PEQUEÑOS PASOS QUE SON GRANDES AVANCES

En una ocasión, en un aeropuerto abarrotado, vi a un padre sosteniendo a su hijo, que acababa de dar sus primeros pasos. Sentí que ese pequeño niño reía lleno de gozo por poder caminar solo. No quería que lo cargaran; de hecho, apartaba con un bracito a su hermanita que intentaba abrazarlo.

Me quedé pensando en esa escena: qué felicidad tan indescriptible debía sentir ese pequeño, tan ajeno al mundo, pero con una intuición interior que le decía que había logrado un avance enorme. Su inocencia me hizo reflexionar sobre los pequeños pasos que damos en la vida y que, aunque parezcan insignificantes, son en realidad grandes logros.

A menudo olvidamos que hay deseos tan humanos y naturales, inscritos en nuestro ADN, como el de crecer, desarrollarnos y superarnos. Es difícil encontrar a alguien que no aspire a ser mejor, que prefiera estancarse o conformarse.

La risa de aquel niño era tan contagiosa porque era genuina, natural y espontánea. Era la alegría por un logro tan simple y personal: poder caminar por sí mismo. Esto me hizo pensar en todos esos pequeños avances diarios que experimentamos, pero que, con tantas cosas en la cabeza, ni los notamos ni los valoramos. Si lo hiciéramos, cada día estaría lleno de una alegría similar. ¿Por qué, al crecer, perdemos esa capacidad de gozarnos por nuestros personales aunque pequeños logros?

Si recuperáramos esa simple capacidad, dejaríamos de condicionar nuestra felicidad a la aprobación de los demás. El verdadero crecimiento se hace en silencio, sin la necesidad de un público. Cuando creemos que el único avance que vale es el que otros perciben y aplauden, gastamos una energía valiosa. Nos alegrará que nos reconozcan, pero la verdadera satisfacción debe nacer de nuestro interior.

Ese día recordé una lección muy valiosa: las cosas que realmente importan son pequeñas, habituales, cercanas. La inmensa mayoría de las personas en el aeropuerto no notó lo que sucedía, pero eso no le restó un ápice a la felicidad del niño. En el auténtico crecimiento personal, la mayoría no lo notará ni le importará. Nadie se detendrá a felicitarte, pero eso no es motivo para no sentir alegría por tus logros, ni razón para quitarle valor a tus esfuerzos callados por ser mejor y superarte. Lo único que no podemos permitirnos es estancarnos.