Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.
¿Quieres un consejo? Lecciones de resiliencia y estrategia financiera
Por: Lic. Ana Isabel Gaytán García
En tiempos de incertidumbre económica, la historia ofrece valiosas enseñanzas. Una de las más reveladoras proviene del pueblo judío, cuya trayectoria financiera ha sido moldeada por la adversidad y la adaptabilidad. Analizar su evolución y principios nos brinda una perspectiva enriquecedora para enfrentar nuestras propias crisis económicas.
Históricamente, los judíos se vieron excluidos de muchas profesiones debido a restricciones religiosas y sociales. Ante esta marginación, encontraron en el comercio y, posteriormente, en las finanzas, una vía para subsistir y prosperar. Esta adaptación no fue producto de la casualidad, sino de una estrategia consciente de diversificación y prudencia. Esta situación les permitió acumular riqueza y establecer redes comerciales que abarcaron desde el norte de África hasta Europa del Este. En ciudades italianas como Bolonia y Venecia, los judíos se dedicaron al comercio ambulante, aprovechando su habilidad para leer, escribir y realizar cálculos, habilidades que les eran inculcadas desde pequeños.
Con la expansión del mercantilismo en Europa, los Estados comenzaron a reconocer el valor del comercio como motor económico. Sin embargo, en lugar de integrarlos, impusieron restricciones que les prohibían participar en el comercio. Ante esta adversidad, los judíos se adaptaron incursionando en la banca y las finanzas, ofreciendo préstamos bajo la premisa de cobrar intereses en el futuro.
Aunque poseían considerables recursos, su posición seguía siendo vulnerable debido a la discriminación y persecución. A pesar de ello, desarrollaron una notable expertise en los negocios y las finanzas, convirtiéndose en actores clave en la economía
Principios financieros judíos aplicables hoy
- Educación financiera desde temprana edad: La tradición judía enfatiza la importancia del conocimiento financiero. Desde jóvenes, se enseña a gestionar el dinero, comprender lo esencial que es hacer presupuestos y conocer la diferencia entre activos y pasivos, la importancia del ahorro. Instituciones como la CONDUSEF en México ofrecen recursos gratuitos para fortalecer esta educación. El conocimiento es poder y ellos lo saben, el 40% de los premios nobel de economía los han ganado judíos.
- La regla de los tres tercios: Un principio fundamental es la diversificación. Tradicionalmente, se aconseja dividir los recursos en tres partes: un tercio en bienes raíces, otro en negocios y el último en efectivo disponible. Esta estrategia busca equilibrar seguridad, rentabilidad y liquidez, adaptándose a las oportunidades y riesgos del entorno. Sí quieres comenzar a ahorrar investiga en que instituciones puedes hacerlo para generar rendimientos y a que plazos.
En cuanto a su enfoque de dividir sus ingresos lo hacen así: 10% diezmo, donaciones, caridad; 20% ahorro, sueldo para uno mismo; 20% inversiones y crecimiento personal, educación; 50% gastos cotidianos, cubriendo necesidades básicas.
- Vivir por debajo de tus medios: La prudencia en el gasto es esencial. Evitar el endeudamiento innecesario y controlar los gastos cotidianos permite mantener estabilidad financiera. La filosofía judía rechaza el consumo impulsivo y promueve la planificación a largo plazo.
- Paciencia, disciplina y emprendimiento: La creación de riqueza requiere tiempo y esfuerzo. La tradición judía valora la paciencia y la disciplina en los negocios, así como la iniciativa de emprender. Trabaja para ti y aprende el arte de vender.
Reflexión final: la esperanza como motor
Una parábola judía ilustra poderosamente este enfoque: «Había una habitación con cuatro velas encendidas. Una de ellas dijo: ‘Yo soy la paz, pero como en el mundo hay tanta guerra, me apago’. La segunda dijo: ‘Yo soy la fe, pero como hoy ya nadie parece fiarse de nadie, me apago también’. La tercera dijo: ‘Yo soy la caridad, pero aquí todo el mundo es egoísta, me apago’. Entonces entró un niño, llorando por el miedo a la oscuridad. La vela que quedaba encendida le dijo: ‘No te preocupes, pequeño, yo soy la esperanza. Mientras yo arda, siempre habrá luz'».
En momentos de crisis, la esperanza es el faro que guía nuestras acciones. Adoptar los principios de educación financiera, diversificación, prudencia y emprendimiento no solo fortalece nuestra economía personal, sino que también nos permite contribuir al bienestar colectivo. La historia del pueblo judío nos enseña que, incluso en las circunstancias más adversas, la resiliencia y la estrategia financiera pueden transformar la crisis en una oportunidad de crecimiento y superación.




