Semilleros de talento: potenciando el aprendizaje y la vinculación efectiva
Por Brenda Janeth González De Lara
En México, muchos jóvenes egresan de la universidad sin una ruta clara hacia el empleo formal. Al mismo tiempo, las empresas enfrentan dificultades para cubrir vacantes clave. Esta desconexión entre lo que aprenden los estudiantes y lo que necesitan las empresas ha creado una brecha preocupante.
Entre las principales problemáticas nos encontramos que entre 10% y 15% de los jóvenes de 16 a 24 años se encuentran por debajo del nivel mínimo de competencias lectoras establecido por la OCDE. Solo el 8.2% interpreta de manera básica datos en textos, tablas y gráficos. Además, aproximadamente el 39.3% carece de habilidades informáticas elementales.
A esto se suman las habilidades blandas cada vez más valoradas, pero poco desarrolladas entre muchos egresados, lo que complica su inserción y permanencia en el mercado laboral. Dichas habilidades se agrupan en tres tipos. Las interpersonales que ayudan a convivir y trabajar en equipo, las cognitivas a razonar y resolver problemas, y las de control emocional a mantener la calma y actuar con equilibrio en situaciones difíciles.
Desde la perspectiva empresarial, el 77% a nivel global y el 69% en México tienen dificultades para encontrar talento adecuado, debido a la escasez de perfiles especializados y a la falta de tiempo y herramientas para realizar una selección efectiva
Problema que busca resolver
Frente a este escenario, la Escuela de Sistemas de la Universidad Autónoma de Coahuila impulsa una solución práctica: un modelo de semillero de talento. Una estrategia diseñada para identificar, fortalecer y vincular el potencial estudiantil con el entorno productivo. Las empresas, por su parte, tendrán acceso a jóvenes preparados, motivados y alineados con sus necesidades. Así, la universidad cumple su papel de agente de cambio, conectando la educación, la empleabilidad y el desarrollo económico regional.
Semillero de Talento
Inspirado en la idea agrícola de sembrar para cultivar, un semillero de talento es un espacio donde los estudiantes desarrollan habilidades técnicas y blandas que los preparan para enfrentar con éxito el mundo laboral.
El modelo propuesto se desarrolla en seis etapas:
- Diagnóstico de competencias: A través de pruebas psicométricas y psicotécnicas y entrevistas, se identifican las fortalezas y áreas de oportunidad de los estudiantes.
- Matriz de emparejamiento: Se construye una base de datos que vincula los perfiles de los estudiantes con las necesidades de las empresas participantes.
- Activación del semillero: Se definen proyectos, métricas de evaluación y se establece el programa de capacitación para los estudiantes seleccionados.
- Modelo piloto: Se implementa el pilotaje con acompañamiento de coaching orientado a la transferencia de habilidades y el desempeño efectivo en entornos laborales reales.
- Plataforma digital: Se crea una página web que centraliza los perfiles, facilita la comunicación entre los actores y permite monitorear los resultados.
- Difusión y escalamiento: Se promueve el modelo dentro y fuera de la universidad para facilitar su réplica en otras instituciones.
Beneficios que ofrece
Para los estudiantes, representa una experiencia formativa completa: aplican sus conocimientos en contextos reales, fortalecen su perfil profesional y asegura su empleabilidad cumpliendo las métricas de desempeño.
Para las empresas, significa acceso directo a jóvenes preparados, reducción en los tiempos de reclutamiento y la oportunidad de participar en la formación de talento alineado a sus necesidades.
Para la universidad, permite avanzar en su misión de vinculación social, aporta al desarrollo económico de la región integrando una herramienta digital que optimice la gestión del proceso.
Una apuesta por el futuro
El modelo de semillero de talento universitario propuesto va más allá de un programa académico. Es una respuesta estratégica a una necesidad urgente, al transformar la educación en una experiencia útil y conectada para los jóvenes. En un contexto de cambio constante, demuestra que es posible formar talento y vincularlo con oportunidades reales.
Escuela de Sistemas, Unidad Laguna
