochando carisma y dueño por completo del escenario, listo para asumir un nuevo liderazgo y construir desde la alcaldía de un año las siguientes etapas de su carrera política.
Lo dijo Jiménez en su discurso, hace quince años buscó dirigir la asociación de los estudiantes saltillenses en el Tecnológico de Monterrey, y ese fue el impulso para construir su carrera política y subrayó que lo hizo de manera intencional.
«Las grandes cosas no suceden porque sí, no suceden por casualidad… Los sueños se hacen realidad cuando uno lucha por ellos», señaló Manolo, y si nos basamos en sus dichos, se pudiera afirmar que el ahora alcalde tiene ya definida su siguiente meta y estará trabajando por ella.
Por lo pronto en el terreno político redondeó bien las cosas, lo acompañaron en su toma de protesta dirigentes de prácticamente todos los sectores de la política, los negocios y la sociedad, destacando la presencia de dos ex gobernadores y de varios ex alcaldes, entre ellos algunos que hacía tiempo no tenían apariciones públicas en Saltillo, como Oscar Pimentel González.
Ante un Miguel Riquelme impasible, observador, el alcalde saltillense anticipó su fórmula para hacer frente a los retos: cabeza, corazón y carácter.
Y vaya que le harán falta los tres componentes, pues por un lado está la dinámica de una urbe como Saltillo, en imparable crecimiento, y por otro las cuestiones políticas: la contienda que se formalizará en unos días más para elegir alcalde, diputados federales, senadores y Presidente de la República, y la propia carrera de Manolo.
Por más que no deje las cosas a la casualidad, Jiménez seguramente sabe que el futuro depende de circunstancias y una que sí está bajo su control es el tacto con el que debe llevar su exhibición pública, para no disputar reflectores ni protagonismo al gobernador.
Principalmente en la capital históricamente es un punto que se debe cuidar, para evitar celos y desgaste. Y en ese terreno debe Manolo leer la cartilla a su equipo para que no lo lleven por error a una confrontación que no está buscando.
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A finales de la semana próxima el PRI deberá estar convocando a su proceso interno para postular candidatos a diputados y senadores. Hay expectación por conocer cómo se resuelven las cosas en Coahuila, pues el tablero político seguirá en movimiento para en unas semanas más lanzar a los candidatos a las alcaldías, y terminar con la integración del gabinete de Riquelme.
Hay quienes dan por un hecho que en la fórmula al Senado irán Jericó Abramo Masso, como el activo político más importante para el PRI a nivel local y con inmejorables conexiones a nivel nacional, y Verónica Martínez, con todo y que su desempeño en la dirigencia partidista no ha sido el mejor, pero es que tampoco hay muchas mujeres preparadas para esa contienda.
En todo caso, se afirma que Antonio Nerio está amarrado para asumir la dirigencia del Revolucionario Institucional al salir Verónica.
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Murió en Piedras Negras Don Santiago Elías Castro Escobedo, quien será recordado como un servidor público eficiente, discreto y comprometido, pero sobre todo por su buen trato y diligencia.
Castro Escobedo construyó una carrera política que lo llevó hace treinta años a la alcaldía de Piedras Negras, de la que salió abruptamente, con una persecución artificiosa, montada a base de intrigas y malos entendidos.
Esa dura prueba lo llevó a perder buena parte de su patrimonio, pero no a su familia y sus amigos, y así convirtió un modesto comercio que atendía personalmente por el rumbo de la central de autobuses de Piedras Negras, en punto de encuentro desde el que se impulsó el proyecto de Enrique Martínez para ser primero candidato y después gobernador.
Ya en el gobierno de Martínez, don Santiago fue llamado a ser el primer titular de la Procuraduría Social y se convirtió en uno de los colaboradores de mayor cercanía al gobernador, quien lo mantuvo a su lado después en la Secretaría de Agricultura y la Embajada de México en Cuba.
Sin buscar nunca provecho personal de su influyente posición, Don Santiago fue un gestor siempre atento para todo coahuilense que tocó a la puerta de Martínez y Martínez.
Su partida deja un hueco y las regiones Norte y Cinco Manantiales pierden a uno de sus más legítimos liderazgos. Descanse en paz.
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