Factores que influyen en la salud de la piel y cómo abordarlos

Además de ser el órgano más grande de nuestro cuerpo, la piel es el órgano que nos mantiene seguros mientras interactuamos con el exterior. Su aspecto refleja si nuestro cuerpo está saludable o no. ¿Cómo cuidarla y protegerla?

La realidad es que hay muchos factores internos y externos que influyen en la salud dermatológica. Por lo tanto, el primer paso es conocerlos y saber qué rutinas y productos de skincare puedes usar para prevenir daños o contrarrestarlos.

1. El clima: frío y calor extremos

Las condiciones ambientales y los cambios repentinos en la temperatura son los que más pueden llegar a impactar negativamente en la piel y, muchas veces, sin que lo notemos inmediatamente. Por ejemplo:

  • El frío y el viento reducen la humedad del ambiente y deshidratan la piel, que puede reaccionar con enrojecimiento, tirantez y hasta con descamación.
  • Los climas cálidos y húmedos aumentan la sudoración y la producción de sebo que, en pieles con tendencia grasa, puede favorecer brotes y poros abiertos.
  • Los cambios bruscos de temperatura debilitan la barrera cutánea, que es la capa de lípidos, proteínas y otros componentes que protegen al organismo.

¿Cómo cuidar la piel de esos factores?

Procura usar cremas o sérums hidratantes con ceramidas, ácido hialurónico o pantenol para reforzar la barrera cutánea. En climas cálidos, elige texturas en gel y en climas fríos, presentaciones más cremosas y densas.

Busca marcas confiables y compra con distribuidores autorizados, como la farmacia dermatológica Haut Boutique, para evitar imitaciones o productos apócrifos.

2. La exposición solar: rayos UV y luz visible

Otro de los factores dañinos para la piel es el sol, incluso en los días nublados, ya que la deshidrata y oxida; puede llegar a quemarla, causar irritación y envejecimiento prematuro, como arrugas y pérdida de firmeza.

Además, favorece la aparición de manchas (léntigos solares) y, a largo plazo, incrementa el riesgo de cáncer en la piel.

¿Cómo prevenir el daño?

Usa protector solar con FPS 50+ y de amplio espectro todos los días, incluso en interiores, considerando que la luz solar traspasa los vidrios de las ventanas. Además, reaplica cada 3 a 4 horas, incluso antes, si sudaste en exceso o nadaste.

Si tienes piel sensible, busca opciones dermatológicas con filtros minerales, que no se absorben en la piel y son menos propensas a causar irritación.

Complementa con algún sérum de vitamina C o E para contrarrestar el estrés oxidativo generado por la combinación de smog, radiación y otros factores.

3. Hábitos alimenticios

Como sabes, los alimentos que consumimos tienen una repercusión directa en nuestro organismo, es por eso que la dieta que llevamos se refleja en el aspecto y equilibrio de la piel.

Por ejemplo, las dietas muy altas en azúcares favorecen la inflamación y los brotes; una hidratación deficiente puede generar opacidad y resequedad; las deficiencias de vitaminas pueden causar palidez y hasta grietas.

¿Cómo favorecer la piel?

Bebe suficiente agua para mantener niveles óptimos de hidratación; procura una dieta equilibrada en la que integres verduras, granos enteros y fuentes de calcio, zinc, vitamina C y Omega 3. De ser posible, consulta con un nutriólogo la mejor alimentación para ti.

Reduce el consumo de azúcares refinados, alimentos fritos y procesados e incorpora a tu rutina de skincare productos dermocosméticos hidratantes y antioxidantes.

4. El estrés

¿Te ha pasado que en un periodo de exámenes o mucho trabajo te salen brotes o un acné preexistente empeora? Esto es porque el estrés desencadena respuestas biológicas como mayor inflamación y deshidratación.

Cuando el organismo produce niveles altos de cortisol (la hormona del estrés), se alteran algunas funciones que lo equilibran, por lo que la barrera de la piel se puede debilitar y ser más susceptible de presentar problemas de salud, como infecciones, hongos o acné.

¿Cómo contrarrestar los daños en tu piel?

Incorpora ejercicios de respiración profunda, pausas, caminatas diarias y/o ejercicio físico para relajar el cuerpo y conseguir un descanso reparador que beneficie a tu piel.

Crea una rutina de skincare que sea constante, con productos adecuados a tu tipo de piel y que incluyan activos como la niacinamida, centella asiática o pantenol, que reducen la inflamación y fortalecen la barrera cutánea.

5. Sueño y descanso

Aunque es un factor que poco se toma en cuenta, dormir suficiente es uno de los hábitos más poderosos para mantener la piel saludable, porque durante esas horas la piel se repara y regenera.

Por el contrario, la falta de descanso aumenta la inflamación y el estrés oxidativo que afecta la barrera cutánea, genera ojeras, hinchazón, aspecto cansado y envejecimiento prematuro.

¿Cómo aprovechar el sueño a favor de tu piel?

Incorpora hábitos de higiene del sueño, como horarios regulares, desconexión digital, relajación del cuerpo y la mente.

Procura una rutina nocturna de limpieza, hidratación y tratamientos que preparen tu piel para el descanso, mediante el uso de ingredientes activos que respondan a las necesidades de tu edad, tipo de piel y condiciones ambientales del lugar donde vives.

6. Contaminación y estilo de vida

Este es uno de los factores menos visibles, pero más dañinos para la piel, ya que las partículas contaminantes del aire pueden deteriorar la barrera cutánea, hacen sensible la piel y pueden causar irritaciones.

También pueden obstruir los poros, favorecer manchas, generar inflamación y textura irregular, ocasionar pérdida de luminosidad y envejecimiento prematuro.

¿Cómo evitarlo?

Limpia tu piel dos veces al día con productos suaves que no la irriten; hidrata con sérums o tratamientos que contengan ingredientes que refuercen la barrera cutánea.

Usa protectores solares y productos enriquecidos con antioxidantes, como la vitamina E, el ácido ferúlico o el resveratrol, que ayudan a los mecanismos de reparación de las células.

7. Condiciones hormonales

Las hormonas regulan diversas funciones del cuerpo, incluidas las relacionadas con la piel. Es por eso que esta puede tener cambios en las diferentes etapas de la vida. Por ejemplo:

  • En la adolescencia, la piel puede ser más propensa al acné, debido a que los cambios hormonales pueden estimular mayor producción de sebo.
  • El uso de algunos anticonceptivos o tratamientos de fertilidad puede aumentar la producción de grasa en la piel y generar brotes.
  • Durante el embarazo, se puede presentar melasma gestacional debido a que aumentan hormonas como el estrógeno, la progesterona y la melanocortina.
  • En la menopausia, disminuyen la hidratación y la firmeza, debido a la disminución de estrógenos; además, puede presentarse mayor sensibilidad e inflamación.

¿Cómo abordarlos?

Si tu piel presenta acné, irritaciones u otros síntomas de alergia, lo mejor es visitar al dermatólogo para que evalúe las causas y un tratamiento especializado.

En cualquier etapa, procura llevar una alimentación balanceada y buenos hábitos de higiene en la piel, así como usar limpiadores que no alteren tu pH, y complementa con tratamientos dermatológicos nutritivos.

Cuida tu piel desde dentro y desde afuera

Ahora sabes que la salud de tu piel depende de diversos factores externos e internos, pero que puedes integrar hábitos saludables, cuidados y productos adecuados para que puedas prevenir daños y mantenerla luminosa y saludable.

Busca distribuidores de marcas dermocosméticas que sean confiables, que ofrezcan fórmulas seguras, probadas y efectivas para proteger tu piel según los factores a los que está expuesta.