Panadería Dulce Gusto: productos de Saltillo hechos con amor de familia

La panadería Dulce Gusto, establecimiento que se ubica en calle La Paz número 255 de la colonia Brisas Oriente, es un negocio cuya historia inició durante la pandemia del COVID-19, según relata su propietaria Nahomi Bautista Barrón, quien junto con su esposo Ernesto Chapa Silva, ha logrado superar numerosos desafíos para hacerse de lugar en el exigente mercado de esta capital, y posicionarse en el gusto del público ofreciendo productos de calidad y sabor inigualable.

En entrevista, Nahomi Bautista, quien es contadora pública de profesión, comenta que al iniciar en la contingencia sanitaria la elaboración de donas como un mero pasatiempo, no se imaginaba que esa actividad le iría exigiendo cada vez más tiempo y dedicación, pues a los primeros pedidos que entregó de ese pan dulce le siguieron muchos más, por lo que empezó a considerar la idea de adquirir un horno de gaveta con capacidad para hornear más piezas.

“Formalmente tenemos ya cinco años, empezamos en pandemia con la guía de mi papá, Alejandro Bautista, quien falleció y hace dos años y me enseñó todo lo que sé acerca de la elaboración del pan. Yo empecé por hobby, después de terminar mi carrera y al estar encerrados en casa nace en mí la curiosidad por la panificación. Al no poder salir de casa empiezo a elaborar donas, en aquel entonces no sabía cantidades, ni recetas, entonces él me empezó a ayudar junto con mi mamá”, comenta.

“Lo de las donas fue mi primer pedido y al siguiente fin de semana conocidos y contactos me empezaron a preguntar qué más tenía para ofrecer, en ese entonces yo no lo hacía como negocio, pero debido a la insistencia empezamos a hacer también las empanadas que les llamamos tradicionales, una receta muy particular de mi papá traída del sur del país, y de las cuales no hemos encontrado aquí nada parecido en textura ni sabor”.

Ante la gran demanda de producto y la necesidad de invertir más tiempo a la elaboración, en noviembre de 2021 Nahomi decide dejar su trabajo en un despacho contable jurídico donde se desempeñaba en el área fiscal, lo que aseguró, le ha servido mucho para llevar el negocio de la panadería.

Afortunadamente, para esa decisión tuvo el apoyo de su esposo y de su familia.

“Luego empezamos a dar el servicio de cafetería con café de especialidad y frappés con cuernitos rellenos, en las mañanas en la cochera de mis papás sacábamos las mesas y el café y de 7:00 a 9:00 de la mañana es todo lo que vendíamos, después de ese horario seguíamos haciendo pan y en temporadas altas, noviembre y diciembre nos poníamos a hacer repostería”, comenta.

Luego las ventas de pan fueron cada vez más exitosas, llegando al punto en el que tuvo que cerrar la venta de los cuernitos y la cafetería porque los pedidos de pan y repostería la tenían prácticamente rebasada, sin embargo, siempre contó con la colaboración de sus hermanas, su esposo y sus padres quienes incluso se turnaban para apoyar en la preparación y el horneado.

“Rentamos un local en el bulevar José Narro Robles, formalizamos el negocio, terminamos de estandarizar procedimientos, recetas, cantidades, productos y ahí estuvimos dos años y medio y al no encontrar un nuevo local que les convenciera en tamaño como en ubicación, decidimos trasladar la panificadora a nuestra propia casa, en el fraccionamiento Brisas Oriente”.

“Estamos por cumplir aquí cinco meses, nos ha ido muy bien gracias a Dios, cada septiembre ya tenemos nuestros productos de temporada establecidos, ahora tenemos estas conchas con la bandera nacional. Mi esposo es la parte creativa, él fue el que la diseñó, la ideo y la hizo, de hecho, las conchas son un pan muy versátil que nos deja experimentar con muchas ideas, la pasta se puede pintar, moldear y las hicimos así, con todo y la representación del escudo con pasta de chocolate, la extendemos en una tortillera para que se extienda la forma y que puedan quedar los colores unidos”.

Señala que además de las conchas, el pan blanco, y la repostería que incluye los polvorones y el pan fino de canela, el producto estrella son las “piedras”, que son muy solicitadas por la gente.

“Les ponemos canela, nuez y coco, realmente no hay ningún secreto más que las manos, el sazón y los ingredientes que le gustan a la gente. De todo lo que horneamos, lo hacemos con amor, eso se refleja y por eso hay que hacerlo bien. Le ponemos ese amor a lo que estamos haciendo y la gente definitivamente lo nota”, destaca Nahomi.

“Creo que requiere de esfuerzo y sacrificio construir un negocio desde cero, pero sí se puede, nuestra panadería es algo que ha salido adelante con trabajo. Sí nos asombra mucho el hecho de que empezamos haciendo todo sin máquinas, sin hornos industriales, en una estufa casera, y ahora al ver que ya contamos con lo necesario, nos impresiona el saber que el esfuerzo y el trabajo que le hemos puesto entre todos ha rendido frutos”, agregó. (ÁNGEL AGUILAR)