Donde no todo es lo que parece
“Saltillo: la carpa que nunca se desmonta”
En la gran carpa del noreste, donde los siglos pesan más que las lonas de un circo itinerante, Saltillo se alista para soplar sus 448 velas este 25 de julio. Y como dicta el libreto del espectáculo político, el domador se enfunda su mejor traje, los trapecistas afinan sus piruetas y los forzudos ensayan discursos llenos de músculo institucional, así es como hemos visto por todo Saltillo un sinnúmero de actos.
Saltillo, la ciudad del sarape, la catedral, la cultura y el cabrito, se convierte cada año en el escenario de un espectáculo que va más allá del folclor: es un desfile de diplomacia local, una pasarela de alcaldes, funcionarios y representantes de ciudades hermanas que cruzan fronteras para estampar sonrisas y reforzar la narrativa del hermanamiento internacional.
Austin, ciudad hermana.
Como cada año, Austin, Texas, la ciudad hermana por excelencia, aterriza con sus propios equilibristas políticos. Traen consigo discursos de cooperación, fotos para las redes sociales y un guion ensayado de buena voluntad, mientras los locales desempolvan sus mejores galas para recibirlos en la carpa central del aniversario. El intercambio cultural se convierte en acto estelar: un intercambio de sombreros por botas, de barbecue texano por carne asada, de historias fronterizas por nostalgias compartidas, en este 2025 le toca al Ing. Jorge Flores Prado presidente de Ciudades Hermanas recibirlos y atenderlos.
Si algo ha cambiado la dinámica del espectáculo, es el papel del nuevo maestro de ceremonias: Javier Díaz González, alcalde de Saltillo, quien ha demostrado que no llegó a ver el desfile desde el palco, sino a subirse al trapecio y ejecutar maniobras de alto nivel. Obras públicas, mantenimiento de servicios, un rostro renovado para la ciudad y cercanía con la gente han sido su carta fuerte, demostrando que se puede gobernar con orden, resultados y sentido de pertenencia. Bajo su batuta, la carpa de Saltillo no sólo se ilumina para la foto, sino que muestra avances concretos que se sienten en las calles y en los barrios.
La Fina, un gran escenario.
Y en medio del gran espectáculo del aniversario, se alza el escenario de La Fina, una carpa cultural que cubre toda la ciudad del 13 al 25 de julio. Con más de 150 actividades gratuitas, la fiesta reúne a 3 248 artistas —la mayoría locales— en 56 sedes repartidas entre barrios, plazas, teatros, iglesias, parques y ejidos. La Sonora Santanera abrió con broche de oro, seguida por exposiciones, ópera, teatro independiente, danza, cine de terror en lugares emblemáticos y hasta un Saltillo Electrónico que convirtió el bulevar en pista de baile. La Fina no solo es un intermedio para recrear la memoria colectiva, sino un acto de descentralización cultural: un trapecio donde convergen tradición y vanguardia, invitando a las familias a redescubrir la ciudad desde la periferia hasta el corazón del Centro Histórico.
Manolo, todo el apoyo.
Y como todo gran espectáculo requiere un acto principal, la presencia del gobernador Manolo Jiménez Salinas no sólo es el invitado de honor; es quien marca la ruta del espectáculo, con una visión de Estado que busca proyectar a Saltillo como la ciudad capital más fuerte y ordenada del norte del país.
Este 25 de julio, los reflectores iluminarán los actos de unidad, y la presencia de Javier Díaz le da consistencia y energía a la función. La llegada de Manolo Jiménez garantiza que el acto principal no pierda ritmo ni dirección. Sin embargo, la mejor ovación llegará el día que cada saltillense viva en una ciudad funcional, con servicios dignos y que sigan llegando las oportunidades para progresar.
Los saltillenses, los homenajeados.
Eso sí, en las gradas, el respetable —la ciudadanía de a pie— mantiene su rol de juez implacable. La gente aplaude cuando hay resultados, pero también reclama cuando la magia no alcanza para todos. Porque mientras en la pista central ondean banderas hermanadas, en los barrios periféricos sigue la exigencia por más movilidad, más seguridad y servicios públicos de calidad.
Porque en este circo político, los verdaderos protagonistas no son los alcaldes ni los gobernadores que se abrazan en las fotos… son los saltillenses que todos los días montan su propio acto de equilibrio para salir adelante.
“Dejemos que se acabe el circo para verle la cara a los payasos”.



