Desmienten mitos sobre tatuajes y donación de sangre

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Ciudad de México. – Entre todas las ideas que se comparten de boca a boca, una que quizás ha resonado en muchos hogares de este País es: «Si te tatúas, ya no vas a poder donar sangre».

Esto, no obstante, es más bien un prejuicio que al día de hoy puede estar obstaculizando que más personas contribuyan voluntariamente a la mejoría de pacientes que requieren hemocomponentes como plaquetas, glóbulos rojos, plasma o incluso células madre hematopoyéticas, apunta la doctora Nishalle Ramírez.

«Durante muchos años se relacionó el tema del arte corporal con personas maleantes, con personas que no fueran completamente sanas, con cierto grupo social. Eso fue una idea difundida entre la gente por la relación directa que le daban a los tatuajes y el lugar que ocupaba en la sociedad la persona que estaba tatuada», cuenta en entrevista telefónica Ramírez, hematóloga del Hospital Ángeles.

«Al menos en Latinoamérica, muchas de las decisiones que tomamos van influenciadas por lo que se comenta en la comunidad. El porcentaje de personas que realmente va hasta un banco de sangre y se informa de los requisitos (para donar) es bajo; (…) solamente se rigen por lo que se va diciendo, como teléfono descompuesto», agrega, refiriendo además que la tasa de donadores voluntarios en México es muy baja.

Es por ello que la especialista desmiente el prejuicio, aseverando con toda claridad: «El tatuaje no es una contraindicación para poder ser un donador voluntario».

Y esto es así, principalmente, gracias a las pruebas serológicas con que cuenta ahora el personal médico para constatar la seguridad de la sangre a donar, lo cual ha hecho que el riesgo de infecciones por transmisión sanguínea sea «extremadamente bajo».

«Ahora sabemos que, si se hacen pruebas serológicas, es decir, si se buscan virus en la sangre después de un periodo de ventana en concreto, si están negativas estas pruebas, entonces la sangre, las células madre, plaquetas o plasma que se use es completamente seguro para transfundirse», subraya Ramírez, quien no tiene tatuajes, aunque sí perforaciones.

«En mi familia, mi hermano es donador voluntario, y está tatuado», comparte.

¿Por qué la normativa mexicana establece un periodo de espera de 12 meses después de tatuarse para poder donar sangre?

Porque hay infecciones que pueden estar en la sangre, y durante ese periodo ventana no tener la cantidad de virus suficiente para que las pruebas serológicas las puedan detectar. Es para tener la certeza de que esas pruebas serológicas van a ser lo suficientemente funcionales, que nos van a dar resultados certeros

No se trata de algo exclusivo de los tatuajes, pues la Norma Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012 enlista otras situaciones en las que también es necesario esperar antes de donar sangre, ya sea si se tuvo una extracción dental, endoscopía, cateterismo, por dar algunos ejemplos; «o sea, todo lo que implica algún tipo de modificación o de procedimiento quirúrgico necesita este periodo de ventana antes de hacer la donación y las pruebas serológicas», remarca Ramírez.

A propósito de ideas equivocadas, la hematóloga describe el proceso de donación de células madre hematopoyéticas, también conocido como trasplante de médula ósea, diferenciando ésta última de la médula espinal; «muchas veces la gente las confunde, y piensa que van a tener que hacer una cirugía o algo donde les quiten un pedazo de algo en la columna», comenta.

El objetivo de este procedimiento de terapia celular es reemplazar la médula ósea dañada, destruida o enferma -en algunos casos por cánceres hematológicos como leucemia, linfoma o mieloma múltiple-, por células madre o células progenitoras sanas que repoblarán otra vez la médula con células buenas y reconstruirán el sistema inmunológico.

«Lo que nosotros queremos son las células que tienen la capacidad de poder generar nueva producción de células sanguíneas. Para eso no necesitamos específicamente la médula ósea, que es justo lo que tenemos dentro de los huesos que produce la sangre», explica Ramírez.

«El 90 por ciento de los trasplantes de células madre se hacen de sangre periférica. Se administra un medicamento cinco días antes, y eso hace que esas células, esos precursores hematopoyéticos, salgan de la médula y vayan al torrente sanguíneo. De ahí se toman», continúa la especialista, quien precisa que en el otro 10 por ciento de los casos sí es necesario extraer directamente del hueso.

Finalmente, la hematóloga rebate una última creencia falsa en torno a la donación de sangre, y es la que sugiere la facilidad con que se comercializa en el mercado negro.

La clave está en lo complejo que es asegurar la compatibilidad indispensable entre donante y receptor para evitar, al menos en un caso como el del trasplante de médula ósea, una compleja cuestión inmunológica con alto riesgo de que el organismo rechace el trasplante.

Ramírez lo simplifica diciendo que cada uno posee una «huella genética»; «nuestro código de barras donde va toda nuestra información genética está en algo que se llama HLA (siglas en inglés para Sistema del Antígeno Leucocitario Humano)».

«Ese HLA es lo que va a determinar qué tan parecido eres a alguien. Son 10 bloques que se analizan en este HLA, y se hace una comparación para ver qué tan parecido eres en cada uno de estos bloques.

«Entre más compatibilidad haya, es decir, entre más parecidos sean (donante y receptor), va a ser mucho más seguro poder realizar el trasplante», refrenda la hematóloga, y pone como ejemplo cuán raro es que eso suceda. «El porcentaje de pacientes que tiene un donador en la familia es muy bajo, menos del 30 por ciento».

Aunado a eso, Ramírez resalta lo controlado que está este procedimiento, en el cual suelen estar involucrados muchos profesionales de la salud.

«Hay un proceso de trazabilidad, se sabe exactamente de dónde salen las células, hasta dónde llegan, y hay todo un sistema de pruebas y estudios de laboratorio antes de poder realizar cualquiera de estas donaciones», concluye la experta. (AGENCIA REFORMA)