VIVIR ES AHORA

“El arte de vivir”

Alguna vez te has detenido ante un espejo y te has preguntado: ¿Realmente estoy viviendo, o simplemente estoy atravesando la existencia sin comprender su verdadera riqueza?

Imagina que contemplas el vasto océano: percibe como, en lo profundo de sus aguas hay un silencio eterno, en el cual la vida se desarrolla en paz, sin necesitar que tú hagas nada.

La vida, al igual que ese océano, no es un problema que solucionar, sino un vasto espacio de misterio, belleza y milagros que se despliega en cada respiración, en cada latido, en cada instante. No es una corriente con la que tengas que luchar, ni un problema que resolver, ni una carga que cargar.

La vida es un regalo divino, una oportunidad bendita que, cuando sabemos reconocerla, nos revela a cada instante la gracia, el amor y el milagro que somos en esencia. Nos invita a navegar sin prisa, sin resistencia, permitiendo que sus corrientes nos lleven suavemente hacia nuestro propio centro, hacia ese puerto seguro donde conectamos con nuestra esencia divina.

Cada instante, cada respiración, es como una ola que llega y se va, recordándonos que todo en esta existencia es transitorio y perfecto en su impermanencia. Cuando aprendemos a fluir con esa verdad, tocamos el alma de la vida y comprendemos que aquí y ahora es donde todo se revela: la paz, el amor, la dicha, el milagro de estar vivos. Entonces, en esa aceptación profunda, descubrimos que no hay nada que buscar ni nada que arreglar.

Muchas veces, en nuestro afán por controlarlo todo, por cumplir expectativas, por querer que todo sea perfecto, olvidamos que la vida, en su máxima expresión, no necesita de nuestra perfección para brillar. Sólo basta con dejar de resistir, soltar los juicios y, simplemente, aceptar. Aceptar que todo, absolutamente todo, está en su lugar, en el momento perfecto.

Cuando nos liberamos de los juicios hacia quien camina a nuestro lado, los amigos, la familia, incluso las dificultades, y nos permitimos simplemente ser y estar, los miramos con ojos puros y entendemos que cada uno de ellos nos brinda experiencias que nos invitan a despertar a nuestra verdadera misión: amar sin condiciones, aceptar sin reservas y vivir en la eternidad del ahora.

 

¿Cuántas veces estamos tan absortos en buscar qué falta, qué cambiar, o qué mejorar?

 

Entonces, te pregunto: ¿estás realmente vivo o solo existiendo entre juicios y expectativas?

¿Qué pasaría si aceptaras que, en este momento, justo aquí y en cada instante, está la eternidad que buscabas?

¿Qué cambiaría en tu vida si entendieras que cada experiencia es un acto divino de amor?

La vida es más sencilla de lo que imaginamos: como el río que fluye, la planta que crece, el sol que calienta. No necesita de nuestras exigencias ni de nuestros juicios para existir. Solo requiere que aprendamos a ver, a aceptar y a agradecer cada momento y a cada persona por lo que es.

Hoy, te invito a hacer un regalo a tu alma: detente en ese espacio sagrado donde solo existe el ahora. Respira profundo, observa tu respiración, siente tu corazón latiendo y reconoce que, en este instante maravilloso, reside toda la eternidad. Y siente que eres un milagro vivo, un reflejo del amor divino que se manifiesta en cada célula, en cada pensamiento, en cada latido…

Y así como el río no pregunta si debe fluir, ni la montaña cuestiona su grandeza, date permiso para simplemente existir, para vivir; aceptando que cada momento es un regalo divino, un acto de amor en perpetuo movimiento.

Y recuerda: no eres un problema que resolver, ni una carga que arrastrar. Eres el milagro que resplandece en cada respiración, la belleza de cada despertar, la eternidad que viste en el instante presente.

Entonces, deja de buscar fuera lo que llevas dentro. Reconecta con esa chispa divina y comprende que la verdadera vida no está en lo que buscas, sino en el simple acto de vivir desde la conciencia plena, en el ahora. En esa aceptación, en ese reconocimiento, todo es posible.

La vida, con todo su amor, siempre está ofreciéndonos una segunda oportunidad, un milagro diario: la oportunidad de vivir con consciencia, de amar sin miedo, de ser verdaderamente libres.

Y si en algún momento dudas, si sientes que todo se desploma, solo mira hacia adentro. En ese silencio infinito, que pulsa en tu pecho y te recuerda que eres un océano de amor, un milagro que, en su humildad y sencillez, vive, ama y simplemente es.

Porque la vida no se trata de llegar a un destino lejano, no te pide que seas perfecto, ni que compliques lo simple. Solo te invita a recordar quién eres: un milagro en movimiento, un eterno regalo que vive y respira en este instante sagrado. Sólo quiere que aprendas a navegar en las aguas infinitas de tu propio corazón, donde siempre, siempre, hay un mar de paz, amor y eternidad esperándote.

 

¿Estás listo para dejar de complicarte la vida y empezar a vivir en la sencillez del ahora?

 

Conecta con el milagro de estar vivo, descubre que en cada respiración hay magia; en cada latido, un propósito divino; y, en cada instante, la eternidad misma te abraza.

 

«La vida no te pertenece porque la tengas, sino porque la vives con el corazón abierto y la conciencia plena en cada instante”.

 

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