Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.
Reforma arancelaria:
¿Fortalecimiento fiscal o barrera proteccionista?
Por: M.C. Alberto Damián Flores Araujo
Con la incertidumbre en el comercio mundial derivado de las tensiones políticas entre los grandes bloques comerciales como Estados Unidos y China, han ocasionado una serie de escenarios inciertos para las economías de todo el mundo. En particular, la política arancelaria de Trump ha ocasionado un malestar los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) los cuales abarcan el 98 por ciento del comercio mundial. En este sentido, en respuesta a estos “ajustes arancelarios” muchos países incluido México, han adoptado ciertas medidas poco ortodoxas, puesto que el aumento de aranceles puede ser interpretado como una medida proteccionista por otros países, lo que podría provocar la imposición de aranceles retaliatorios (impuestos adicionales que un país impone a las importaciones de otro como mecanismo de respuesta a aranceles previos), lo cual es el riesgo al que se están enfrentando las exportaciones mexicanas, afectando, de manera directa la balanza comercial.
Dado lo anterior, en los últimos meses se han presentado iniciativas de proyectos de reformas arancelarias a la Tarifa de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación (LIGIE), la cual ha sido turnada a diferentes cámaras, siendo la última de ellas con fecha de 09 de diciembre de 2025. El origen de la iniciativa fue presentada por la Titular del Ejecutivo Federal, siendo turnada y dictaminada por la Comisión de Economía, Comercio y Competitividad de la Cámara de Diputados, en este sentido, el dictamen se basó en un análisis numérico del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) y en diversas mesas de trabajo con cámaras empresariales y diversos agentes económicos clave.
Es así, que el dictamen de la reforma se centra en la modificación de 1,463 fracciones arancelarias con el objetivo de incrementar la recaudación y proteger a sectores estratégicos de la economía mexicana, por lo que el objetivo principal es aumentar la recaudación fiscal de ingresos tributarios y proteger la industria nacional a través de la modificación de las cuotas arancelarias.
Los principales sectores con un mayor impacto están orientados hacia el sector de la industria textil con 398 fracciones; seguido por la industria del vestido y confección (308 fracciones); la industria siderúrgica (248 fracciones) y por último el sector de las autopartes (141 fracciones), siendo estas las que concentran la mayor parte de las fracciones arancelarias. Además, esta iniciativa incluye por primera vez, fracciones arancelarias de sectores que anteriormente no estaban sujetos a estas medidas, como: plásticos, electrodomésticos, aluminio, juguetes, muebles, papel y cartón, principalmente.
Por otro lado, el aumento de aranceles puede desalentar la importación de ciertos bienes desde países no socios de libre comercio (o aquellos con los que no hay acuerdos preferenciales), buscando desviar el comercio hacia proveedores nacionales o a países con los que México mantiene tratados (como el T-MEC, por ejemplo), para aprovechar las tasas arancelarias preferenciales.
La modificación masiva de 1,463 fracciones incrementa la complejidad regulatoria, exigiendo a las empresas de comercio exterior una revisión exhaustiva de sus clasificaciones y planes logísticos para evitar incumplimientos. El principal objetivo de estas medidas es el proteccionismo selectivo. Sectores como el Textil, Siderúrgico, de Autopartes y Calzado verán una barrera de entrada más alta para sus competidores extranjeros, lo que en teoría debería estimular la inversión, la producción y la generación de empleo a nivel nacional en esos rubros. El encarecimiento de los bienes importados motiva a las industrias mexicanas a buscar proveedores locales para sus insumos, fomentando la integración de cadenas de suministro nacionales, lo que nos puede recordar el modelo de la Industrialización por Sustitución de Importaciones el cual imperó en México de 1948 a 1982.
Por último, es importante tener en mente que estas medidas implementadas por el Gobierno Federal buscan un incremento potencial en los ingresos arancelarios, fortaleciendo las finanzas públicas, sin embargo, como ya mencioné los aranceles son impuestos que usualmente se trasladan al precio final, por lo que el aumento en los costos de importación de insumos (como acero o plásticos) puede generar un efecto inflacionario en los productos finales mexicanos, afectando el poder adquisitivo de los consumidores, provocada por una inflación sostenida en los próximos años.
- El autor es vicepresidente Región Sureste Colegio de Economistas de Coahuila



