
Berna, Suiza.- Los tatuajes podrían tener efectos negativos sobre el sistema inmunitario, debilitando la capacidad del cuerpo para responder a ciertas infecciones e incluso a algunos tipos de cáncer, según advierte una investigación realizada por la Universidad de la Suiza Italiana, el Instituto de Investigación en Biomedicina y la Universidad de Berna, en Suiza; la Charité Universitätsmedizin Berlín, Alemania, y la Universidad de Pavía, Italia y publicada en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
También colaboraron expertos de la Universidad de Masaryk y el Instituto de Parasitología de la Academia de Ciencias, en República Checa; y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Lyon, en Francia.
El equipo, encabezado por el doctor Santiago F. González del Instituto de Investigación Biomédica vinculado a dicha universidad, descubrió que la tinta de los tatuajes no permanece únicamente en la piel, esta se desplaza rápidamente hacia el sistema linfático y en pocas horas, grandes cantidades de pigmento terminan acumulándose en los ganglios linfáticos, órganos esenciales para la defensa del organismo.
De acuerdo con el comunicado de la institución, dentro de estos ganglios los macrófagos (un tipo de célula inmunitaria) capturan activamente los pigmentos, lo que desencadena una respuesta inflamatoria en dos etapas. La primera, de carácter agudo, dura apenas un par de días; sin embargo, luego se instala una fase crónica que puede mantenerse durante años y que preocupa especialmente porque debilita el sistema inmunológico, lo que podría aumentar el riesgo de infecciones y cáncer.
La investigación detalla que los macrófagos son incapaces de descomponer los pigmentos de la tinta como lo harían con otros agentes dañinos, y esta limitación termina provocando su muerte celular.
Como consecuencia, la tinta permanece en los ganglios linfáticos, generando un ciclo constante de captación y muerte de células inmunitarias, lo que deteriora de forma progresiva la capacidad defensiva del organismo.
El estudio, que se extendió por siete años, reunió a 12 equipos de investigación internacionales y recibió apoyo financiero de diversas entidades suizas.
Este fenómeno se observó con más frecuencia en tintas rojas, verdes y negras lo que sugiere que estos colores podrían presentar mayor toxicidad.
Los tatuajes no solo dejan una marca visible. Un nuevo estudio realizado con ratones en Europa sugiere que la tinta que se utiliza para hacerlos provoca inflamación duradera en los ganglios linfáticos encargados de drenar la zona tatuada y puede modificar la respuesta del cuerpo ante ciertas vacunas.
En uno de los experimentos, se vacunó a ratones tatuados y a otros sin tatuajes. Los resultados mostraron que los animales tatuados producían una menor cantidad de anticuerpos.
Estos hallazgos, plantean serias dudas sobre la seguridad de los tatuajes, especialmente considerando que, a nivel mundial, casi el 20 por ciento de la población tiene al menos uno. (El Heraldo de Saltillo)
https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2510392122





