VIVIR ES AHORA

¿Te pasan cosas malas por ser “buena” persona?

¿Alguna vez te enseñaron que ser una “buena persona” significa no enojarse nunca, siempre estar de buen humor, hablar bonito, ayudar sin límites y dar sin esperar nada a cambio?

Vivimos en una sociedad que nos ha enseñado que la bondad y el sacrificio extremo son sinónimos de ser buenos, pero, ¿realmente es así? En muchas ocasiones, esta creencia nos lleva a convertirnos en personas abnegadas, entregadas, bondadosas y generosas, y que en realidad, por dentro están agotadas, abusadas y viviendo una especie de sacrificio constante.

Y, en esta dinámica, terminamos dejando de lado nuestra propia dignidad, sintiendo que somos vulnerables, no valorados, y en muchas ocasiones, viviendo maltrato emocional o incluso físico sin darnos cuenta.

En coaching, si algo nos gusta, es llamarle a las cosas por su nombre. Muchas veces, confundir el término: “bondad” con: “sumisión”, “aguantar”, “callarse para que no haya problemas”, nos lleva a sacrificar nuestra salud e integridad física, económica, emocional, mental y espiritual, y a dejar de lado nuestra paz, nuestra dignidad y nuestra autoestima.

No se trata de callarse, aguantarse, someterse… sino de aprender a generar conversaciones con propósito y de una manera asertiva para poder generar acuerdos, lo que permitirá que generemos paz y beneficios en nuestras relaciones. De esa manera, realmente seremos “buenas personas”, es decir, aquellas que dejan bien a su paso.

Muchas veces, en nuestro intento de agradar y no enojarnos, terminamos olvidando que nuestro bienestar también merece nuestra atención y cuidado. Y confundimos la verdadera bondad con el sacrificio masoquista.

¿Cuántas veces escuchaste frases como ésta?: “Era una santa porque nunca se quejaba, nunca se enojaba, aguantaba todo”, “Era tan buena persona que dio todo hasta quedarse sin nada”, “Sacrificó a su vida con tal de que los demás no sufrieran”…

Nos han enseñado que, entre más soportamos, más buen corazón tenemos, y que nuestro valor depende de cuánto damos o soportamos. Pero la realidad es que esa idea distorsionada de lo que significa “ser buena persona” puede lejos de protegernos, dañarnos profundamente.

Y en ningún momento quiero decir que hacer grandes sacrificios sea algo vano o fútil, sino que, cuando no hay un valor, o una visión muy valiosa que le de un propósito a ese sacrificio, será en vano. Me refiero en estas líneas al sacrificio que se hace por miedo al rechazo, al abandono o a no pertenecer,  es decir,por miedo a ser auténticos, a expresar nuestras necesidades y tomar la responsabilidad de nuestro bienestar y nuestras vidas.

Cuando vivimos estas dinámicas, lentamente comenzamos a caer en el agotamiento, en el cansancio moral y emocional. Nos sentimos incomprendidos, desvalorados, perdemos el sentido de nuestra vida y, al final, acusamos a los demás de ser ingratos, de no ser igual de “buenos” que nosotros… y culpamos a la vida de ser injusta, al destino o a Dios mismo.

En realidad, los responsables de lo que nos sucede somos nosotros mismos. Entonces, antes que culpar a otros, mejor preguntémonos: “¿Qué estoy haciendo yo para contribuir a que ésto pase? ¿Cuál es mi parte  de responsabilidad en esta historia?”

 

La raíz de la mayoría de estos patrones se encuentra en nuestras falsas creencias, como creer que ser “bueno” significa soportar todo sin quejarse, o que el sacrificio sin propósito siempre trae recompensas, o que entre más aguante, más fuerte y admirable soy.

La verdadera nobleza no está en soportar todo por mantener una falsa paz, sino en tener el valor de proteger tu paz interior, ya que sólo desde esa paz podrás iluminar y guiar a quienes te rodean con autenticidad y amor.

Los límites sanos no son una barrera ni una manera de violentar a los demás, sino un acto de amor propio, una herramienta necesaria para crear relaciones sanas y equilibradas. Y las únicas personas que se molestarán de que los establezcan, son aquellas que se beneficiaban de que no los tuvieras.

¿En qué áreas de tu vida sientes que tienes más dificultad para poner límites? ¿Qué historias o creencias limitantes te están impedido actuar con firmeza? ¿Tienes miedo a que si dices “no” puedan dejar de quererte? ¿O serás una mala persona?

Recuerda: generar límites  sanos NO ES generar problemas. Es un acto valiente, lleno de amor, que te permite proteger tu paz, tu dignidad y tu valor, desde un espacio de armonía, respeto y comprensión. No hay nada más sano que aprender a no decir que “sí” cuando en realidad quieres decir “no”, y viceversa.

No necesitas ser perfecto ni complacer a todos. La verdadera madurez y amor propio radica en escuchar tu historia interior, en respetar tu ser y en reconocer que mereces relaciones donde el respeto florezca, sin violencia ni condiciones.

La vida te está enviando señales. Es momento de aprender a escucharlas, de proteger tu espacio y, sobre todo, de recordar que tu bienestar y tu felicidad no dependen del reconocimiento externo, sino del amor profundo que tienes por ti. Abre los ojos, mira quién eres, qué mereces y empieza a poner límites que te permitan vivir en paz y coherencia con tu verdad.

Al final del día, quienes valoran tu luz y respetan tus límites, son las personas que realmente merecen tu tiempo y amor. Y si deseas vivir una vida más armónica, puedo ayudarte a desarrollar las habilidades que requieres para vivir en paz, y disfrutar, porque vivir es.. AHORA.

 

coachteylealg@gmail.com