Un estudio afirma que la inestabilidad política influye en el envejecimiento

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Dublín, Irlanda.- El envejecimiento no sólo depende de la edad o de la genética, también obedece a factores externos que afectan el ritmo en que se envejece, como la calidad del aire, la desigualdad económica, social y de género y el tipo de elecciones o de democracia que tiene un país.

Un estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista ‘Nature Medicine’ apunta a que la contaminación atmosférica, la desigualdad social y la debilidad de las instituciones democráticas aceleran considerablemente el envejecimiento.

Según señala el líder adjunto de esta investigación y profesor de la Universidad Trinity de Dublín (Irlanda), Ignacio Ibañez, variables como “la pobreza, la desigualdad y la debilidad de las instituciones dejan secuelas biológicas que son cuantificables”. De este modo, “el envejecimiento no sólo viene determinado por el estilo de vida sino también por dónde y cómo vivimos”, argumenta el experto.

La investigación, que involucró a 161 mil 981 personas de 40 países, introduce un marco global de la suma de todas las exposiciones ambientales y factores internos a los que un individuo está expuesto a lo largo de su vida, desde la concepción hasta la muerte, y cómo estas exposiciones impactan en su salud, pueden predecir brechas de edad bioconductual (BBAGs, por sus siglas en inglés), una nueva medida del envejecimiento acelerado.

Se debe tener en cuenta que las BBAGs son la diferencia entre la edad real de una persona y la edad predicha a partir de su salud, cognición, educación, funcionalidad y factores de riesgo como la salud cardiometabólica o discapacidades sensoriales.

El que una persona envejezca de forma saludable o acelerada viene determinado no solo por sus elecciones individuales o su biología, sino también por su entorno físico, social y político, y estos efectos varían mucho de un país a otro, señaló la coautora Sandra Báez del Trinity College.

Los investigadores examinaron los patrones de las distintas regiones del mundo y los tipos de exposición que podrían acelerar el envejecimiento.

A nivel mundial, el envejecimiento más rápido estaba fuertemente vinculado a niveles de renta nacional más bajos, seguidos de países de Asia y Latinoamérica.

Así mismo, el estudio señala a Europa como la región con un nivel de envejecimiento más sano, en comparación con otras regiones, aunque los países del sur y el este del continente mostraron un envejecimiento más rápido.

Redefinir el envejecimiento saludable como un fenómeno medioambiental, social y político supone que las estrategias de salud pública deben ir más allá de las prescripciones de estilo de vida para abordar las desigualdades estructurales y los déficits de gobernanza.

Los gobiernos, las organizaciones internacionales y los líderes de la salud pública “deben actuar urgentemente para remodelar los entornos, desde la reducción de la contaminación atmosférica hasta el fortalecimiento de las instituciones democráticas”, señala Hernando Santamaría-García, de la Universidad de California.

Para promover un envejecimiento saludable y reducir el riesgo de demencia en todo el mundo, hay que intervenir en las fases iniciales, allí donde se produce la desigualdad, donde la política moldea las vidas y donde los entornos erosionan silenciosamente el envejecimiento saludable, agrega el comunicado.

Para combatir este fenómeno, los científicos de este estudio apuestan por defender la vejez como un proceso en el que intervienen el medioambiente, la sociedad y la situación política de una región. Por ello, en términos de salud pública “deberíamos estar más preparados”, concluyó el profesor Ignacio Ibañez. (EL HERALDO)

 

https://www.nature.com/articles/s41591-025-03808-2