Oslo, Noruega.- En 2024, el número de conflictos armados estatales alcanzó su nivel más alto en casi ocho décadas, de acuerdo con un informe reciente del Peace Research Institute Oslo (PRIO), se registraron 61 conflictos en 36 países, una cifra sin precedentes desde el inicio de la Guerra Fría.
La violencia no sólo fue más extendida, sino también más intensa: 129 mil muertes relacionadas con combates, lo que convierte a 2024 en el cuarto año más letal desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El estudio señala como los dos grandes focos que alimentaron las cifras de víctimas mortales hasta diciembre, la guerra en Ucrania (con 76 mil fallecidos) y la guerra en Gaza (con 26 mil decesos), balance que en ambos casos hoy es mucho mayor.
El informe distingue entre conflictos con participación estatal y conflictos entre actores no estatales.
En total, 2024 registró cuatro guerras entre estados, la mayor cantidad desde 1987. Además de Ucrania y Gaza, se contabilizaron enfrentamientos entre Irán e Israel, Reino Unido/Estados Unidos y Yemen, y Pakistán y Afganistán. En paralelo, se observa un aumento de países que enfrentan múltiples conflictos simultáneos: nueve naciones registraron tres o más frentes armados dentro de sus territorios.
Los conflictos no estatales, definidos como enfrentamientos entre grupos armados sin participación gubernamental directa, descendieron levemente: de 80 en 2023 a 74 en 2024. Sin embargo, la cifra de muertes vinculadas se mantuvo elevada: 17 mil 500. África volvió a ser la región con más conflictos de este tipo, seguida por América, donde los enfrentamientos tienden a estar relacionados con organizaciones criminales y bandas armadas. En África, en cambio, predominan las luchas comunales con base étnica, tribal o religiosa.
En paralelo al incremento de conflictos armados, se registró un aumento significativo en los episodios de violencia unidireccional contra la población civil. En 2024, se documentaron casi 14 mil muertes, la mayoría perpetradas por grupos no estatales. No obstante, catorce gobiernos también fueron responsables de este tipo de ataques.
Este tipo de violencia (que excluye ejecuciones extrajudiciales en custodia) se ha vuelto más frecuente en países sin conflictos armados declarados, como Brasil, México y Haití. En este último, la coalición de pandillas Viv Ansanm se alzó contra el gobierno interino en 2024, lo que derivó en el primer conflicto estatal en el país desde 2004.
Más allá del conteo anual, el informe de PRIO plantea un posible cambio de umbral: la violencia global ya no sería un fenómeno episódico, sino una característica persistente del orden internacional contemporáneo. Desde 2021, el mundo ha registrado más de 700 mil muertes relacionadas con conflictos armados. Esta estabilización en niveles altos de violencia coincide con un escenario de conflictos más prolongados, más fragmentados y más difíciles de resolver.
Frente a un panorama de conflictos fragmentados y prolongados, el informe señala un reto cada vez más evidente: “los marcos institucionales actuales, diseñados en otro contexto histórico, enfrentan crecientes dificultades para responder con eficacia”. El desafío no es sólo contener la violencia, sino entender su nueva configuración. (EL HERALDO)
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