“Bien sabe el asno…”
Mi abuela y su vecina se reunían en la sala de la casa a tejer, más bien mi abuela tejía y le enseñaba nuevas puntadas a «Doña Tencha», como la conocíamos nosotros. Recuerdo verlas, frente a frente, con los lentes puestos a mitad de la nariz y mirando atentamente el gancho una de la otra, mientras mi abuela le iba indicando cuántos macizos, cuántas cadenas y otras puntadas para así completar la toallita que le había gustado a la vecina. -Ay Carmelita,- decía doña Tencha, -usted sí le sabe-. Mi abuela, con un aire orgulloso respondía, «pues ya tanto año de tejer». Al mirar que la escena se repetía constantemente, le pregunté a mi abuela porqué doña Tencha la buscaba para hacer sus tejidos, mi abuela respondió, mijita «bien sabe el asno, en qué casa rebuznar» mientras seguía un patrón de tejido en una nueva revista.
En Córdoba Veracruz una menor de edad grabó el momento en que era acosada por un sujeto a quien más tarde se identificaría gracias a los videos de la menor como Arturo “N”. Este sujeto además de acorralarla en unas escaleras comenzó a cuestionarle su edad y cuando la menor le preguntó ¿para qué quería saber? o ¿qué quería? él contestó «casarme contigo». La menor expresó que no quería, que no lo conocía y le pidió que se fuera. -«¿Ya se puede ir?»- expreso con voz temblorosa, a lo que el sujeto le contestó que lo dejara hacer algo de «maldad», la menor empezó a llorar y el sujeto se alejó unos cuantos escalones para posteriormente exponer sus genitales y realizarse tocamientos frente a la niña.
En Monclova, Coahuila Maurilio García Camarillo , atropelló de manera internacional a su ex pareja Wendy Lizeth, mientras ella celebraba su cumpleaños. Familiares de la víctima señalan que Maurilio cuenta con antecedentes de violencia y exigen a las autoridades su pronta detención, ya que consideran que este acto fué premeditado. El intento de feminicidio quedó grabado en cámaras de seguridad y el video fue rápidamente difundido por medios de comunicación y usuarios de redes sociales.
Ambos casos fueron videograbados, ambos ampliamente difundidos y en ambos, la sociedad revictimiza a las agredidas.
En el primer caso, muchos se preguntan porqué la menor no se alejó, ignorando completamente que se encontraba acorralada en unas escaleras y no tenía otra salida mas que la que estaba bloqueando Arturo N. Hay quiénes afirman que la niña “le siguió el juego” por entablar conversación con el agresor y otros más que cuestionan porqué la víctima no gritó. En el caso de Wendy, hay quiénes afirman que Maurilio sólo hizo lo que otros hombres no se atreven a hacer ante la traición de su pareja, asumiendo que Wendy le fue infiel y, peor aún, confesando sus deseos feminicidas. Esta parte me aterra, cuántos hombres comentando que eso se merecía y que hizo justicia, sin importarles que no existe una sanción para la infidelidad, pero sí para las lesiones dolosas y el feminicidio en grado de tentativa. Ahora, si aplicamos la misma lógica de sus comentarios, ¿cuántos hombres atropellados por sus parejas habría al día de hoy?
Cómo diría mi abuela “bien sabe el asno, en qué casa rebuznar” tanto Arturo “N”, como Maurilio García sabían que tenían una ventaja con la víctima y se aprovecharon de ella. Arturo vió a una menor sola de la cual podía aprovecharse, pero al verla llorando supo que si la presionaba más ella podía gritar o tratar de defenderse, por eso no se acercó más, pero como todo carroñero, se alejó lo suficiente de la presa para observar el entorno mientras exponía sus genitales, pues la posición que adoptó en ese momento era estratégica para observar si alguien más venía y para lograr escapar o impedir que la víctima escapara. Arturo “N” siempre tuvo el control de los accesos, por lo cual, el acto más valiente de la pequeña fue aguantar mientras obtenía la evidencia para, más tarde, hacer la denuncia y atrapar a su agresor. Hoy Arturo “N” se encuentra bajo la custodia de las autoridades, gracias a la valentía de esa niña y a qué sus padres se movilizaron, localizaron al agresor y lo entregaron a las autoridades correspondientes. Eso es hacer justicia, no atropellarlo, amenazarlo o actuar de cualquier otro modo en su contra.
Maurilio, quién además cuenta con antecedentes de violencia contra Wendy, tomó la ventaja de su auto. Condujo a alta velocidad, de reversa, y no se detuvo hasta estrellar a su víctima contra una reja metálica, después, se dio a la fuga de manera cobarde. Eso no fue justicia, de ninguna manera, eso fueron los rebuznidos del machismo que impera en nuestra sociedad, ese que le ha dicho a los hombres que las mujeres somos objetos para poseer y desechar.
Sobre los comentarios crueles, revictimizantes, ofensivos y violentos vertidos en ambos videos solo puedo decir, cómo diría mi abuela “bien sabe el asno, en qué casa rebuznar”, esperando que este espacio de opinión sirva para hacer consciencia, deconstruirnos y dejar de hablar desde la ignorancia y el privilegio de quiénes no se han enfrentado a las consecuencias del machismo… hasta ahora.



