
Virginia, Estados Unidos.- ¿Y si lo que parece dañino para la glucosa fuera, en realidad, protector? Un reciente estudio sugiere que no todos los azúcares son iguales y hay algunos que, contrariamente a la creencia popular, ayudan al organismo a manejar mejor la insulina.
Una publicación en la revista ‘Foods’ plantea que los mangos, pese a su alto contenido de azúcar, podrían convertirse en un aliado inesperado en la prevención de la diabetes tipo 2. Se trata de la primera investigación en evaluar de forma clínica y a largo plazo el consumo de mango en personas con prediabetes.
Los investigadores estadounidenses han llevado a cabo estudios observacionales para conocer las bondades de ingerir mango. Esta fruta tropical, rica en fibra y agua y que además contiene poca grasa, mejora el control de azúcar en sangre y reduce la inflamación. Datos científicos destacan que 100 gramos de mango aportan únicamente 65 kcal.
El escaso consumo de frutas y verduras contribuye a la aparición de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta, entre ellas diabetes y enfermedades cardíacas. Son miles los estudios que han demostrado estos extremos. Ahora, en estos trabajos realizados en Estados Unidos han encontrado que el consumo regular de mango puede mejorar las dietas y ayudar a controlar los factores de riesgo clave que contribuyen a las enfermedades crónicas.
Los resultados evidenciaron que no es solo el azúcar lo que importa, sino el contexto nutricional del alimento. A diferencia de productos procesados con azúcares añadidos, el mango ofrece fibra, vitaminas y antioxidantes, que podrían contrarrestar los efectos negativos de su dulzura natural.
Los investigadores demostraron que el error común es fijarse únicamente en los gramos de azúcar que contienen los alimentos. Para comprobarlo, el equipo dividió a los participantes del ensayo clínico en dos grupos: uno consumió diariamente un mango fresco (con alrededor de 32 gramos de azúcar), mientras que el otro recibía una barra de granola baja en azúcar (unos 11 gramos).
Durante seis meses, se midieron sus niveles de glucosa, sensibilidad a la insulina y la composición corporal. Los resultados revelaron que quienes comieron mango mostraron un mejor control de la glucosa en sangre, mayor sensibilidad a la insulina y una reducción en la grasa corporal en comparación con quienes consumieron la barra de granola.
“El objetivo es animar a la gente a incluir frutas enteras, como el mango, como parte de hábitos alimenticios saludables y estrategias dietéticas prácticas para la prevención de la diabetes”, indicó Raedeh Basiri, quien lideró el estudio.
Con ello, el mango, lejos de ser un ‘enemigo dulce’, se posiciona como un aliado en la lucha contra la diabetes, desafiando lo que creíamos sobre la dieta. Más azúcar, menos riesgo. (El Heraldo de Saltillo)
https://www.eurekalert.org/news-releases/1099677
https://www.mdpi.com/2304-8158/14/17/2971


