NAVAJA LIBRE  

Huachicol: corrupción que se paga con salud y educación

El robo de combustibles en México, tanto físico como fiscal, no es solo un asunto de delincuencia organizada: es la mayor sangría de recursos públicos en la historia reciente, con un daño estimado en 170 mil millones de pesos. Ese dinero, que debió destinarse al bienestar de los mexicanos, terminó financiando redes criminales y fortunas personales. Las consecuencias no son abstractas: significan menos medicamentos en hospitales, menos recursos para educación, carreteras en mal estado y servicios públicos cada vez más precarios.

Para dimensionar la magnitud del saqueo, basta con un ejemplo: con los recursos desviados por el huachicol, México pudo haber construido entre 24 y 57 hospitales de alta especialidad, según los costos promedio de este tipo de infraestructura. Cada hospital de ese nivel representa atención para miles de pacientes con enfermedades graves, equipos de alta tecnología, médicos mejor capacitados y, sobre todo, esperanza para las familias. En cambio, ese dinero se fue a manos de corruptos y criminales, mientras millones de mexicanos enfrentan un sistema de salud colapsado.

No se trata únicamente de cifras. El huachicol fiscal y físico es el espejo de un Estado que toleró la corrupción más descomunal, bajo el conocimiento y consentimiento de quienes juraron acabar con ella. López Obrador presumió un montaje en sus primeros meses de gobierno para simular que el problema se había resuelto, pero los hechos hablan por sí mismos: el saqueo continuó y alcanzó dimensiones históricas.

Hoy, el gobierno de Claudia Sheinbaum intenta dar por cerrado el caso escogiendo chivos expiatorios, mientras el delito persiste en la sombra. La impunidad protege a quienes deberían rendir cuentas y condena a los ciudadanos a vivir con menos medicinas, menos escuelas, menos seguridad. El huachicol no solo se mide en litros de gasolina robada: se mide en hospitales que nunca se construyeron, en niños que no recibieron clases dignas, en enfermos que murieron esperando atención.