Un estudio con ratones revela el vínculo entre los microplásticos y el Alzheimer

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Rhode Island, Estados Unidos.- Un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad de Rhode Island ha revelado que los microplásticos, esos fragmentos diminutos que contaminan el agua, el aire y hasta la sal de mesa, tienen la inquietante capacidad de alojarse en el cerebro y afectar su funcionamiento, al menos en modelos animales.

Los resultados, dados a conocer en la revista ‘Environmental Research Communications’ y detallados por ‘The Washington Post’, muestran que ratones con predisposición genética al Alzheimer desarrollaron síntomas como deterioro de memoria y cambios de comportamiento tras una breve exposición a estas diminutas partículas.

Los científicos observaron que solo aquellos ratones portadores del gen APOE4 y expuestos a microplásticos presentaron modificaciones significativas en su comportamiento y memoria. Estas alteraciones coincidieron con los patrones típicos observados en personas que sufren Alzheimer, un hallazgo que refuerza la preocupación sobre los riesgos ambientales asociados al uso masivo de plásticos.

El gen APOE4 está presente en aproximadamente el 25 por ciento de la población humana. Según datos expuestos por ‘The Washington Post’, quienes tienen esta variante genética muestran un riesgo hasta 3.5 veces superior de desarrollar Alzheimer respecto a quienes poseen la variante más común, APOE3. Sin embargo, Ross enfatizó que portar APOE4 no garantiza la aparición de la enfermedad, sino que aumenta la susceptibilidad, sobre todo ante la presencia de otros factores, como una dieta poco saludable o, en este caso, la exposición a contaminantes ambientales como los microplásticos.

La certeza sobre la presencia de microplásticos en el cerebro humano se consolidó con estudios recientes. Según reporta ‘The Washington Post’, un cerebro humano promedio contiene alrededor de siete gramos de estas partículas diminutas, aproximadamente el peso de una cuchara de plástico, como resultado de la creciente contaminación global. A pesar de esto, los efectos que estos residuos generan en la cognición y otras funciones cerebrales de los seres humanos continúan sin estar claros.

Pese a estos hallazgos, la comunidad científica advierte que los resultados en ratones no pueden trasladarse directamente a humanos sin más investigación. El estudio de la Universidad de Rhode Island no incluyó los efectos asociados al envejecimiento y reconoce las limitaciones de sus modelos experimentales. Aun así, el trabajo abre interrogantes relevantes para futuras investigaciones sobre la relación entre la contaminación por microplásticos y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

El alzhéimer afecta a cerca de 1 de cada 9 personas mayores de 65 años en Estados Unidos. Si los microplásticos, aunque sea de forma indirecta, están contribuyendo a esta estadística, el desafío no es menor. Más allá del daño individual, estaríamos ante un nuevo frente en la lucha por la salud pública: uno en el que la contaminación ambiental se entrelaza con los laberintos de la biología cerebral.

En paralelo al debate regulatorio y los esfuerzos de la comunidad científica, los datos publicados subrayan el desafío que representa la contaminación plástica global y la necesidad de avanzar en la comprensión de sus efectos a largo plazo en la salud pública y el medio ambiente. (El Heraldo de Saltillo con información de The Washington Post)

 

https://www.washingtonpost.com/climate-environment/2025/09/02/alzheimers-symptoms-microplastics-mice-study/