Si tienes un sueño, ¡Protégelo!
¿Te ha pasado que, cuando comienzas a crear y soñar, algo pasa y ese sueño sólo se queda como un sueño sin realizar? Si tienes un sueño, es fundamental que lo protejas con todas tus fuerzas.
Desgraciadamente, existen personas que no han logrado alcanzar sus sueños, y de manera consciente o inconsciente, se dedican a hacer lo posible para disminuir tus esfuerzos y lograr que te quedes en el mismo lugar y en las mismas condiciones.
Muchas veces esas acciones pueden provenir de personas cercanas; en otras, de “admiradores” anónimos; y también pueden venir de nuestro propio diálogo interno: de nuestros miedos y de nuestras creencias limitantes.
En ocasiones, quienes más nos quieren pueden desanimarnos, pero no con una mala intención, sino a través del miedo a vernos sufrir o fracasar, o de la posibilidad de perder nuestra conexión con ellos si crecemos y navegamos por rumbos diferentes.
Hay otros también, que lo hacen por temor a que les demostremos que sí pudimos hacer lo que ellos no se han atrevido a intentar.
Algunos, con las mejores intenciones, verán el vaso medio vacío: cuestionarán tus ideas y te harán dudar de ti mismo. Su propósito es protegerte de lo que ellos consideran riesgos innecesarios.
Otros, ya sean amigos o familiares, proyectan sus propios miedos y experiencias pasadas, temiendo a que fracases o que sufras si persigues tus sueños. Todo ésto con la mejor de las intenciones, pero que, aunque sean buenas, te limitan.
En cambio, hay quienes tendrán intenciones más oscuras: te juzgarán, te compararán con otros, haciéndote sentir que tus sueños son ridículos, inalcanzables o que no estás a la altura de lograrlos. Y, unos más, se mostrarán indiferentes y pretenderán desalentarte con su desinterés.
No invites a ser parte de tu éxito a quienes estuvieron ausentes durante tu lucha.
Recuerda que no tienes que compartir todos tus sueños y aspiraciones con todas las personas. Escoge sabiamente a quién revelar tus ideas. Rodéate de personas que te apoyen y alienten y establece límites sanos y claros, pero comenzando por ti mismo: elige qué vas a compartir, con quién lo compartirás y cuál será el lugar y las circunstancias adecuadas.
Y practica la autoconfianza a través del autoconocimiento. Reconocer tus habilidades y debilidades te ayudará a ser más fuerte ante críticas y las dudas.
Y, alrededor de tus sueños, crea un entorno positivo: busca comunidades, grupos o personas que compartan tus sueños y aspiraciones. Esto te proporcionará la energía necesaria para seguir adelante.
Muchas veces, las personas rechazan a los soñadores, porque no se ajustan a lo que quieren o porque tienen una visión que trasciende el estándar que han establecido. Y cuando decidimos salir de ese estándar, indirectamente sacamos a quienes nos rodean de su zona de confort, e incluso podemos obligarlos, de manera indirecta, a crecer; algo que, a menudo, no desean. Por eso desalientan el cambio, ya que, de manera inconsciente, priorizan su comodidad.
Es vital que cuidemos nuestro nivel de energía, aprendiendo a gestionar nuestras relaciones y a comprender que la proximidad es poder. A veces, lo más saludable es alejarnos de aquellas influencias que drenan nuestra energía y nos impiden ser quienes realmente somos.
Y ante todo, cuídate de los desalentadores más peligrosos, los que se encuentran dentro de tí mismo: el miedo a fracasar, el síndrome del impostor y tus creencias limitantes. Para vencerlos, te recomiendo la maravilla del coaching: te permitirá abrirte con confianza a un universo de infinitas posibilidades, a explorar los “cómo sí”, y a partir desde la humildad del autoconocimiento.
Reconocer nuestras habilidades y debilidades es fundamental para trabajar en ellas y crecer hacia lo que realmente queremos.
Finalmente, es posible que, al luchar por algo en lo que crees firmemente, no lo consigas, o lo consigas de una manera diferente a la que habías planeado. Pero la verdadera satisfacción se encuentra en haberlo intentado, es decir: en el camino, no en el destino.
En la transformación personal, el crecimiento, las experiencias vividas y la sabiduría acumulada durante el viaje serán las que llenen tu vida de plenitud. Esta parte de tu vida, esta pequeña porción, se llama felicidad.
Es mejor llevar la carga del dolor de no haber logrado tus metas, que el sufrimiento de no haberlo intentado nunca.
Y recuerda que siempre hay un «cómo sí» esperando a ser descubierto, y que lo mejor de la vida está esperando que lo abraces. Porque tu sueño merece ser protegido: tú mereces ser feliz.






