La impresión que causa un casino va mucho más allá de las luces, el sonido y el brillo de las fichas: el vestuario ha jugado se ha convertido también en uno de sus elementos más importantes y representativos desde que los primeros salones abrieron sus puertas hasta que las últimas plataformas online han habilitado partidas en directo. En todo momento, este sector ha tenido un vínculo muy especial con el de la moda. Ha derrochado elegancia, exclusividad y también cambio cultural.
Como decíamos, y aunque no lo parezca, es algo que incluso afecta a cualquier casino en linea reputado. Es cierto que lo primero al pensar en una plataforma de juego online es la comodidad y la accesibilidad, pero solo hay que ver las vestimentas de los croupieres de partidas en directo para ver que la etiqueta siempre se mantiene. Tal y como sucede con los establecimientos físicos. Y eso que, con el paso de los años, se ha ido abandonando la rigidez de antes y se ha optado por algo más flexible.
De la etiqueta señorial a los trajes de noche
En los albores de los casinos modernos, especialmente entre los años 20 y 50 del siglo XX, la formalidad era la norma.
Lugares como Monte Carlo o los primeros casinos de Las Vegas exigían ir vestidos con smoking, trajes de gala, vestidos largos, guantes y accesorios lujosos. Era una forma de representar el estatus de los jugadores, pero también de reforzar la idea de que ir a jugar a un casino era más un acontecimiento social que una actividad de ocio. el atuendo formal servía no solo para distinguir estatus, sino también para reforzar la idea de que acudir al casino era un acontecimiento social.
La gran pantalla también inducía a ello. Cuando el cine empezó a asentarse, figuras como James Bond reforzaon el glamour de los trajes tuxedo y las chaquetas impecables, mientras que las mujeres se dejaban llevar por las telas fluidas y los vestidos de noche con pedrería que reflejaba el resplandor de las luces.
Un código de vestimenta similar al de las cenas de gala que se siguen celebrando a día de hoy, pero trasladado a un ámbito en el que el juego era el gran protagonista.
Años 70 – 90: revolución, relajación y el estilo “smart casual”
A partir de los años setenta y ochenta, aunque el cine seguía mostrando esa imagen elegante de los casinos, la moda en estos lugares comenzó a reflejar el cambio social que se vivía en las calles. La revolución cultural estaba en pleno apogeo al son de la música disco, la estética de los clubes de baile y la nueva mentalidad más libre.
Esto hizo que empezaran a verse camisas con estampados, telas metálicas y brillos mucho más exagerados fuera y dentro de los casinos. Aunque más adelante, en los 90 y ya acercándose el nuevo milenio, todo volvió a cambiar otra vez, dando paso al estilo conocido como «smart casual».
Este se caracterizaba por contar con trajes menos estructurados, el uso de chaquetas deportivas, pantalones oscuros o incluso el tejido vaquero fino. Ya se permitía y se vestía en los casinos, aunque siempre se hacía sin perder el toque de estilo, a pesar de perseguir más la comodidad. Las mujeres, por otra parte, preferían los vestidos de cóctel o midi, dejando atrás lo complicado y largo de los vestidos de gala.
Siglo XXI: diversidad, confort y estilo personal
De ahí damos el salto a la actualidad. Hoy en día, la moda en los casinos apuesta por la diversidad. Las reglas de etiqueta se han suavizado por completo, salvo en los eventos más especiales o las zonas VIP. De hecho, aunque todavía se siga llevando ropa para impresionar a los demás, todo se ha adaptado a los estilos que mandan: pantalones oscuros con camisas, blazers, zapatillas elegantes, vestidos modernos… Una mezcla entre estilo sofisticado y casual.
Los casinos han adoptado estilos que permiten mayor libertad, aunque mantienen ciertos códigos invisibles: se valora que la ropa esté limpia, bien presentada y que la apariencia general respete cierto estándar de elegancia moderada.
También se ha apostado más en estos tiempos por hacer que el vestuario sea un mejor reflejo del estilo personal. Se hacen combinaciones de tipo que muestren al mundo quién o cómo somos, y eso en los casinos se contempla de manera más flexible sin abandonar ese fondo de estilo y clase que los caracteriza.
La etiqueta en salas de juego ha pasado de ser un lujo reservado a la élite a una paleta más amplia donde cada jugador decide cuál es su versión sobre la elegencia. Aun así, se sigue manteniendo la tradición de que visitar un casino es una ocasión para destacar, de que es el lugar para vestir bien no solo por moda, sino por la atmósfera.



