COMPETENCIA Y COOPERACIÓN  

 

Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.

 

Aghion y la incesante búsqueda del crecimiento económico

 

Por: Dr. Luis Gutiérrez Flores

Esta semana amanecimos con una noticia por decir lo menos, alentadora. El Banco Central Sveriges Risbank de Suecia, en memoria de Alfred Nobel, decidió otorgar el Premio Nobel de las Ciencias Económicas a Joel Mokyr (Northwestern University), Philippe Aghion (London School of Economics and Political Science, Collège de France e INSEAD) y Peter Howitt (Brown University). Este premio, junto con la Medalla John Bates Clark que otorga la American Economic Association, son los galardones más prestigiosos que existen para reconocer las contribuciones que los economistas han realizado para mejorar la calidad de vida, la salud y el bienestar de la sociedad. En esta ocasión y a manera de anécdota, Mokyr estará compartiendo la mitad del Premio Nobel con Aghion y Howitt, quienes han trabajado juntos en la producción de múltiples documentos de corte académico.

El premio les ha sido otorgado por sus diversas contribuciones en el campo del crecimiento económico, y de ahí surgen aspectos interesantes que vale la pena destacar. Es un tema de la mayor relevancia el del crecimiento: el análisis de los factores que hacen que un país o una economía crezca en cuanto a su disponibilidad de bienes y de servicios. Saber cómo se organiza el sistema económico para conseguir dicho fin, y cuáles elementos pueden contribuir en mejorar su desempeño. En particular, Aghion ha dedicado buena parte de su carrera académica hacia la exploración de la relación que hay entre el crecimiento económico y la innovación, e incluso se le cataloga como perteneciente a la escuela de Joseph A. Schumpeter, pionero en la consideración de la innovación como causa del desarrollo. En este sentido, Aghion contribuyó notablemente con la consolidación de la Teoría Endógena del Crecimiento, es decir, que bajo este enfoque el crecimiento económico está primordialmente determinado por factores internos a la economía, tales como el capital humano, la innovación tecnológica y la creación de conocimiento, más que por fuerzas externas (comercio internacional, inversión extranjera, competitividad internacional). Constituye un cambio de paradigma. Una reconversión no solo teórica sino empírica. Esta aproximación enfatiza la naturaleza autosustentable del crecimiento en el que las inversiones en el capital humano y en la investigación y el desarrollo, generan externalidades positivas mediante la derrama de conocimiento que, a su vez, fomentan aún más innovación acompañada de procesos sostenidos de crecimiento económico. La destrucción creativa, en la que las innovaciones productivas van sustituyendo a las tecnologías obsoletas, determina el surgimiento o la desaparición de las firmas, quienes no solo generan empleos, sino que aplican el conocimiento.

A diferencia de los primeros modelos neoclásicos del crecimiento, la teoría endógena postula que los hacedores de política (los gobiernos) pueden influenciar el comportamiento de estos factores internos a través de las políticas educativas y en ciencia y tecnología, subsidiando las actividades de investigación y desarrollo, así como protegiendo los derechos de la propiedad intelectual, entre otros. Finalmente son recetas para estimular la expansión económica continua. En todo esto, la idea fundamental es el desarrollo de una economía basada en el conocimiento.

A pesar de lo atractivo de los supuestos que la subyacen, la teoría del crecimiento endógeno ha sido susceptible de diversas críticas. Destacan la dificultad para validar el modelo empíricamente, es decir, la complejidad en la construcción de variables aproximadas a la medición de la innovación, al igual que la rigidez impuesta por los mismos supuestos del modelo. No obstante, el saber que se ha reconocido a científicos como Aghion, motiva a seguir estudiando acerca de las causales del crecimiento, y en cómo podemos seguir explorando alternativas con el fin de lograr que la economía mexicana pueda retomar una senda no únicamente de crecimiento, sino de desarrollo sostenido y beneficioso.

 

  • El autor es director de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma de Coahuila