Si tú te vas y yo me voy, ¿con quién se queda el PRI?
De cara a las próximas elecciones que se avecinan en nuestro país, el pasado sábado se dio un movimiento inesperado —o quizá no tanto—. Durante un evento de relanzamiento de imagen, el dirigente del Partido Acción Nacional, Jorge Romero, anunció una nueva etapa para el PAN, con la promesa de no conformar alianzas con ningún otro partido en los próximos comicios y de que sus candidatos serán elegidos directamente por la ciudadanía.
Aquel partido fundado por Manuel Gómez Morin en 1939, concebido como la oposición natural del PRI. Paradójicamente, más de ocho décadas después, terminó compartiendo trincheras con su antiguo adversario histórico. Fue en 2021, con la creación de la coalición “Va por México”, cuando el PAN y el PRI sellaron una alianza electoral bajo el argumento de “defender la democracia” y contener el avance del lopezobradorismo.
¿En lo nacional?
En política, cada día cuenta, y desde hoy se están moviendo las piezas de ajedrez de cara a las intermedias de 2027 y a los 17 estados que renovarán gubernatura. Aún falta para la definición de candidaturas, pero la decisión del PAN de no ir en alianza deja al PRI sin su pareja de baile, obligándolo a replantear estrategias y escenarios en varias regiones del país. Esto implica que el partido tendrá que reforzar su presencia territorial y su relación con el electorado de manera directa, sin depender de acuerdos externos.
¿Y en lo local?
En Coahuila, la reciente trayectoria electoral muestra que el PAN ha sumado muy poco a las victorias del PRI, manteniendo al partido como el último bastión priista dentro del panorama nacional. Sin la alianza que permitió a los azules contar con presencia en el Congreso estatal, se perfila una batalla directa entre el PRI y Morena, partido que hasta ahora no ha logrado consolidar plenamente el voto de las y los coahuilenses. Este escenario obliga a que las estrategias de campaña se centren en la cercanía con la ciudadanía y en consolidar los resultados que hasta ahora ha dado el PRI en el estado,
Las alianzas partidistas no deben tener como objetivo la mera permanencia en el poder ni convertirse en estrategias para asegurar mayorías en los congresos; su propósito debe ser reunir ideologías capaces de contemplar la diversidad de preferencias electorales de nuestro país. Los partidos no deben “venderse al mejor postor”, como se ha visto en algunos casos, y menos aún a cambio de puestos —véase Garza Onofre, Juan Jesús y Vásquez Sánchez, Paula Sofía. La mafia del verde—. En este contexto, el PRI tiene la oportunidad de consolidar su fortaleza: mantener a su militancia unida, recuperar sus bases ideológicas y atraer nuevos votantes, asegurando así que su presencia y relevancia en la política nacional y estatal se sostengan por convicción ciudadana y no por alianzas coyunturales.
P.D: Todas mis opiniones son a título personal y no representan postura alguna de mi cargo público.
Facebook: Jordi Alan Saucedo de la Peña
Twitter: Jordi_Saucedo



