NAVAJA LIBRE

El espejismo laboral de Morena

El Gobierno de Claudia Sheinbaum insiste en afirmar que el empleo “va bien”. Sin embargo, basta revisar los datos para desmentir ese optimismo artificial. En octubre, México vivió uno de los episodios más reveladores del deterioro laboral: más de 176 mil empleos formales desaparecieron, mientras que más de 832 mil personas terminaron en la informalidad, sin seguridad social ni protección legal alguna. Los datos del Inegi, publicados por diversos medios, son contundentes: el crecimiento del empleo se sostiene únicamente en la precariedad.

De hecho, al cierre del mes se contabilizaron 33.9 millones de personas en la informalidad, equivalentes al 55.7% de la población ocupada, una proporción que convierte a México en un país donde la norma es la ausencia de derechos y no la inclusión productiva. México, ¿Cómo Vamos? documenta además que la informalidad sigue al alza y que el país opera con niveles de participación laboral decrecientes, especialmente entre mujeres, debido en parte a la ausencia de un sistema nacional de cuidados.

Para entender este retroceso, hay que recordar la burbuja estadística creada meses atrás con la incorporación de trabajadores de plataformas como formales. Ese ajuste alimentó el discurso triunfalista del Gobierno federal. Pero, una vez diluido el efecto, quedó expuesta la fragilidad del mercado laboral: menos empleos formales, más subocupación y más trabajadores sobreviviendo en actividades sin prestaciones.

Y, aun así, el Gobierno insiste en “festejar” medidas como el aumento del salario mínimo o la reducción de la jornada laboral, como si estas decisiones beneficiaran automáticamente a todos. La realidad es otra: la mayoría de los trabajadores vive en la informalidad, donde estas conquistas no aplican. Celebrar estas medidas sin atender la informalidad equivale a ofrecer un paraguas roto en medio de una tormenta.

A ello se suma el impacto negativo de la reforma judicial sobre la inversión. La OCDE advierte que la incertidumbre generada por los cambios profundos en el sistema judicial está inhibiendo decisiones de inversión, sobre todo entre Pymes, y limitando el crecimiento económico del país. Es imposible generar empleos de calidad en un entorno donde ni siquiera existe confianza para invertir.

Frente a este panorama, México necesita soluciones reales. Nosotros proponemos lo esencial: estabilidad económica, instituciones fuertes, incentivos a la formalización, reglas claras y apoyo decidido a emprendedores y Pymes. Un país que quiera progresar debe defender el empleo formal y multiplicarlo, no sustituirlo por discursos vacíos. Porque la verdadera justicia social comienza con trabajos dignos, salarios suficientes y un futuro que no esté construido sobre la precariedad.